Vie 03.07.2009

SOCIEDAD  › UN HOMBRE MATO A SU PAREJA A GOLPES EN UN DEPARTAMENTO DE CABALLITO

Durmiendo con el asesino

Se trata del segundo caso de violencia doméstica en 48 horas, a pocas cuadras de distancia. La mujer pidió auxilio, pero nadie llamó a la policía. El homicida le golpeó la cabeza contra una canilla hasta que la mató.

Los ruidos venían de la planta baja del edificio de Alberdi 1048, en Caballito. Eran las 6 y una vecina vio desde su ventana cómo un hombre arrastraba a una mujer por los ambientes del departamento lindero. La víctima gritaba: “¡Por favor, llamen a la policía porque me está matando!”. El hombre no se detenía y seguía golpeándola. Algunos vecinos imaginaron, como relató uno de ellos después a la policía, que era sólo “una pelea doméstica”. Pero los golpes y los gritos se hicieron más intensos, hasta que el hombre estrelló la cabeza de la mujer contra una canilla del lavadero. Minutos después el operador del 911 recibió el llamado que anunciaba el crimen: “Maté a una mujer”.

Cuando los efectivos de la comisaría 12 llegaron al departamento 9 encontraron al asesino, de 28 años, sentado en el living de la casa, en medio de un shock nervioso. El cadáver de Susana, su pareja, estaba tirado en el piso de un patio en medio de un charco de sangre. Se habían conocido cinco meses atrás. Según fuentes del caso, aunque el hombre llamó para entregarse, hizo falta media hora y una docena de policías para detenerlo porque los insultaba y agredía cada vez que trataban de acercarse. “Mamá, la policía me quiere romper el culo”, gritaba.

Como el homicida aparentemente tenía antecedentes psiquiátricos, la policía solicitó una ambulancia del SAME que lo trasladó al Hospital Durand. “Fue esposado y los médicos tuvieron que inyectarle sedantes para llevarlo al hospital”, explicó un jefe policial que estuvo en el lugar. Anoche, el agresor todavía se encontraba internado con custodia y tratamiento farmacológico, indicaron a este diario fuentes de la Policía Federal.

Mientras tanto, en el PH de la avenida Alberdi, entre Emilio Mitre y Cachimayo, la policía científica determinó que la mujer, de 35 años y con una hija de 9, había fallecido en el acto. Por un buen rato, los investigadores buscaron en vano algún instrumento con el que el agresor podría haberle asestado el golpe mortal en la cabeza. Cuando peritaron el lavadero que está en el patio, se dieron cuenta, por los rastros de sangre, que el hombre le había golpeado la cabeza contra una canilla que hay en el patio. Los médicos forenses comprobaron que Susana presentaba golpes en distintas partes del cuerpo y, en especial, en la cabeza, además de signos de que habían intentado estrangularla.

Hacía dos meses que la pareja convivía en la casa del hombre y, según coincidieron varios vecinos, no era la primera vez que se peleaban. Sólo que esta vez, relató un hombre que vive en el edificio, “además de gritos, hubo ruidos de peleas, golpes, la chica pegó un grito desgarrador, fue una cosa muy horrible”. Los dichos son del mismo vecino que imaginaba que se trataba de “una pelea doméstica”. Ayer relató que nunca tuvo problemas con el dueño de casa, aunque otros vecinos le comentaron que era un hombre “con problemas, que tenía conductas extrañas”.

Anoche, fuentes policiales sintetizaron los testimonios recolectados entre los vecinos y establecieron, en principio, que el crimen ocurrió en medio de una fuerte discusión que se tornó tan violenta que derivó en una pelea desigual. “Había signos de lucha por todo el lugar”, indicó un investigador, que no descartó que los antecedentes psiquiátricos del sospechoso hubieran sido determinantes. La casa se encontraba totalmente revuelta, la ropa tirada por el piso y los muebles movidos o dados vuelta. El desorden se habría producido porque el hombre, que tomó a la mujer de los pelos, la arrastró hasta el patio golpeando su cuerpo contra los muebles que estaban al paso.

Susana era de origen humilde y tiempo atrás había tenido que vivir en la calle. La policía tardó varias horas en identificarla. Recién por la tarde localizaron a un hermano suyo que reconoció el cuerpo y confirmó los datos aportados por los testigos del edificio. Su hija quedó a cargo de otro familiar. En tanto, una vez que el agresor se recupere del shock, será indagado por la jueza a cargo de la causa, María Fontbona de Pompo, del Juzgado en lo Criminal de Instrucción porteña número 49.

Una vecina dijo que, si bien en el edificio “todos se callan la boca, saben que (el agresor) es violento: tenemos la administradora que viene dos veces por semana y cuando lo veía nervioso cerraba la puerta y se iba, le tenía miedo”. La anterior pareja del agresor, agregó una fuente del caso, también había sido golpeada por el joven varias veces, pero la mujer siempre lograba resguardarse encerrándose en una de las habitaciones. Hasta que logró irse a tiempo.

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