Mar 23.02.2010

SOCIEDAD  › DEGOLLó A SU ESPOSA, APUñALó A UN POLICíA Y LUEGO SE CORTó EL CUELLO

Una mañana sangrienta en Recoleta

Fue el final de otra historia de violencia doméstica. La mujer del encargado de un edificio fue a buscar sus pertenencias acompañada por dos policías. Su marido la atacó con un cuchillo de cazador, agredió a un policía y luego se suicidó.

› Por Carlos Rodríguez

La mujer, recién separada de su marido, había tomado recaudos para ir a retirar sus efectos personales del hogar en el que habían convivido, habida cuenta del carácter del hombre, al que había denunciado ante la Justicia por violencia familiar. Todo fue en vano porque, aunque se presentó en la casa, en el barrio porteño de Recoleta, acompañada por dos policías y una hermana suya, el drama igual se desató. Al principio, el hombre, que trabajaba como portero en el edificio de Arenales 1594, se mostró amable y dejó que entraran en la casa su ex mujer y uno de los policías, pero una vez en el altillo del pequeño departamento, empuñó un cuchillo de caza y primero degolló a su ex compañera, y luego hirió en el pecho al policía que la acompañaba. El otro agente, que había quedado en la puerta, subió y disparó contra el agresor, hiriéndolo en la cadera. Al verse perdido, el hombre, con el mismo cuchillo, se hizo un corte en el cuello y murió, igual que su mujer, mientras que el primer policía está internado, grave, en el Hospital Churruca.

“Fue una carnicería”, le dijo a Página/12 una fuente policial que no hizo más que describir lo ocurrido. Munida de una orden judicial, la mujer se había presentado en la Comisaría 17ª para solicitar que la acompañaran hasta el departamento en el que habían vivido la pareja y las dos hijas del matrimonio. Las chicas se habían ido con su madre, hace varios meses, luego de una de las habituales agresiones del esposo. Para justificar la solicitud, la mujer llevó una orden extendida por el Juzgado Civil número 9 de la ciudad de Buenos Aires, donde había hecho la denuncia.

Cerca de las 11 de ayer, la mujer, su hermana y los dos policías se presentaron en el edificio de Arenales. El portero los hizo pasar a la casa y en los primeros minutos todo se iba desarrollando sin sobresaltos. “La mujer y uno de los policías entraron al departamento, mientras que el otro policía y la hermana se quedaban en la puerta”, relató el comisario Sebastián Seggio, que se hizo presente en el lugar de los hechos. “Cuando estaban en la habitación, a la que se accede por una escalera de caracol, el hombre tomó un cuchillo grande y degolló a su esposa, que murió en el acto”, precisó una fuente policial consultada por Página/12.

El policía que había acompañado a la mujer y a su ex marido hasta el piso superior “no tuvo tiempo de reaccionar y de sacar el arma reglamentaria. El hombre se le tiró encima y le aplicó un puntazo, con el mismo cuchillo, que entró a la altura del pecho, casi abajo del brazo, porque el agresor quiso evitar el choque del arma con el chaleco antibalas del policía”. La herida fue profunda. “La puñalada, sobre el lado izquierdo del pecho, tiene orificio de entrada y de salida”, graficó la fuente consultada por este diario.

El policía que se había quedado en la puerta escuchó los gritos y el ruido de los cuerpos, que cayeron casi en forma simultánea. Subió las escaleras con el arma en la mano y disparó contra el hombre, que estaba por darle otra puñalada al uniformado herido. “El hombre estaba por rematar al suboficial y su compañero le hizo un disparo que le rozó la cadera al hombre, que retrocedió y haciendo un mo-

vimiento rápido, se cortó el cuello”, precisó el comisario José Potocar, jefe de la Comisaría 17ª.

Potocar confirmó que el arma utilizada es “un cuchillo de cazador que fue encontrado tirado en el piso, al lado del cuerpo del encargado del edificio”. En pocos minutos, el inmueble de la calle Arenales se conmocionó porque los vecinos, luego de escuchar los gritos, salieron de sus departamentos y comenzaron a comentar lo sucedido. Personal del SAME llevó al policía herido hasta la esquina de Avenida del Libertador y Callao, donde descendió un helicóptero de la Federal que lo llevó, en grave estado, al Hospital Churruca.

El director del SAME, Alberto Crescenti, dijo que el estado del suboficial era “delicado”. Anoche seguía internado con “pronóstico reservado”, informaron fuentes de la Federal. Crescenti confirmó que el paciente tiene “una herida punzante con entrada en el costado izquierdo, con salida en la región dorsal”.

Fuentes policiales corroboraron que “la mujer había abandonado la casa que compartía con su marido por las constantes agresiones. Se había llevado a sus hijas, que no presenciaron lo que pasó”. En la puerta del edificio hubo llantos entre allegados a las dos personas que murieron y sorpresa entre los que viven en el edificio.

“Es increíble, no lo podemos creer. El portero y su mujer parecían una pareja feliz y el hombre aparentaba ser muy amable”, comentó una vecina que –dijo– recién había regresado de sus vacaciones. El portero y su ex mujer eran oriundos de la provincia de Misiones. Era una pareja joven, de entre 30 y 35 años, con dos hijas de 8 y 11.

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