SOCIEDAD › HOMENAJE A LOS DOCENTES DE TODO EL PAíS EN LA VILLA 21 DE BARRACAS
“Para trabajar con los pibes, nosotros apelamos a la pedagogía de la presencia: lo primero y fundamental es estar.” La novedosa fórmula educativa fue explicitada ayer por José María Di Paola (más conocido como el padre Pepe) durante la celebración del Día del Maestro. A la mañana y por séptimo año consecutivo, el gobierno nacional premió la labor de veinticuatro educadores –uno por cada jurisdicción del país–, a quienes declaró como “maestros ilustres”. A la tarde, en la parroquia Nuestra Señora de Caacupé, dentro de la Villa 21-24, en el barrio de Barracas, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, homenajeó al cura Pepe y a otros cuatro educadores barriales por su labor en la enseñanza comunitaria.
Pasadas las 15, la barriada se apretujó en la capilla. En los largos bancos se instalaron el ministro Sileoni, los veinticuatro ilustres educadores y los cinco populares. “Más allá de que tenga o no título de maestro, un formador popular es aquel que trabaja en condiciones desfavorables, atendiendo a los chicos que viven en extrema pobreza, más allá de su obligación y con un compromiso con su comunidad.” Así definió Sileoni a los protagonistas de la jornada: además del sacerdote, que ofició de anfitrión, la distinción alcanzó a otro cura, Daniel Romanín (el padre Coco, de la quilmeña Villa Itatí), a Fabián de Bueno (director de la escuela secundaria del Movimiento Campesino de Santiago del Estero, Mocase), a Darío Aranda (fundador de Kiosco Juvenil, en Laferrère) y a Jorge Luis Huidobro (del tucumano barrio La Bombilla).
Durante el encuentro, donde cada uno de los maestros populares recibió como regalo cuatro libros de autores argentinos y una placa conmemorativa por su labor con la comunidad, se proyectó parte del documental La buena educación, una iniciativa del Ministerio de Educación dirigida por Alejandro Vagnenkos, que relata las historias y experiencias de alumnos y sus maestros populares dentro de los distintos barrios empobrecidos del país. “Estamos construyendo una nueva forma de escuela, más vinculada con la sociedad civil”, cuenta, desde un banco de plaza santiagueño, el director del Mocase. Mientras las imágenes lo muestran a Fabián, los espectadores aplauden eufóricos sus palabras en la iglesia de Barracas.
En la celebración se presentó el tramo del documental que cuenta la historia del asentamiento del padre Pepe. El resto de los cortos se “irán estrenando en lo que queda del año, en cada uno de los lugares donde fue producido”, confirmó Sileoni a Página/12. “La Villa 21 tiene mucho que enseñar a la gente de la ciudad de Buenos Aires porque, desde afuera, la villa se ve de una manera, pero yo puedo decir que es un lugar lleno de cultura”, reivindicó el padre Pepe.
Después de terminar el acto, los churros y el chocolate caliente fueron las estrellas de la reunión popular. Chicos, padres, maestros (ilustres y populares) y funcionarios se entremezclaron para disfrutar de la merienda. “Hoy (por ayer) mientras en el mundo se recuerda la muerte –los atentados a las Torres Gemelas y el golpe de Estado pinochetista–, nosotros celebramos la vida: en el Día del Maestro decimos que el conocimiento emancipa y libera”, dijo el ministro. Al fin de la jornada, el ministro concluyó: “Trabajar en lugares de mayor vulnerabilidad social es sólo para algunos elegidos, los maestros ilustres que están en la montaña o que llegan a la escuela en lancha, y los maestros populares, son verdaderos militantes sociales porque enseñan a nuestros chicos a emanciparse”.
Informe: Mariana Seghezzo.
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