Al desconcierto climático se le sumaron ayer las consecuencias típicas de la abundante lluvia en las zonas más pobres del conurbano: 500 personas habían sido evacuadas hasta anoche en Gregorio de Laferrère y González Catán por el desborde del río Matanza. Los porteños soportaron ayer una temperatura de diez grados que hizo reaparecer la ropa de invierno, y encender otra vez las estufas.
Por suerte, los pronosticadores del Servicio Metereológico Nacional aseguran que fue sólo un descenso de la temperatura producto de la formación de un centro de baja presión en el norte de la provincia de Buenos Aires y no una ola de frío.
Ese mismo centro de baja presión soliviantó a los vientos que produjeron en Belgrano y Villa Urquiza la caída de carteles y ramas, según informó ayer la Dirección de Defensa Civil de la ciudad. En la provincia de Buenos Aires también desbordó el río Dupuy, que junto al Matanza causaron la inundación de los ribereños que anoche tuvieron que dormir en escuelas de la zona.
El SMN descartó ayer que se intensificaran las lluvias. “Estos cambios medio abruptos son una de las características de la primavera, que es la transición del invierno al verano, y por lo tanto podemos pasar de temperaturas agradables a temperaturas más invernales”, informaron.