El contador Walter Alberto Brawton fue condenado a 40 años de prisión por siete violaciones y dos intentos de abuso sexual, ocurridos todos ellos entre enero y marzo de 2005, en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Aun cuando no pudo demostrarse su culpabilidad con exámenes de ADN porque el violador tenía como rutina utilizar preservativo al someter a sus víctimas, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Morón consideró que las pruebas y declaraciones de mujeres a las que había violado, o intentado violar, fueron contundentes.

Quedó demostrado que Brawton raptaba a las mujeres en su auto, solía amenazarlas con un arma de fuego y las violaba en descampados; luego, regresaba a la casa que compartía con su esposa y sus dos hijos en Marcos Paz. “Se hizo justicia”, declaró una de las víctimas, quien también tuvo palabras de gratitud para la mujer que hizo posible que el hombre fuera arrestado: una odontóloga que resistió a pedradas el intento de rapto y violación. “Cuando la conocí en el juicio –recordó la mujer– lo primero que hice fue abrazarla y decirle ‘gracias, gracias’, porque por ella esta basura está presa y no va a salir más.” La sentencia coincidió con la pena que había solicitado el fiscal Walter Leguizamo durante su alegato.

Brawton fue detenido el 3 de marzo de 2005, en Ituzaingó, luego de meses durante los cuales atacó a mujeres desconocidas a las que raptaba, tras hacerlas caer en una trampa. “Me agarró a la mañana, a tres cuadras de casa. Estaba fuera del auto, con el capó abierto, como si algo le pasara al auto”, recordó una de sus víctimas, presente al momento de la lectura del veredicto, que no contó con la asistencia del condenado. El fallo lo condena por seis hechos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el uso de arma”, un caso de “abuso sexual con acceso carnal”, otro de “abuso sexual agravado por el uso de arma en grado de tentativa” y uno por “abuso sexual con acceso carnal y agravado por el uso de arma en grado de tentativa”. Además, el tribunal consideró probados nueve hechos de “rapto”, siempre realizados con su Honda Civic, y dio por acreditado que siempre utilizó preservativos y gel íntimo para consumar los abusos. Sin embargo, los jueces lo absolvieron de los delitos de “portación ilegal de arma de fuego de uso civil en ocho hechos” y de “robo agravado por el uso de arma de fuego por no haberse acreditado si era apta para disparar en tres hechos”. Los casos que llevaron a la condena fueron cometidos en Loma Hermosa, Merlo, San Alberto, Castelar, Moreno e Ituzaingó, y las víctimas tenían entre 17 y 23 años.