SOCIEDAD
› UNA PERRA MATO A UNA BEBA DE 24 DIAS EN CAÑUELAS
La tragedia llegó a la cuna
En la localidad de Cañuelas, una beba de 24 días fue atacada por una ovejero alemán que pertenecía a su familia, cuando estaba sola en su cuna mientras su mamá visitaba a una vecina. Pese a los esfuerzos de los médicos, la pequeña murió camino al hospital víctima de las innumerables heridas en el rostro que le produjo el animal.
El martes pasado por la tarde, en el momento en que Vanessa Jubahs salió con una de sus pequeñas mellizas de 24 días hasta la casa de una vecina, uno de los tres perros que conviven desde hace años con la familia atacó sorpresivamente a Melany, la otra melliza, que había quedado sin nadie que la cuidara en su cuna, mientras los otros tres hijos de los Jubahs miraban televisión en una sala continua.
Según la policía, el animal mordió el rostro y la zona maxilar de la chiquita provocándole profundas heridas en toda la cabeza. Pese a los esfuerzos de los médicos, la beba llegó muerta al hospital de Cañuelas. “No sabemos qué pudo haber pasado. Quizá la perra actuó por celos, o la beba estaba llorando, y la ovejero quiso agarrarla del cogote, como hacen con sus crías y la mordió en el rostro. Lo cierto es que nunca había tenido actitudes agresivas”, contaron desde Cañuelas.
El médico veterinario Claudio Gerzovich Lis, especialista en comportamiento canino y felino, explicó a Página/12 que existen diversas causas que pueden haber llevado al animal a atacar a la pequeña. “Pueden ser agresiones de tipo predatorio, donde los perros, ante una mala sociabilización con los humanos, confunden a los chicos con presas. Puede ocurrir que el perro se sienta en una jerarquía superior a la de los humanos y ‘decida’ matar a los bebés para mantener su status. O puede pasar, sobre todo con las hembras, que quieran tomar al bebé como un cachorro por el cuello para transportarlo con ella y lo maten al agarrarlo con los dientes. En principio, esto parecería ser lo que sucedió en este caso”, señaló.
Además dijo que si bien hay razas, como el dogo argentino o el Rottweiler, que están estigmatizadas socialmente como violentas, “no hay estadísticas que confirmen esta impresión. La raza no es determinante, lo que pasa es que al ser perros más grandes causan mayores daños. Por ello hay que tener mayor cuidado. De todas formas, lo que hay que dejar en claro es que el perro no es un ser humano con cuatro patas y que por tanto bajo ninguna circunstancia se debe dejar a un bebé o un chiquito sólo con un animal”, concluyó.
La perra, que no contaba con ningún tipo de adiestramiento, se encuentra actualmente en observación de un veterinario municipal, esperando la resolución de la jueza de Menores de La Plata, Gloria Cardella, sobre si será sacrificada, tal cual aconsejó la fiscal platense María Scarpino, o no. Por ahora, al menos, se la mantiene alejada de la familia.