Mié 10.02.2010

SOCIEDAD  › UN ARGENTINO PRESENTARA SU DISEÑO EN UN ENCUENTRO DE EMPRENDEDORES EN LA INDIA

Tecnología con perspectiva social

Cien emprendedores de todo el mundo se reunirán desde mañana en Hyderabad para presentar productos que mejoren la vida de la gente de menores recursos. Un ingeniero nuclear del Instituto Balseiro exhibirá su “bomba de soga” para extraer agua.

› Por Adrián Pérez

Aunque Alexander Graham Bell obtuvo la patente del teléfono en 1876 y de ese modo se alzó con la invención, fue Antonio Meucci quien, veintiún años antes, había construido un dispositivo –que llamó teletrófono– para comunicar el sótano de su casa en Staten Island (Nueva York) con la habitación donde su esposa descansaba de un reumatismo que la afligía. El escocés se lanzó a trabajar de lleno sobre el lenguaje, tal vez, empujado por la sordera que agobiaba a su madre desde que él era niño. De lo que no quedan dudas es que el teléfono revolucionó la historia de las comunicaciones y acercó tierras lejanas como nunca antes. Entre el 11 y el 13 de febrero, la ciudad de Hyderabad (India) será sede de Tech4Society (tech.ashoka.org/hyderabad_info), encuentro que albergará a cien emprendedores de todo el mundo especializados en tecnologías para el beneficio social: allí, las vedettes serán los productos pensados para mejorar la calidad de vida de las personas de menos recursos socioeconómicos. El argentino Gustavo Gennuso, un ingeniero nuclear del Instituto Balseiro que fue elegido en 2007 por la Fundación Schhawb como Emprendedor Social del Año, por el desarrollo de estrategias didácticas en escuelas para jóvenes y adultos de sectores populares de Bariloche, formará parte del selecto grupo de innovadores.

La ciudad de Hyderabad, distinguida internacionalmente por su comercio de perlas –y por su complejo tecnológico de I+D, High City, conocido como el Silicon Valley indio–, recibirá durante la próxima semana un puzzle de tecnologías vanguardistas que trabajan en pos del cambio social, con innovaciones que abarcan lo rural y lo urbano; la baja y alta tecnología. Producción de calentadores solares de bajo costo, construcción de ciudades saludables, gestión de residuos altamente contaminantes, agricultura sostenible y acceso a agua potable serán algunos de los trabajos que veinte innovadores latinos presentarán ante cien referentes, inversores, funcionarios gubernamentales y del sector privado interesados en esos temas. Durante tres días, la atención estará puesta, fundamentalmente, en la exposición de ideas y proyectos de esos actores sociales para avanzar en la búsqueda de soluciones a los retos económicos, ambientales y sociales globales.

Guillermina Lazzaro, directora ejecutiva para el Cono Sur de Ashoka –asociación organizadora de Tech4Society–, confiesa que la riqueza del encuentro descansa en “la accesibilidad de las tecnologías que cien creativos presentarán con un espíritu de aprendizaje e intercambio, donde las fronteras entre las empresas, la sociedad, la educación y la creación comenzarán a desdibujarse”. Reflexiona, además, sobre la posibilidad de generar un temario donde las prioridades sociales estén debidamente representadas: “Vamos a trabajar para generar una agenda conjunta donde se identifiquen los principales desafíos para que estas tecnologías, que por lo general son de bajo costo, lleguen a la comunidad”.

“El caso de Gustavo (Gennuso) es clave. El demostró cómo a través de una innovación, algo tan importante como el acceso al agua se convierte en una realidad para las comunidades más desprotegidas”, puntualiza. La referencia indirecta de Lazzaro es a la “bomba de soga”, un mecanismo manual que consiste en una soga sobre cuya longitud se apoyan unos pistones de plástico, que al ser impulsados dentro de un caño de PVC, extraen agua del suelo llevándola hasta la superficie. Pensado para los pobladores rurales que acceden desde pozos con soga y balde o bombas de mano, la bomba de soga permite extraer agua potable mediante un dispositivo motorizado por energías limpias, alcanzando profundidades de hasta 50 metros. Por la elevación que alcanza el agua respecto del nivel del suelo, las bombas se dividen en “petisa” (a 90 centímetros) y “jirafa” (a 6 metros). Y por la energía que utilizan se distinguen en “solar” (pueden ser motorizadas por baterías conectadas a un panel solar) o “eólica”.

Desde Hyderabad, el ingeniero nuclear atiende el llamado de Página/12 y considera que la diferencia entre una empresa convencional y Emprendimientos Tecnológicos para la Vida (ETV) –la compañía que creó para mejorar la calidad de vida de los sectores más pobres de su ciudad– se encuentra en sus objetivos: aumentar el bienestar de las personas que viven con necesidades básicas no satisfechas. Cuando se le pide precisiones sobre su labor social, Gennuso reconoce que la tarea de un emprendedor social está relacionada con “la promoción de actividades sociales que buscan construir un mundo mejor”. Y resalta que es importante pensar que “no existe el emprendedor solitario”, sino que es necesario “un equipo donde todos tienen roles con la misma importancia”. También hace mención del paradigma comercial y considera que es importante cambiar la idea de la empresa “asociada únicamente al lucro” y contraponerla “con la maximización de los beneficios para las comunidades de más bajos ingresos”.

–¿El financiamiento del proyecto es viable?

–Intentamos que nuestra empresa social se autofinancie a través de un circuito virtuoso que nos ofrezca sustentabilidad, generando inclusión antes que lucro. Si la empresa obtiene ganancias debe reinvertirla en más productos o más trabajadores. Además, parte de esa ganancia está destinada a alimentar los proyectos educativos de la Fundación Gente Nueva, organización de la que nació Emprendimientos de Tecnologías para la Vida.

–¿Cómo trabajan en la inclusión de los sectores populares de Bariloche?

–Básicamente, nos propusimos generar su inclusión a través de los productos, pero también del proceso de producción. Ofrecemos trabajo a jóvenes con dificultades para ingresar al mercado laboral, especialmente a egresados de las escuelas y talleres de la Fundación Gente Nueva que llegan con el conocimiento y las habilidades necesarias para trabajar con nosotros, pero que, sin embargo, tienen muchos inconvenientes para conseguir un empleo. Le doy un ejemplo. En estos momentos estamos trabajando en un nuevo producto, un sistema solar de baja potencia y queremos capacitar a mujeres para que lo produzcan. Pensamos en ellas porque la franja horaria laboral será flexible y se adaptará a las necesidades de una mujer que quiere trabajar pero que no se anima a dejar a sus hijos solos.

La labor de Gustavo Gennuso es acompañada por otros 50 emprendedores que trabajan con los sectores sociales más vulnerables de Argentina. Algunos ejemplos: Alex Freyre desarrolló en la Fundación Buenos Aires Sida un modelo de prevención del VIH diseñando estrategias a la medida de cada uno de los grupos afectados (jóvenes, niños, travestis, prostitutas, personas privadas de su libertad y adultos hetero u homosexuales); Raquel Robles trabaja con niños y jóvenes judicializados en institutos de menores, utilizando una propuesta educativa basada en talleres literarios con los que busca estimular su imaginación y descubrir sus capacidades intelectuales; Alfredo Olivera, creador de la radio La Colifata en el Hospital Borda (amenazada con el cierre por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), desarrolla un modelo terapéutico de salud mental comunitaria que busca romper con el aislamiento en el que viven los pacientes.

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