El cuerpo de María Belén no resistió más. La joven de 19 años, que esperaba un trasplante bipulmonar y hace casi un mes estaba en la lista de emergencia nacional, falleció ayer en la Fundación Favaloro sin que llegaran los órganos salvadores. “Tengo bronca, María Belén murió por la indiferencia de un sector de la sociedad que no hizo nada por ella”, expresó María Inés de Cinco, tía de la adolescente. Familiares y amigos de la chica responsabilizaron al Incucai por la falta de campañas para promover la donación. Desde el organismo, su presidente, Adrián Casavilla, respondió que en las últimas semanas “se hicieron muchos trasplantes que salvaron otras vidas, lo que no se pudo fue conseguir órganos compatibles con María Belén”. No obstante, reconoció que no tiene presupuesto suficiente para realizar campañas permanentes de concientización.
María Belén Sabella falleció a las 0.05 de ayer. Horas antes, amigos y familiares habían realizado una nueva marcha en procura de concientizar a la población para que done los órganos. “La sociedad está dormida. Y para peor, en la Argentina no hay campañas de parte del Incucai ni del Ministerio de Salud, y la gente no está consciente de la importancia de donar”, cuestionó Nicolás Farre Pla, uno de los mejores amigos de María Belén, en diálogo con Página/12. “No voy a parar hasta que se sancione una ley que diga que todos somos donantes, porque hay chicos que se están muriendo esperando un trasplante. María Belén murió por la falta de amor de los demás”, agregó la tía.
Para el presidente del Incucai no hubo falta de donantes. “Lo que no hubo fueron órganos compatibles para María Belén”, señaló. Desde que ella fue internada, dijo, se produjeron entre 17 y 20 operativos de ablación semanales. “Hay muchos factores por los cuales un paciente que espera un órgano fallece. María Belén es la cuarta paciente en lista de emergencia que muere en los últimos tres meses esperando un trasplante aunque, en el mismo período, 25 personas en esas condiciones fueron trasplantadas”, indicó el funcionario.
“Dos días antes de que falleciera María Belén se extrajeron dos pulmones, pero tenían ciertas lesiones que los hacían incompatibles”, agregó. Para establecer si un órgano es compatible se tienen en cuenta tres factores: el grupo sanguíneo, su tamaño y sus características físicas.
Casavilla reconoció que la tasa de donantes en la Argentina es muy baja comparada con otros países y se quejó por el exiguo presupuesto del organismo, que lo limita para encarar campañas de difusión. “Nuestro presupuesto es 10 veces menor al que dedica Francia.” Para el funcionario, el número de donantes podría aumentar si prospera el proyecto del Ministerio de Salud de modificar la ley y crear un nuevo sistema por el cual toda persona sea donante presunta hasta que declare lo contrario. Ahora, en cambio, es necesario dar un consentimiento expreso del donante o de su familia.
Según datos del Incucai, la Argentina tiene una tasa anual de 7 donantes por cada millón de habitantes, superior a la de Brasil, que es de 3,1, pero inferior a la de Francia (17), Estados Unidos (22) y España, líder en la materia con 30 donantes por millón de habitantes.
Actualmente, hay una veintena de pacientes en lista de emergencia, internados, pero no graves: 8 cardíacos y 10 hepáticos. “Generalmente, entre el 25 y el 30 por ciento son menores de 18 años”, informó Casavilla.
Según precisó el coordinador de Trasplantes Intratoráxicos de la Fundación Favaloro, Alejandro Bertolotti, María Belén murió a “raíz de un paro cardiorrespiratorio, después de una descompensación ocasionada por una hemorragia pulmonar”. El jueves había cumplido 19 años. Desde unos días antes estaba en “coma farmacológico inducido”, asistida por un respirador. Quedó internada el 19 de octubre y un mes después ingresó a la lista de emergencia nacional del Incucai, en la que se inscriben los pacientes en grave estado que esperan órganos. Sufría de fibrosis quística, una enfermedad genética que puede atacar cualquiera de los órganos, y que afecta a uno de cada 2500 chicos. Una hermanita suya, de 20 días, falleció por la misma enfermedad.
A María Belén la enfermedad se le declaró cuando tenía dos años. A lo largo de su vida, las internaciones se hicieron cada vez más frecuentes y desde hacía un año llevaba consigo una mochila de oxígeno. Había terminado el secundario el año pasado rindiendo materias libres en el Colegio Manuel Belgrano, desde donde solían iniciarse las marchas de apoyo y las cadenas de oración de sus allegados.