SOCIEDAD › EL RARISIMO ALLANAMIENTO EN GENERAL RODRIGUEZ Y LAS ACUSACIONES A FAGGIONATTO MARQUEZ
Un cabo, un agente y un policía retirado entran en un galpón vigilado por la Federal, en un supuesto allanamiento. Los federales entran atrás y los encuentran conversando con dos mexicanos. El juez manda una orden de allanamiento más tarde. ¿Lo engañaron? ¿Es cómplice? Los detalles de un caso que va rumbo a la Magistratura.
› Por Raúl Kollmann
El Consejo de la Magistratura tratará el jueves próximo la citación del juez Federico Faggionatto Márquez, el que investiga la ruta de la efedrina. El punto de partida fue un más que extraño allanamiento a un galpón donde se encontraron 750 kilos de cocaína. En realidad, el allanamiento no fue tal, porque los tres policías bonaerenses que lo protagonizaron no llevaban orden de allanamiento, testigos, máquina de escribir, computadora, ni siquiera un papel para hacer las actuaciones. Encima, cuando la Policía Federal ingresó al lugar, los dos mexicanos que custodiaban la cocaína no estaban esposados ni contra una pared: hablaban con los bonaerenses. Lo que vincula a Faggionatto con el caso es que tardíamente libró una orden, ni siquiera de allanamiento sino de vigilancia, con la que se intentan blanquear los policías sospechados de estar haciendo un arreglo con los narcos. En la causa judicial que se instruye en Tres de Febrero está constatado que cuando desde el juzgado de Faggionato avisaron que iban a hacer un allanamiento en una jurisdicción que no era la propia –mucho después de las 13–, los policías hacía rato que estaban adentro y ya habían sido sorprendidos por la Federal.
La sospecha sobre el galpón de San Miguel es que hubo una reunión entre bonaerenses y narcos para negociar dinero a cambio de no secuestrar el embarque. Es que el supuesto allanamiento fue hecho por un retirado, el conocido comisario de General Rodríguez, Alberto “El Patón” Medina, un teniente primero –grado equivalente al de cabo– de apellido Ocampo y un agente de apellido Portillo.
¿Qué hacía un retirado en un allanamiento? La explicación resultó insólita. Como el teniente Ocampo no tenía auto, le preguntó al Patón Medina si lo llevaba. El Patón le dijo: “Vení, te llevo” (sic), según consta en el expediente judicial. Es decir, que se hizo el allanamiento en un lugar donde había 750 kilos de cocaína, un grupo de mexicanos tal vez vinculados al Cartel de Sinaloa, la expectativa razonable de un tiroteo, con un auto prestado, un retirado, un cabo y un agente.
El galpón estaba siendo vigilado por la Policía Federal a raíz de una orden del juez federal de Tres de Febrero, Juan Manuel Culotta. Los efectivos vieron llegar a los tres bonaerenses, bajarse del auto particular, ponerse unas pecheras e ingresar al galpón. A raíz de ello consultaron con el juez, quien les ordenó ingresar. Adentro encontraron a los mexicanos sentados a una mesa, sin esposar, y a los bonaerenses sin orden de allanamiento y sin ningún elemento para hacer un acta.
De acuerdo con la versión que el juez Faggionato Márquez le dio a este diario, él libró una orden de allanamiento a raíz de que el jefe de Narcotráfico de Zárate-Campana, Honorio Rodríguez, conocido como un cercano colaborador del magistrado, le avisó que hubo trabajos de inteligencia en ese galpón y que debía procederse al allanamiento. Faggiona-tto afirma que le tomó declaración a Honorio Rodríguez, se comunicó luego con el Juzgado de Tres de Febrero para avisar del allanamiento y más tarde envió, a través de Honorio Rodríguez, la orden de allanamiento original.
La versión de Faggionato no coincide con lo que consta en el expediente:
- La llamada del juez, según figura por un informe actuarial del secretario del juzgado, fue después de las 13.20 cuando ya todo había ocurrido, es decir los tres curiosos bonaerenses habían entrado al galpón y ya habían sido sorprendidos in fraganti por los Federales.
