SOCIEDAD › ES UNO DE LOS DIECINUEVE SACERDOTES QUE DENUNCIó LA IMPUNIDAD DE LOS NARCOTRAFICANTES
La existencia de la amenaza fue revelada por el cardenal Bergoglio y ratificada por varios sacerdotes que trabajan en villas de emergencia porteñas. Los religiosos habían denunciado que en las villas la droga “está despenalizada de hecho”.
› Por Carlos Rodríguez
Uno de los diecinueve curas que integran el Equipo de Sacerdotes católicos para las villas de emergencia fue amenazado de muerte por personeros del narcotráfico, según confirmaron a Página/12 varios de los religiosos que integran el grupo. Todos pidieron mantener en reserva el nombre del cura amenazado “al menos por ahora y por razones de seguridad”. La noticia había sido anticipada por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, durante una misa realizada ayer en las escalinatas de la Catedral metropolitana. La amenaza se produjo después de que los sacerdotes expresaran en un documento, difundido el viernes 3 de abril, que la droga “está despenalizada de hecho” en las villas y que el problema central, en la materia, “no es la villa” como afirma “la prensa amarilla”, sino “el narcotráfico”. Al denunciar lo ocurrido, Bergoglio sostuvo que este tipo de amenazas “no son chaucha y palito, porque no sabemos en qué pueden terminar”. El arzobispo señaló como posibles autores de la intimidación a los narcotraficantes, a quienes identificó como “poderosos mercaderes de las tinieblas”.
Al tomar conocimiento de la denuncia que hizo el cardenal primado de la Argentina, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, dijo que no estaba asombrado por el hecho: “Nos van a seguir amenazando, no sólo a los curas, sino a todos los funcionarios que estamos trabajando en el tema, sólo que nosotros no lo hacemos público”.
Fuentes de la Iglesia confirmaron que fue una “amenaza de muerte”, pero eludieron precisar si fue realizada en forma personal o telefónica, aunque se sabe que estuvo dirigida a uno de los curas en particular. La denuncia por el hecho fue realizada por el amenazado, a quien acompañó un obispo auxiliar, “en la comisaría correspondiente al barrio” donde ocurrió. “Al sacerdote le dijeron: ‘Tu vida corre peligro, callate’”, comentó una fuente consultada por este diario.
Ayer, en la misa anual por la educación, Bergoglio dijo que no se tiene idea sobre “lo grave de la propuesta tenebrosa de las drogas, esa corrupción que se reparte incluso en la esquina de las escuelas”. Fue allí que dijo que “estas tinieblas son tan poderosas” que el lunes fue amenazado “uno de los sacerdotes firmantes” del comunicado dado a conocer por los curas villeros el viernes 3 de abril.
“Sabemos que estas amenazas no son chaucha y palito. No sabemos en qué van a terminar, pero vos hablás, denunciás una amenaza, que es ofrecida por los mercaderes de las tinieblas en las puertas mismas de los lugares donde están los chicos, y te viene la amenaza.”
“El de la droga es un gravísimo problema. Esto no es una cuestión de estos sacerdotes, sino de todos. Es cuestión mía y de todos los obispos auxiliares que apoyamos esa declaración. Tenemos que defender la cría, perdón por la palabra, porque a veces este mundo de las tinieblas nos hace olvidar de ese instinto de defender la cría”, dijo Bergoglio al hablar ante estudiantes, docentes y padres de los colegios porteños.
“Es verdad lo que dijo el cardenal Bergoglio. Hubo una amenaza contra uno de los 19 curas que trabajamos en las villas. No vamos a decir mucho más sobre el tema porque no queremos exponer más a nuestro compañero. No se olviden que todos nosotros vivimos en la villa”, explicó a este diario uno de los curas que trabajan en los barrios porteños. “De todas maneras –agregó–, nosotros vamos a seguir actuando y trabajando en los barrios, en forma normal.” Ayer Página/12 llamó y habló con varios de los curas villeros. En cada parroquia, los llamados fueron respondidos luego de sortear una serie de preguntas, lo que reflejaba el temor y la precaución por el tono que tuvieron las amenazas.
Los curas villeros, en su declaración del viernes 3, denunciaron que “la mayoría de los que se enriquecen con el narcotráfico no viven en las villas, en estos barrios donde se corta la luz, donde una ambulancia tarda en entrar, donde es común ver cloacas rebalsadas. Otra cosa distinta es que el espacio de la villa –como ‘zona liberada’– resulte funcional a esta situación”. Los sacerdotes sostuvieron que “la vida para los jóvenes de nuestros barrios se fue tornando cada vez más difícil hasta convertirse en las primeras víctimas de esta despenalización de hecho”.
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