SOCIEDAD › VEINTICINCO AñOS DE CáRCEL PARA EL HOMBRE QUE VIOLABA A SU HIJA Y LA DEJó EMBARAZADA DOS VECES
El caso ocurrió en una vivienda de La Boca. El hombre, un vigilador privado, abusaba de su hija. El primer embarazo terminó en un aborto y en el segundo, el bebé murió por desnutrición.
Desde los nueve años, la chica sufrió los abusos y violaciones por parte de su padre. Producto de uno de esos vejámenes, a los 13 años quedó embarazada, pero el hombre la indujo a abortar. La pesadilla continuó y, según declaró la joven, “desde los 13 a los 15 años fue el período en el que más veces fue abusada y obligada a dormir con él”. En ese lapso se produjo el segundo embarazo, ella ya tenía 16 y no quería tenerlo. El bebé nació, pero a los siete meses murió por desnutrición. Finalmente la chica –hoy tiene 19 años– hizo la denuncia y ahora el padre fue condenado a 25 años de prisión, pese a que la fiscal había pedido una pena de 37 años y medio. Según informó a este diario una fuente judicial, “se trata de una pena suficiente, el máximo que se aplica a un homicida”. En sus últimas palabras ante el Tribunal, el acusado pidió que si se demostraban los delitos que se le imputaban, se le aplicara la pena de muerte.
“No me acuerdo mucho porque fueron muchas veces”, declaró en el juicio la víctima. Fue un relato dramático, en el que contó los incesantes abusos y maltratos que padecía por parte de su padre, cómo le pegaba y la obligaba a dormir con él. A la vez, precisó los episodios en los que había sido violada y también confesó que “la obligaba a salir a pedir dinero y que, junto a sus tres hermanos, los dejaba días enteros encerrados y sin comida” en la casa donde vivían, en el barrio de La Boca, indicaron fuentes cercanas a la causa.
La condena fue dictada el jueves por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de la Capital Federal contra el hombre, un empleado de seguridad privada de 61 años, cuyas iniciales son J. C. L. Los jueces lo encontraron culpable de “un hecho de abuso sexual y dos violaciones agravadas” por haber sido cometidas contra su hija, indicó la fuente.
Durante el juicio fueron comprobados los dos casos de violación en los que la menor había quedado embarazada. La primera vez fue en 2003 y ella tenía 13 años. “El se puso contento, me dijo que iba a ser mamá, pero yo lloraba”, recordó la chica, y luego aseguró que el padre la había obligado a abortar. Así, la interrupción del embarazo se concretó en la casa de una amiga del hombre, donde la chica permaneció una semana.
Unos meses después de ese traumático episodio, los abusos y maltratos continuaron. “El me tocaba, me tocaba todo el tiempo, no le podía decir nada. Cuando lo sacaba, él venía con el arma y me decía que me callara la boca”, declaró la chica. “En alguna ocasión, la chica se dormía y despertaba en la cama de su padre”, informó la fuente. O también, según las declaraciones de la joven, la sacaba de los pelos y la llevaba a su pieza. “Así siempre, después se iba todo el día y venía a la noche, o pasaban dos días, no venía y me dejaba encerrada con mis hermanos –todos menores de edad–. Luego aparecía enojado y pasaba lo mismo, todo el tiempo era así”, relató ante el tribunal. Durante los días de encierro “no comíamos nada, sólo tomábamos té, que era lo único que había en la casa”.
A los 16 años, la joven quedó embarazada por segunda vez. Pese a que ella no quería continuar con el embarazo, en noviembre de 2006 nació una nena que falleció en julio del año siguiente por desnutrición. Además, la beba también sufría los maltratos de su padre-abuelo. Si bien durante su defensa, “el hombre aseguró que era estéril, con lo cual no podía ser el padre de la víctima y mucho menos de su bebé, la prueba de ADN sobre el cadáver de la recién nacida confirmó en un 99.99 por ciento que el acusado era el progenitor”, afirmó la fuente judicial. “Esta prueba fue fundamental para la causa, con ella se comprobó que no había ningún aspecto genético que indique que hubo un tercero”, agregó.
Luego de la muerte de su hija, la chica se fue de su casa y vivió en la calle, donde comenzó con su adicción al paco, aunque ahora ya dejó las drogas. Durante ese tiempo, se reencontró con su madre, que la había abandonado, y en febrero de 2008 decidió hacer la denuncia. “Lo que la salva a esta chica es un novio que aparece y la apoya para concretar la denuncia”, informó la fuente consultada por Página/12. Además, consideró que “no es un dato menor que la madre haya abandonado a sus hijos. Según la mujer, no sabía lo que estaba ocurriendo. Mientras convivía con su familia, contó, el hombre la medicaba y abusaba de su hija mientras ella dormía. La madre dejó la casa cuando la nena tenía 13 años hubo un abandono constante por parte de la mujer.”
La fiscal Irma García Netto había pedido 37 años y medio de prisión, pero los jueces Martín Vázquez Acuña y Alberto Huarte Petito resolvieron condenarlo a 25, con la discrepancia de Luis Salas, que votó por una condena a 34 años de cárcel. El hombre seguirá detenido en la cárcel federal de Marcos Paz.
Informe: Rocío Ilama.
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