Lun 11.11.2002

SOCIEDAD  › NIGERIA PROMETE QUE NO LAPIDARA A AMINA LAWAL

El poder de las pasarelas

Tras el boicot de diez países al concurso Miss Mundo por la condena de una mujer por adulterio, el gobierno dio marcha atrás.

No alcanzó con la presión de las Organizaciones No Gubernamentales del mundo entero. No fue suficiente con una campaña de Amnistía Internacional, ni con la presión de varios países europeos. No hubo manera de hacer cambiar de opinión al gobierno nigeriano sobre la condena a lapidación de Amina Lawal. Lo único que terminó por torcer el brazo de la voluntad islámica de apedrearla hasta la muerte por adulterio fue la posibilidad de que se les arruine el concurso de Miss Mundo, que como una fuerte paradoja este año será en la capital de Nigeria. El ministro Dubem Onyia emitió ayer un comunicado en el que el Estado de su país se compromete a respetar los derechos constitucionales de Nawal: “Nadie en Nigeria debe ser condenado a morir por lapidación”, se lee en el compromiso que aún no se sabe si hará cambiar de opinión a las misses rebeldes.
Diez candidatas a Miss Mundo le dijeron que no a la ley de la sharía, término que en árabe significa “lo que está prescripto”. Suiza, Francia, Bélgica, Dinamarca, Noruega, España, Canadá, Togo, Costa de Marfil y Kenia ya se habían sumado al boicot que como un intento más de frenar la ejecución de Amina propiciaron incluso algunos parlamentos como el español. En Argentina, el Gobierno recomendó a los organizadores del concurso abstenerse de enviar a la representante.
Como Miss Mundo 2001 es una joven nigeriana, el certamen de belleza este año es el 7 de diciembre en Abuja, la capital de Nigeria. El concurso estaba en riesgo de ser suspendido a raíz de los rechazos planteados por el caso de Nawal hasta que este fin de semana el gobierno decidió intervenir en el asunto, algo que se había negado a hacer sistemáticamente desde que en agosto un tribunal islámico rechazó la apelación interpuesta por la mujer. Así, el ministro Onyia prometió que la administración del presidente Olusegun Obasanjo hará valer los derechos que Amina posee de acuerdo a la Constitución.
Amina Nawal es una mujer de 31 años y tres hijos. El tercero de ellos, apenas un bebé, es para la Justicia del estado del norte de Nigeria en el que viven la prueba de su crimen. Y su crimen, ante los ojos de la religión musulmana, es de los peores: mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Amina tuvo una vida difícil y pobre, como la de la inmensa mayoría de las mujeres africanas. A los 14 años se casó por primera vez. Pero se divorció a los 26. De esa pareja tuvo dos hijos. Volvió a casarse en setiembre de 1999, pero a los diez meses se separó nuevamente. El tercer hombre de su vida fue un primo lejano de este último marido: Yahaya Mohamed. La cortejó desde noviembre de 2000, pero con toda la familia Yahaya en contra, de manera que nunca llegaron a casarse. Amina fue llevada ante un tribunal de la sharía en Bakori. Y sin saber las consecuencias de sus palabras admitió haber tenido sexo con él.
Esa historia de desengaños terminó con Yahara negando todo ante los jueces, que finalmente lo exoneraron. Pero como Amina había tenido una niña fuera del matrimonio, para los jueces resultó evidente que había pecado, quebrantado el mandato del Corán, y por lo tanto la condenaron a morir enterrada en la tierra hasta las axilas para que no pueda defenderse de las piedras. El documento que intenta recuperar el concurso de Miss Mundo promete no permitir el asesinato de Amina. “No será víctima de una violación de la ley”, dijo el ministro que lo escribió, aunque antes el presidente de Nigeria había dicho que no tenía autoridad para oponerse a una corte islámica.

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