SOCIEDAD › LA CONDENA SE PRODUJO A SóLO TRES MESES DEL HECHO
La pareja que confesó haber matado al policía Aldo Garrido durante un asalto, en San Isidro, fue condenada ayer a prisión perpetua, según lo dispuso el tribunal oral que llevó adelante el juicio, a sólo tres meses del homicidio. El ministro de Justicia bonaerense, Ricardo Casal, calificó de “ejemplar” el fallo por la celeridad de la resolución y afirmó que esta sentencia será un mensaje para los delincuentes, “para hacerles saber que resulta incomprensible que para un robo menor utilicen armas de fuego letales y que es intolerante que lo hagan sobre un policía que cuida a toda la ciudadanía”. El tribunal también ordenó abrir una investigación para probar si Luque sufrió apremios ilegales, según denunció el acusado en su declaración.
Ernesto Daniel Luque, de 29 años, y Débora Gisella Acuña, de 30, quien está embarazada, escucharon la sentencia ya sabiendo que iban a ir a la cárcel porque ellos mismos habían confesado cómo mataron al policía, el pasado 17 de febrero.
Los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 5 de San Isidro, Mario Kohan, Raúl Neu y Ariel Introzzi Truglia, sólo debían anunciarles a los acusados cuál sería la pena que tendrían que cumplir en prisión, ya que en la última audiencia, la semana pasada, habían adelantado que los consideraban culpables.
Todas las partes descontaban que la condena sería a prisión perpetua.
El fiscal Diego Callegari, quien encabezó el grupo de fiscales de San Isidro que investigó el hecho, los imputó por homicidio doblemente calificado por “criminis causa” –matar para lograr la impunidad–, y por tratarse la víctima de un miembro de una fuerza de seguridad.
Al salir del tribunal, Marta Barberis, la viuda del policía, dijo que se sentía “reconforme” con el fallo. Afuera de los tribunales se había congregado un grupo de vecinos y comerciantes a la espera del veredicto y apenas se enteraron de la sentencia los manifestantes comenzaron a aplaudir y a gritar “justicia, justicia”, mientras intentaban abrazar a la viuda del policía.
Según el fallo, “la violencia ejercida resultó una actitud cruel y de fiereza innecesaria, advertida en la circunstancia de que Acuña disparó con Garrido ya caído, demostrando una frialdad en la ejecución del hecho que hiela la sangre”.
Garrido, de 61 años, fue asesinado el 17 de febrero último cuando recorría la zona comercial de San Isidro y advirtió una situación sospechosa en un negocio de ropa. Entró al local y recibió dos disparos que le efectuó Luque, a la altura del abdomen. El policía cayó, y mientras estaba arrodillado la mujer le quitó su arma y lo remató de dos balazos.
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