La defensa de Raúl Villarreal, el colaborador del empresario Omar Chabán en Cromañón, afirmó ayer que el acusado “no tuvo nada que ver” en la tragedia en la que fallecieron 194 personas e insistió en la falta de poder de decisión de este colaborador en las disposiciones que se tomaban. “Ni siquiera cambiaba una lamparita”, dijo en su alegato el abogado penalista Albino Stefanuolo al mencionar las modificaciones hechas en el local, como la clausura de la puerta de emergencia. Además, expresó que Villarreal lleva “una carga injusta que no puede soportar”, ya que “nadie se podía imaginar que algo así iba a ocurrir”.

Stefanuolo afirmó que su cliente siente “profundo malestar” cuando algunos periodistas lo señalan como “ex mano derecha” de Chabán. “Pareciera que se está hablando de Don Corleone, de mafia”, dijo. En su alegato, el letrado aludió al mundo rockero que conocería en profundidad (fue abogado de Andrés Calamaro) y recordó que a mediados de los ’80 “el comportamiento del público adquirió hábitos de cancha y elementos tribuneros”, en referencia a banderas y pirotecnia.

La estrategia principal del abogado defensor fue convencer al Tribunal Oral en lo Criminal 24 de que Villarreal carecía de peso en la toma de decisiones del local. En un momento, Stefanuolo se preguntó si su asistido no hubiese ido esa noche a Cromañón si el recital se hubiera suspendido, a lo que respondió: “Obviamente que no”. También recordó las tareas de auxilio a las víctimas que brindó Villarreal no bien comenzó el incendio y que fueron tenidas en cuenta por la Cámara Nacional de Casación al permitirle seguir en libertad.

Respecto del uso de pirotecnia, el abogado afirmó que en Cromañón había “prohibición explícita y expuesta”. Luego señaló que uno de los testigos, ex integrante de la seguridad del local, juró que Villarreal les había advertido que si “aparecían bengalas” les descontaría sus jornales.