La princesa tuvo visitas. Vecinos y autoridades de la ciudad bonaerense de Magdalena golpearon ayer la puerta de Máxima Zorreguieta, que se encuentra en Buenos Aires y le dejaron una carta en la que le piden interceda ante la empresa Shell para que acepte sin apelación el fallo judicial que la condenó al pago de 35 millones de dólares, por los daños ocasionados en 1999 por un derrame de hidrocarburos frente a sus costas.
“Confiamos en que no te olvidarás de nosotros, somos parte de tu pueblo, gente humilde y trabajadora que te quiere y respeta, y sabemos que nos ayudarás para que en la Argentina se respete la justicia y podamos recuperar nuestra vida normal”, dice la carta, entregada en el departamento de la familia Zorreguieta, ubicado en Barrio Norte.
Unos 50 vecinos, que representaban a los bomberos voluntarios, el centro de jubilados, los enfermeros y los trabajadores junqueros de Magdalena, esperaron en silencio a que el intendente de la ciudad, Juan Sibetti, bajara del séptimo piso del edificio donde había subido a entregar la nota. Como Máxima no estaba, quedó en manos de la familia.
La carta empieza por relatar las circunstancias del “trágico hecho” ocurrido el 15 de enero de 1999, “en que el derrame equivalente a 5300 barriles de hidrocarburo tiñó de negro nuestra playas y diezmó el motor de nuestro desarrollo”. Después, le solicitan a Máxima que interceda ante la empresa con sede en Holanda. “En la actualidad, Shell está utilizando argucias legales y políticas para no cumplir con el fallo de la Justicia Federal –sostienen–, que luego de un largo proceso, en el que hubo peritajes, pruebas y contrapruebas, dejó en claro la responsabilidad de la empresa y su obligación de reparar el daño ambiental y económico sufrido por Magdalena y sus habitantes”.
Según el fallo del juez Julio César Miralles, Shell no realizó una correcta limpieza de las playas y abandonó una importante cantidad de petróleo en las costas, lo que afectó a la fauna, la vegetación, la salud y la producción.