- El jefe de Narcotráfico, Honorio Rodríguez, declaró bajo juramento que desconocía qué información tenían los tres bonaerenses porque él no tenía ninguna relación con ellos. Los dos en actividad –afirmó Rodríguez– trabajaban para el Ministerio de Seguridad bonaerense. Esto le da un toque dudoso a todo el cuadro: Faggionato supuestamente firma una orden sobre la base de un dato de Inteligencia que no avala ni el jefe de Narcotráfico, hombre de su confianza. Debe tenerse en cuenta que datos como esos aparecen centenares en cada causa judicial y los jueces son más que cuidadosos de dar órdenes de allanamiento que significan la irrupción en domicilios particulares. En general, se allana cuando hay indicios importantes, no sólo un dato.
- Faggionatto le dijo a PáginaI12 que de ninguna manera un secretario suyo firmó ninguna orden de allanamiento. En el expediente figura un fax en el que un secretario del Juzgado de Zárate-Campana firma la orden de allanamiento una hora después de producido el escándalo.
- Recién dos horas más tarde aparece una orden de allanamiento original, firmada por Faggionato. El magistrado argumenta que la llevó Honorio Rodríguez y que ése es el tiempo que se tarda desde Zárate-Campana a San Miguel.
Con este cuadro de hechos y argumentaciones, quedan dos hipótesis en pie:
- La primera es que el juez fue engañado por su íntimo colaborador, el jefe de Narcotráfico de Zárate-Campana, Honorio Rodríguez. Le pidió una orden de allanamiento cuando los policías bonaerenses ya estaban dentro del galpón y habían sido sorprendidos conversando con los mexicanos. En ese caso, Honorio Rodríguez fue el aval de esa operación trucha, llevada adelante por un retirado, un cabo y un agente, sin papeles ni ningún elemento para documentar el procedimiento.
- La segunda hipótesis es que el juez y su policía preferido, Honorio Rodríguez, blanquearon la operación una vez que se produjo el escándalo. Por eso la orden de allanamiento fue tardía.
El gran interrogante es para quién trabajaban el comisario retirado El Patón Medina, el teniente Ocampo y el agente Portillo. Faggionatto dice que no los vio en su vida, que no los conoce y no tiene nada que ver con ellos. El comisario Honorio Rodríguez sostiene que no trabajan con él y que en realidad están a las órdenes del Ministerio de Seguridad de La Plata. En La Plata dicen que los tres, Medina, Ocampo y Portillo, son de General Rodríguez, donde aparecieron los cadáveres del Triple Crimen. Que por esa razón los dos efectivos que están en actividad, Ocampo y Portillo, fueron asignados en comisión a la investigación del asesinato de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina y que, en ese marco, están vinculados con Faggionato. El juez lo niega. Del Pata Medina, el verdadero líder del trío, nadie se hace cargo. La viuda de Damián Ferrón afirma que no trabaja para ella, que cuando fue a General Rodríguez se le presentó el Pata Medina y le propuso ayudarla, pero que no existe vínculo ni pago de ninguna naturaleza. El abogado de la viuda, Miguel Angel Pierri, también insiste en que el Pata Medina no trabaja para él: “En mi estudio sólo investigan un oficial policial retirado y un ex hombre de la SIDE. No hay relación con el Pata Medina”.
Como adelantó PáginaI12 en exclusiva, los tres policías que participaron del dudosísimo allanamiento serán citados a prestar declaración indagatoria por el juez Culotta y el fiscal Jorge Sica. Es difícil que puedan justificar que hicieron un allanamiento supuestamente muy delicado sin refuerzos y sin papeles. Se les imputará incumplimiento de los deberes de funcionario público y violación de domicilio. Pero también el juez tendrá que explicar cómo ocurrieron las cosas en el Consejo de la Magistratura. Seguramente le preguntará por qué recién se comunicó con el juzgado de la zona cuando ya el escándalo se había desatado y cómo es que libró una orden de allanamiento sobre la base de un solo dato y después de que los federales hubieran sorprendido a los bonaerenses.
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