El vigilador del country donde vive la llamó ayer a las 2 de la madrugada para avisarle que tenía un sobre para entregarle. Era urgente, le avisó cuando preguntó si era necesario que se lo trajera a esa hora. El hombre tocó el timbre y ella lo atendió por la ventana, en ese momento el vigilador sacó su revólver calibre 32. “Ahí abrió la puerta, la llevó a la pieza y le empezó a gritar: ‘Dame la plata, dame la plata’”, relató el esposo, quien dice que su mujer, como no podía creer lo que estaba ocurriendo, le decía al guardia: “¡Pero vos sos de seguridad!”. Una vez que la mujer le entregó el dinero, le exigió que se desvistiera.

“Me sacó el reloj. Me empezó a pegar, me agarró de los pelos y me tiró sobre la cama. Me dijo que me sacara la ropa y yo me negué”, contó la mujer, que vive en el Club de Campo Grand Bell, ubicado en la calle 11 y 145 de la localidad de City Bell, a 8 kilómetros de la ciudad de La Plata. Y comenzaron a pelear. El vigilador trabaja para la empresa Codecop. Ante la negativa, este hombre de 30 años la arrastró hasta la cocina donde tomó un cuchillo tramontina. “Después me volvió a llevar a la pieza. Me tiró en la cama. Me siguió pegando. Agarró una almohada y me la puso en la cara, sin dejarme respirar. Entonces me desesperé y empecé a forcejear para tratar de sacarle el arma”, contó la víctima, quien también tendría 30 años.

“Como no me quedaba quieta, me estiró el brazo y me cortó a la altura de la muñeca”, agregó la mujer, que mostraba un vendaje que le cubría todo el antebrazo derecho hasta la mano. Una hija de la víctima, de seis años, se despertó por los gritos de su madre y apareció en escena. “Cuando la nena vio que me pegaba la cabeza contra el piso, me quiso defender y se tiró encima de él, que la empuja. En ese momento me levanté y me puse a pelear con él hasta que se fue corriendo”, agregó la mujer.

En ese momento, según relataron fuentes policiales, al guardia le sonó la alarma del handy y decidió escapar con un reloj, una cadenita y 15.000 pesos que le robó a la víctima. Regresó a su puesto y continuó trabajando con su uniforme como si nada hubiese ocurrido. La mujer llamó a la policía y el agresor fue detenido por personal de la comisaría de City Bell, que envió tres patrulleros. Lo encontraron debajo de una pérgola, con la mirada perdida y sin los objetos de valor ni el dinero que habría robado a la dueña de la casa.

Un jefe policial afirmó que los efectivos le secuestraron el revólver con el que supuestamente amenazó a su víctima y su uniforme, el cual se hallaba manchado con sangre. Ese dato también fue confirmado por el marido de la mujer atacada, quien dijo que el guardia había entrado con su vestimenta habitual y que la sangre estaba en una campera. El hombre adelantó que demandará a la empresa de seguridad Codecop, cuyos directivos estuvieron ayer en el country. Había empezado a trabajar hacía solo seis meses en esa empresa.