Un piloto, de 61 años, que comandaba ayer un Boeing 777 de Continental, con 247 pasajeros a bordo, falleció por causa naturales en pleno vuelo. “Un copiloto y otro piloto que también estaba en el vuelo Continental 61 controlaron el aparato”, contó Jim Peters, vocero de las autoridades aeronáuticas federales de Estados Unidos, adonde se dirigía el vuelo que provenía de Bruselas, Bélgica. Ante la emergencia y para facilitar el trabajo de los pilotos que quedaron a cargo del avión, “otros aparatos fueron retirados de la cola para aterrizar, para permitir al vuelo 61 tener todo el espacio de descenso despejado hacia el aeropuerto de Newark”, agregó el vocero.

Continental indicó en un comunicado que el piloto residía en Newark y tenía 21 años de antigüedad en la empresa. Los pasajeros no se habrían enterado de nada, ya que, según explicó Peters, “la atención de los tripulantes estuvo enfocada en el control del aparato”. Chris Balchuas, uno de los pasajeros, aseguró que “llamaron por un médico diciendo que había una emergencia a bordo”. Se trata del cardiólogo Julien Struyven, quien, por su parte, relató que tras el anuncio por altoparlante acudió a la cabina de pilotaje pero que al llegar el piloto ya estaba “clínicamente muerto” y no había posibilidad de reanimarlo.

El avión, que se dirigía a Nueva York, aterrizó al mediodía sin problemas en el aeropuerto de Newark, al oeste de esa ciudad. La muerte de un piloto en vuelo es poco frecuente en la historia de la aeronáutica. A lo sumo, se conocen casos como el de enero de 2007, cuando el copiloto de otro avión que volaba entre Estados Unidos y México aterrizó tras sufrir un ataque el piloto, que murió en tierra poco después. O el que sucedió en 2000, cuando un avión de la aerolínea taiwanesa China Airlines tuvo que regresar al aeropuerto de despegue porque el piloto sufrió un ataque cardíaco y murió minutos después en tierra.