SOCIEDAD › UN JUEGO DE MESA EN EL QUE GANA QUIEN SE LAS ARREGLA MEJOR COMO DEALER
Se llama Chaps from Amsterdam, es semejante al Monopoly, pero en lugar de negocios se vende droga. Ocurre supuestamente en Amsterdam y se debe comprar barato y vender caro, cocaína, marihuana, ácido, éxtasis y anfetaminas. Reclamos y protestas.
› Por Emily Dugan *
Hubo un tiempo en el que los juegos de mesa eran un rubro de entretenimiento familiar: mamá, papá y los chicos alrededor de la mesa, debatiendo sobre a quién le toca el turno y quién le debe qué a quién. Pero un nuevo juego lanzado en Gran Bretaña la semana pasada propone un objetivo siniestro: hacer la mayor cantidad de dinero traficando drogas sin ser atrapado. El juego, llamado Chaps from Amsterdam (“Los amigos de Amsterdam”), es como el hijo endemoniado de Monopoly y la serie The Wire. Y ya tiene enfurecidos militantes antidrogas que aseguran que glamoriza y trivializa el tráfico. Los jugadores se convierten en dealers que deben comprar S.P.A.C.E. (por las iniciales de los términos en inglés speed, puff, acid, coke y ecstasy: anfetaminas, porro, ácido, cocaína y éxtasis) en Amsterdam a bajo precio, y vender con la mayor ganancia posible. En lugar de las cartas de “chance” del Monopoly, hay “cartas policía” cuyas penas son del estilo “tenés que pagar 150 mil libras por protección” o “tu correo es detenido, perdés todo el éxtasis”. Otras cartas detallan acciones de los informantes y de las cortes.
El juego está en venta online directamente de sus fabricantes, y a través de eBay, por 39,99 libras. Fue realizado por una compañía llamada Hard Impact Board Games, que se cuida especialmente de proteger su anonimato. Descripta como “un colectivo de individuos de Londres entre los 30 y 50 años”, aseguran no tener un conocimiento de primera mano de la escena de drogas holandesa, aunque se sugiere que uno de los inventores del juego pasó cierto tiempo en prisión. En su sitio web puede leerse: “Chaps from Amsterdam fue formulado a través de años de trabajo duro, en dormitorios, habitaciones, pubs, clubs, raves, festivales, celdas policiales y de prisión. No confíes en nadie y nunca seas descuidado con tu dinero porque, como en la vida real, la policía, los juzgados y los informantes están esperándote en cada esquina”.
Peter Stoker, director de la National Drug Prevention Alliance, señala que “Este supuesto ‘juego’ es un intento profundamente cínico de hacer dinero gracias a un sucio negocio. Ellos citan las clásicas excusas de que se trata de un juego ‘con propósitos educacionales, recreacionales e históricos’, y alegan que no incitan al uso de sustancias controladas o ilegales. Pero me parece evidente que está hecho simplemente para lucrar, y que si al cabo incita al uso de drogas no es un tema que los preocupe demasiado. Somos nosotros quienes tenemos que lidiar con el daño que causan”. Indignado, el funcionario señala que “dan la impresión de que el de las drogas es un tema para divertirse, pero ¿usted compraría un juego de mesa sobre otras acciones ilegales, como el robo, la violencia doméstica o la violación? Este asunto es peligroso y debe quedar entre rejas, como los autores del juego”.
Martin Barnes, ejecutivo a cargo de la ONG DrugScope, dice: “Juegos como éste ciertamente no ayudan a que la gente tome decisiones informadas sobre las drogas, y en cierto modo trivializan los significativos daños que causa el tráfico ilegal”. Por su parte, Hard Impact Board Games niega los cargos: “Es un juego, y muestra rápidamente las posibles consecuencias de meterse en este tipo de actividad, como pasar tiempo en prisión o tener que realizar una rehabilitación. Incluso tiene casilleros que te quitan definitivamente del juego, y que sirven para mostrar cuáles pueden ser las últimas consecuencias de tomar o vender drogas”. Interrogado sobre si es cierto que uno de los inventores del juego estuvo en prisión, y si se incorporó alguna experiencia propia en el crimen del tráfico de drogas, el vocero de la empresa declinó hacer comentarios: “Es solo un concepto de cómo podrían ser las cosas en ese escenario. Y al final del día, es sólo un juego”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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