Cambiar o no cambiar, ésa es la cuestión. Desde hace unas semanas, en distintos medios se da por hecho que el próximo domingo los relojes deberán ser adelantados 60 minutos, en el marco del plan oficial para el ahorro de energía. También se habló y escribió profusamente sobre las provincias que rechazan adherir a la modificación. Y hubo distritos que oficialmente informaron que no se sumarán: en el lado este del país fueron Santa Fe y Córdoba. Sin embargo, el gobierno nacional nunca dispuso hasta el momento la fecha del eventual cambio de huso horario para el próximo período estival. Incluso, hay muchas posibilidades de que esta vez la hora siga igual, dada la cantidad de provincias díscolas o dudosas. Ayer circularon nuevas versiones periodísticas en ese sentido. En el Gobierno no hubo información oficial. Cambiar o no la hora: tal vez hoy sea el día en que el Ejecutivo decida qué hacer. O qué informar.

La historia de las idas y venidas con la hora viene desde 2007. Ese año se estableció por ley que en el país regirá un huso horario en el período invernal (el -3 respecto del meridiano de Greenwich) y otro (el -2) para el período estival. Esa ley fijó las fechas del inicio y finalización para el período estival 2007-2008 y otorgó potestad al Poder Ejecutivo para determinar la iniciación y terminación de ese período en los años siguientes. Pero también dispuso que el Gobierno podía eventualmente no efectuar cambios entre uno y otro período, en función de las necesidades de ahorro y mejor aprovechamiento de la energía. Aquella primera vez, la fecha del adelantamiento fue el 30 de diciembre de 2007 y de retraso, el 16 de marzo de 2008.

Para el verano siguiente, la presidenta Cristina Fernández firmó un decreto en el que fijaba como fecha de iniciación del período estival el tercer domingo de octubre y la finalización, el tercer domingo de marzo. Varias provincias del oeste expresaron su disconformidad con la norma y amenazaron con no adherir al cambio. Por eso, la Presidenta firmó un nuevo decreto mediante el cual exceptuó a todas las provincias del oeste, con lo cual por primera vez hubo dos husos horarios en el país. Eso ocurrió desde el 19 de octubre de 2008 hasta el 15 de marzo de este año.

Ahora, ya en octubre nuevamente, en diversos medios se tomó la fecha del tercer domingo –mencionada en el decreto del año pasado– y se instaló que este 18 se cambiaría la hora, pese a que el Gobierno nunca había oficializado las fechas, ni firmado hasta anoche decreto alguno que determinara los cambios para el período estival 2009-2010.

Varios gobiernos de provincias ubicadas en el oeste anunciaron que no adherirían a cambio alguno, pese a que en el decreto de 2008 ya habían sido exceptuados. La novedad fue la decisión de dos provincias, Córdoba y Santa Fe, ubicadas en el este y comprendidas en ese decreto. También Daniel Scioli se mostró dubitativo y recibió a algunas cámaras empresarias vinculadas con el turismo y la gastronomía que rechazan la medida con el argumento de que los perjudica económicamente. “Intuyo que se va a cuidar mucho (al turismo) y no se va a hacer nada para perjudicar esta actividad”, dijo el gobernador ayer en un congreso que se realizó justamente en Mar del Plata, epicentro de las quejas empresarias contra el cambio horario.

En tanto, el tucumano José Alperovich, cuya provincia quedó comprendida en el cambio el año pasado, admitió ayer que esperaba una respuesta del ministro de Planificación e Infraestructura, Julio De Vido, para que le garantizara la provisión de energía eléctrica para las industrias, para resolver si adelantará el huso horario. “Vamos a seguir esperando, no sé cuándo me van a contestar. Si no lo hacen, el lunes seguiremos con la misma hora que ahora, y si después me hablan y me dicen que hay energía, cambiaremos el horario entonces”, explicó Alperovich.

En el Ministerio de Planificación, el ámbito de decisión del eventual cambio, hasta anoche no había nada resuelto. O al menos, no se informaba sobre decisión alguna. Julio De Vido estuvo en los últimos días en India, acompañando a la Presidenta, y todo indicaba que recién a su regreso, que podría ocurrir mañana, se tomará la decisión. Mientras tanto, la incógnita de la hora sigue siendo si el domingo hay que cambiar los relojes o no.