Sáb 28.02.2009

SOCIEDAD  › PRIMER DíA DE CONTRACARRIL EN PUEYRREDóN CON ALGUNAS PROTESTAS DE VECINOS

Una avenida de ida y vuelta

En la inauguración de la doble mano, no hubo embotellamientos ni demoras. Un incidente durante la mañana y una protesta por la tarde redujeron parcialmente un contracarril. Los vecinos apelarán a la Justicia el rechazo a una medida cautelar.

› Por Soledad Vallejos

Un grupo de vecinos demostraron en el atardecer de ayer su oposición a los dos contracarriles, en sentido sur-norte, implementados en la avenida Pueyrredón. “¡No a la doble mano!”, clamaba uno de los manifestantes por altavoz, y los demás coreaban “¡no!, ¡no!, ¡no!”, mientras canales de noticias, oficiales de policía y de control de tránsito desempeñaban sus funciones en torno de la concentración que, por al menos 15 minutos, logró inutilizar los dos carriles recién estrenados. Por la mañana, apenas se inauguró el contracarril, hubo una escaramuza a la altura de Juncal, sin mayores consecuencias. El subsecretario de Tránsito porteño, Jorge Norberto, evaluó como “muy positivo” el resultado del primer día de funcionamiento de los nuevos contracarriles y anticipó que habrá ajustes en semáforos para hacer más fluida la circulación. La verdadera prueba será el lunes, con el fin de las vacaciones y el comienzo de las clases.

La protesta vecinal había sido convocada para las siete de la tarde en French y Pueyrredón, pero mientras se acercaba el momento de la cita, la concentración parecía un evento lejano. A unas cuadras, en la esquina de la avenida de la discordia y Santa Fe, Gabriel, el agente de Control de Tránsito designado para la agotadora tarea de hacer cumplir los nuevos sentidos de la circulación, moderaba la relación entre vehículos y peatones a silbatazo limpio. “Recibí bastantes consultas desde que empezó mi turno: dónde paraban ahora los colectivos, qué líneas habían cambiado el recorrido, si había un horario exclusivo, si se puede parar en las puertas de las clínicas (en cinco cuadras hay tres: el Sanatorio Anchorena, el Hospital Alemán y la Maternidad Suizo Argentina)”.

Ayer, ir de Córdoba hasta Las Heras en hora pico no llevó más de 10 minutos; algo similar –asombrosamente, teniendo en cuenta las líneas de colectivos que se dirigen a plaza Once– ocurrió en sentido inverso. Por la calle Azcuénaga, la circulación de autos fue levemente más intensa que otros días. De las quince cuadras que abarca el cambio, sólo los vecinos de las que se encuentran entre Santa Fe y Las Heras manifestaron malestar; en lo que va de Córdoba a Santa Fe, al menos, Página/12 no dio con ningún vecino disconforme. Los comerciantes consultados se manifestaron a favor, porque, como explicó Cristian detrás del mostrador de un maxikiosco, “más circulación trae más gente al local”.

Cerca de las siete y media de la tarde, el clima en French y Pueyrredón comenzaba, aunque perezosamente, a caldearse. Quizás ayudaran los tres móviles de televisión, que habían dispuesto cámaras y cronistas a la vera de lo que parecían anticipar como batalla. La cantidad de efectivos apostados frente a los comercios cercanos parecía pronosticar, también, un enfrentamiento, mientras las mesas de un bar se poblaban de personas que pedían cervezas y las disfrutaban con vista a la manifestación.

Marta, vecina de la zona que suele recurrir al transporte público que pasa por Pueyrredón, enumeraba los motivos de su oposición al cambio. “Las motos de los deliveries van a cualquier velocidad y hasta en contramano sin que la policía les diga nada. La inseguridad vial acá es alarmante y nunca nadie hace nada. No quiero imaginar lo que va a ser ahora con la doble mano.” Mónica insistía en el peligro que el nuevo modo de tránsito puede significar para los alumnos de las 19 escuelas cercanas. Nelson Durisotti, de la asociación Amigos de Avenida Pueyrredón y uno de los vecinos que firmaron el pedido de una medida cautelar ante la Justicia porteña –que fue denegado y será apelado–, insistió en reclamar que la medida se revea, por motivos de seguridad y costumbres del barrio. “Hacer estas cosas, como los parquímetros que pusieron en Anchorena y tuvieron que sacar porque la van a cambiar de sentido y no puede haber ahí estacionamiento tarifado, demuestra que no hay coherencia en la gestión. Macri ganó las elecciones diciendo que iba a consultar a los vecinos. Acá el 90 por ciento le creyó y lo votó, pero para hacer esto no consultó a nadie.”

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