Desde ayer, la comisaría de Fuerte Apache entró en la historia de los más absurdos casos de evasión. Diecisiete presos alojados en esa seccional escaparon ayer a la madrugada, después de abrir un boquete de 25 centímetros de diámetro en una pared que da a la calle, sin que ninguno de los cuatro policías que estaban de guardia hubieran sospechado algo. Los investigadores presumen que los evadidos pudieron contar con apoyo externo, pero también con alguna manito interna. Por lo pronto, la Policía Bonaerense puso en disponibilidad a los efectivos que estaban dentro de la seccional.
La fuga se concretó a las 3 de la madrugada en la comisaría ubicada en Paso y Pasteur de Ciudadela Norte, a metros de uno de los monoblocks del complejo conocido como Fuerte Apache. A esa hora, los guardias sintieron los gritos de dos de los detenidos que no se plegaron a la fuga y que habían sido maniatados por los delincuentes.
En el calabozo había 19 detenidos. De los evadidos, la mayoría son acusados por robo calificado. Hasta anoche, ninguno de ellos había sido recapturado.
El caso es investigado por el fiscal de San Martín Rubén Moreno. Por las sospechas surgidas, la Jefatura Departamental San Martín pidió el pase a disponibilidad de los cuatro policías que estaban de turno en el momento de la fuga. La decisión de apartar a los policías será tomada en las próximas horas por el Ministerio de Seguridad bonaerense.
Fuentes del caso contaron que el titular de la seccional se encuentra de licencia y no estaba al frente de la comisaría al concretarse la fuga, que fue comunicada a las 3 de hoy. El fiscal Moreno pretende saber si los presos que escaparon de la comisaría tuvieron apoyo externo para realizar el boquete. La investigación determinó que para fugar los presos atravesaron un respiradero del calabozo, lo que antiguamente fue una garita policial, y tras recorrer un metro sacaron algunos ladrillos y llegaron a la calle. En parte exterior de la comisaría fueron halladas dos escaleras. En el interior, en tanto, fueron encontrados varios hierros que utilizaron los presos para abrir el boquete.
Una hipótesis es que desde el nudo delincuentes bajaron con escaleras hasta la zona de los calabozos y colaboraron en la realización del boquete. Los investigadores consultados relataron que la construcción del boquete no demandó más de una hora. El agujero tiene un ancho de 25 centímetros, justo para el paso de un cuerpo.
No fue la única fuga que se produjo en la víspera: en la comisaría de Coronel Pringles dos detenidos escaparon después de limar los barrotes de la seccional.