SOCIEDAD › UNOS CUATRO MIL AFILIADOS INICIARON EL TRAMITE PARA IRSE DE LA OBSBA
En los tres meses de vigencia de la “libre opción” para abandonar la obra social de los empleados de la ciudad, hubo 35 mil consultas. Los afiliados llegan a 120 mil. Admiten que el trámite es lento y desalienta a los interesados.
› Por Eduardo Videla
Desde hace más de tres meses, los afiliados a la Obra Social del personal de la ciudad de Buenos Aires (Obsba) tienen la posibilidad de ejercer la “libre opción”, es decir, de tramitar su traspaso a alguna de las nueve obras sociales habilitadas para esa gestión. En ese lapso, hubo 35 mil consultas de afiliados, de los cuales unos 4000 iniciaron el trámite, según fuentes de la Obsba. La mayor cantidad de migraciones, hasta ahora se dio hacia la obra social de los médicos municipales y hacia Unión Personal, de los empleados estatales de Nación (UPCN). La complejidad del trámite –puede demorar hasta hacerse efectivo el traspaso unos seis meses–, los límites de las opciones ofrecidas y las dudas respecto de la efectividad del sistema contribuyen a que no se haya producido un éxodo masivo de afiliados, como se preveía.
De acuerdo con la ley de “libre opción”, los 120 mil empleados porteños pueden optar sólo por las obras sociales que celebraron convenios con la Obsba: Osmédica (médicos), Osplad (docentes), Unión Personal (UPCN), Ospoce (Personal de organismos de control), Osadra (Arbitros deportivos), Ospep (Enseñanza privada), Osjera (Personal jerárquico) y Servesalud (Personal de Dirección). La ley no autoriza a participar en los convenios a las empresas de medicina prepaga. Los que no están habilitados para migrar son los jubilados de la obra social municipal.
Todas las inscriptas –menos una– deben admitir a empleados del gobierno de la ciudad, sea cual fuere el cargo que ocupen o el sueldo que perciban. La excepción es la obra social de los médicos, que sólo acepta afiliados de esa profesión. Otra concesión que obtuvo Osmédica es la afiliación automática de todos los residentes –hoy son 3000– y de todos los profesionales que se incorporen a la carrera hospitalaria a partir de la firma del convenio.
Para evitar la sangría de afiliados, la conducción de la Obsba, que comparten funcionarios del macrismo, por el Estado porteño, y el gremio de los municipales (Sutecba), apostó a mejorar las prestaciones, al menos en esta etapa. “Intentamos eliminar la burocracia, reduciendo al máximo los trámites de autorizaciones para las prestaciones”, explicó a Página/12 el vicepresidente de la Obsba, Carlos Regazzoni. Además, celebraron convenios con una red de sanatorios privados e incorporaron a un prestador de emergencias médicas.
Todos aclaran que no se trata de “desregulación”, sino de “libre opción”. ¿Cuál es la diferencia? Al no ser la Obsba una obra social nacional, sino que se encuadra entre las llamadas “provinciales”, no pudo entrar en el régimen de desregulación. Por eso necesitó de una ley especial, la 3021, que dispuso que sólo puede haber traspasos de afiliados a aquellas obras sociales que firmen convenios con la Obsba.
El trámite tiene varios pasos: primero el afiliado debe llamar a un 0800, donde le dan un turno para iniciar el trámite. En una entrevista personal le entregan el formulario que debe presentar en la obra social de destino. Si allí lo aceptan, debe volver a la Obsba con el formulario lleno. Allí, recién entonces comienza el trámite de desafectación. Y cuando se produce, se hace el informe al gobierno de la ciudad: el cambio se producirá a los tres meses de firmada la resolución. A partir de entonces, un 3 por ciento de los aportes del trabajador irá a la nueva obra social, mientras que otro 3 por ciento quedará en la Obsba, destinado a solventar las prestaciones a los jubilados.
Es que la obra social de los municipales porteños puede desprenderse de sus aportantes, pero debe seguir haciéndose cargo de la atención médica de los jubilados, tanto los actuales como los futuros, incluso los que se pasen a otra obra social. “Si un médico de un hospital porteño se pasa a Osmédica, cuando se jubile vuelve a Obsba, porque fue allí donde aportó hasta ahora y porque ahí va el 3 por ciento para la atención de los jubilados”, explicó a este diario Eduardo Munin, secretario de prensa de la Asociación de Médicos Municipales, el gremio que administra Osmédica.
Según Munin, son 1500 los médicos que ya iniciaron el trámite –sobre un total de 10.000–, aunque recién se aprobó el pase de 380. Como muchos de los médicos que hasta ahora aportaban a Obsba son afiliados además de empresas de medicina prepaga, Osmédica celebró convenios con algunas de ellas (OSDE, Swiss Medical, Femedica y Staff Médico) para que los afiliados puedan continuar con esa prestación con un menor desembolso de dinero: ahora les reconocerán el aporte social descontado de su sueldo.
En el caso de los maestros, apenas 250 han iniciado el trámite para pasar a Osplad. “Es un mecanismo lento, con varios pasos, que desalienta a los interesados”, dijo a Página/12 el presidente de la obra social, Daniel Peralta. En la ciudad ejercen 47.000 docentes, de los cuales 9000 ya pertenecen a la obra social de los maestros porque en su momento –cuando muchas instituciones nacionales pasaron a la ciudad– ejercieron la opción de quedarse.
La que compite con mayor tenacidad por el “mercado” de los trabajadores municipales es Unión Personal, la obra social de los afiliados a UPCN. “Para los que quieren un plan superador a UP, les ofrecemos Accord Salud, que tiene más prestaciones, sobre todo en hotelería”, explica una fuente de la obra social. En esos casos, los afiliados deben hacer un aporte extra, como si se tratara de una prepaga.
Para contrarrestar estas tentaciones, la Obsba está a punto de firmar un convenio con OSDE. “La idea es que sea un plan superador para los que decidan quedarse y puedan aportar más”, afirma Regazzoni. La idea es evitar la migración de lo que se conoce como la “crema” de los aportantes, aquellos que tienen mejores sueldos y por ende contribuyen al financiamiento de la obra social.
El plazo para el traspaso se inició el 1º de junio y termina el 30 de noviembre. Después, los interesados deberán esperar una nueva apertura a mediados del año próximo. “Hay muchos afiliados que prefieren esperar, a ver cómo les va a los que se pasan”, reconocen en todas las entidades receptoras.
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