La Iglesia Católica norteamericana planea no ser tan dura con sus curas pedófilos. La Conferencia Episcopal de Estados Unidos se reúne hoy para analizar nuevas reglas, más suavizadas, que regirán para los sacerdotes acusados de abusos sexuales.
Una comisión especial integrada por sacerdotes de ese país y enviados del Vaticano dictaminó que los clérigos acusados no pueden ser suspendidos permanentemente de las funciones pastorales, a menos que sean condenados por un tribunal eclesiástico.
La Iglesia Católica espera dejar atrás el escándalo por los numerosos casos de abusos sexuales denunciados durante el año pasado, pero muchas de las víctimas han criticado el ablande de las penas.
Desde 2001, numerosos sacerdotes católicos en Estados Unidos han sido acusados de abusos sexuales, con denuncias presentadas por incidentes que en algunos casos supuestamente ocurrieron hace varias décadas. Al menos 325 sacerdotes fueron este año apartados de sus puestos o renunciaron en relación con denuncias de abusos sexuales.
Las denuncias han causado malestar entre los católicos después de que se demostrara que en varias ocasiones los obispos protegieron a los sacerdotes infractores, trasladándolos de unas parroquias a otras sin advertir sobre sus antecedentes ni restringir su trabajo con menores de edad. Hace cuatro meses, la Conferencia Episcopal aprobó reglas estrictas como respuesta al escándalo, como la suspensión permanente del sacerdocio de cualquier clérigo que hubiera abusado sexualmente de un menor de edad, sin consideración del tiempo transcurrido desde el hecho. Esa norma es la que esta semana piensan ablandar las autoridades eclesiásticas.