Avelino Silva Romero vivía en la localidad de Bella Vista, del partido de San Martín, y trabajaba como contratista de obras de construcción en el country Nordelta, de Tigre. Ayer a la mañana fue secuestrado por cuatro hombres armados en San Miguel y, unas horas después, su cadáver con dos tiros en la nuca apareció en unos pastizales cercanos al puente Zárate-Brazo Largo, casi en el límite entre Buenos Aires y Entre Ríos. Entre la captura y la muerte, el hombre, de nacionalidad paraguaya, llamó a su prima y le pidió que juntara 5 mil dólares y 2 mil pesos, “por algo sumamente personal”, relacionado con él. En diálogo con Página/12, una alta fuente de la Bonaerense informó que los investigadores trabajan sobre la hipótesis de un ajuste de cuentas o una venganza. “Estamos tratando de vincular este homicidio con el crimen de un conocido de Silva Romero”, quien hace un mes fue asesinado de dos balazos cuando le tocaron el timbre y abrió la puerta de su casa de Lomas de Zamora.

Todo empezó como un supuesto secuestro extorsivo y express. Cerca de las 7.30, Silva Romero manejaba su auto Peugeot 307 color bordó por la calle Américo Vespucio al 900, de San Miguel, cuando cuatro hombres armados lo capturaron y lo subieron a una camioneta. También los captores se llevaron el auto del contratista: horas después de encontrar el cadáver de Silva Romero, los investigadores localizaron abandonado su Peugeot en una zona de Campana, a unos metros de una concesionaria.

Los uniformados están convencidos de que no se trató de un secuestro convencional, sino de algún tipo de venganza o ajuste de cuenta. Recién alrededor de las 10 se pensó en un secuestro extorsivo. Porque, aunque no hubo pedido de rescate, la víctima llamó a su casa, habló con su prima y “le pidió que juntara el dinero (5 mil dólares y 2 mil pesos) porque tenía un problema personal”, dijo a este diario la fuente policial. De todas maneras, la prima del contratista hizo la denuncia en la comisaría de Bella Vista y los efectivos le dieron intervención al fiscal federal de San Martín.

Nada más se supo del supuesto secuestrado, hasta que cerca del mediodía, policías bonaerenses recibieron una llamada de la localidad de Zárate. En unos pastizales, a metros del río Paraná y del puente que une Entre Ríos y Buenos Aires, apareció el cuerpo sin vida del constructor. Estaba completamente vestido, atado de pies y manos, y tenía dos tiros en la nuca.

El lugar del hallazgo está plagado de galpones portuarios y torres de alta tensión. Un único camino de tierra cruza la zona: de un lado es una calle sin salida y, del otro, se topa con una estación de servicio, que está casi pegada a uno de los peajes del Acceso Norte, permanentemente custodiado por personal de la Bonaerense y Gendarmería. Según la fuente policial, “metodológicamente no descartamos ninguna hipótesis, pero no hay elementos de prueba que concuerden con un robo o un secuestro”.

La familia de Silva Romero no pagó rescate alguno. Tampoco, los supuestos secuestradores robaron el auto de la víctima ni otra pertenencia del contratista: los investigadores habrían hallado en su poder una fuerte suma de dinero. Según los forenses, además la data de la muerte indica que el hombre fue fusilado poco después de haber hecho el llamado. “Ese es otro elemento que nos hace pensar que el objetivo inicial de la captura era el asesinato y que el pedido de dinero fue más bien circunstancial”, confirmó un vocero policial.

Un conocido (sería el socio) de Silva Romero fue asesinado hace un mes en un confuso episodio ocurrido en el partido de Lomas de Zamora, en el sur del conurbano. El hombre se llamaba Domingo Guzmán Fariña y el 17 de octubre pasado fue asesinado de dos balazos cuando le tocaron el timbre y abrió la puerta de su casa.

En tanto, otra fuente policial afirmó que otra línea investigativa apunta a una deuda que aparentemente la víctima mantenía en Paraguay antes de viajar a Argentina a trabajar.

Informe: Mariana Seghezzo.