SOCIEDAD › LA POLICíA Y LA JUSTICIA INTENTAN EXPLICAR LA DEMORA EN RECONOCER EL CUERPO DE LUCAS REBOLINI
El cuerpo del hijo de Antonio Grimau y Leonor Manso permanece aún en la morgue. Los padres piden una nueva autopsia.
› Por Carlos Rodríguez
La de ayer fue jornada de excusas y explicaciones en torno de por qué una persona, Lucas Rebolini Manso, después de su muerte en un hospital público, estuvo 34 días sin identificar, como “NN” –figura que tuvo connotaciones tenebrosas en la dictadura militar–, a pesar de que era buscado por su familia y de que la Justicia había pedido ayuda a dos instituciones que a priori se supone que están en condiciones de dar una respuesta rápida: la Policía Federal y el Registro Nacional de las Personas. El comisario Roberto Pedace, director de Medios de la Federal, insistió en que los padres del joven, los actores Antonio Grimau y Leonor Manso, hicieron la denuncia sobre la desaparición el 3 de marzo. Lucas había sido internado en el Hospital Fernández el 6 de febrero, donde falleció el 10 de ese mes. Según Pedace, los padres dijeron que Lucas había sido visto por última vez el 22 de febrero –cuando ya había fallecido–, de acuerdo con el testimonio del portero del edificio donde vivía el joven. El cuerpo de Lucas estaba en la Morgue Judicial, pero la búsqueda se orientó hacia los fallecidos después del 22 y no antes, argumento policial señalado por este diario en su edición de ayer. Ahora identificado, el cuerpo sigue en la morgue donde podría realizarse una segunda autopsia para certificar las causas de su muerte.
En lugar del cartero, el responsable ahora es el portero que dio un dato que no era cierto. Según Pedace, el encargado del edificio donde vivía Lucas era quien “hacía de nexo entre el hijo y los padres, cuando ellos no podían comunicarse en forma directa”. Argumentó también que las primeras plantillas de impresión dactilar que se tomaron de Lucas, cuando ingresó al Fernández, “no guardaban total prolijidad por rugosidades y elementos que el joven tenía en las manos”, producto de su profesión de guitarrista. Pedace repitió lo que también publicó ayer Página/12, en el sentido de que Lucas había sacado sus documentos en 1991 y que recién a partir de 1996 el sistema ha sido digitalizado. Los datos anteriores al ’96 están todavía en papel y eso supone que la tarea de búsqueda es difícil como dar con una aguja en un pajar. El funcionario policial minimizó el aporte que pudo hacer, a la búsqueda, la foto que los padres de Rebolini Manso publicaron el lunes pasado en una página de Facebook.
“Por la foto no podían reconocerlo ni los (médicos) que lo habían atendido el 6 de febrero, porque estaba muy demacrado y cambiado cuando ingresó al hospital. Se ve que la foto es muy anterior”, sostuvo el comisario. Sin embargo, 24 horas después de publicada la foto y de que se supiera que el desaparecido era hijo de dos actores reconocidos, el cuerpo que estuvo como “NN” durante 34 días fue identificado.
Ayer, en Facebook, Cristina Casares, quien había armado el grupo para tratar de encontrar a Lucas, agradeció a “las más de 23 mil personas que, en un día y medio, se sumaron para ayudar”. Luego de lamentar la muerte de Rebolini Manso y de expresar sus condolencias a la familia, Cristina recordó que Lucas “era un músico, un artista con el alma frágil”, un “alma sensible que tal vez no resistió el peso de un mundo que distaba mucho de su idealismo”. Los miembros del grupo se proponen ahora esclarecer “el mal manejo del caso” porque “la falta de una identificación positiva (...) en varias oportunidades, demuestra una deficiencia en el funcionamiento correcto de la filiación de las personas indocumentadas”, como era Lucas, que no llevaba ningún documento de identidad.
Ayer, ante informaciones que indicaban que el cuerpo de Rebolini Manso sería objeto de una segunda autopsia, fuentes de la Morgue Judicial y de la Fiscalía 47, a cargo de Marcelo Solimine, aclararon que hasta anoche no había “un pedido formal de la familia” para que se realizara ese trámite. Recordaron que, el 10 de febrero, día en el que falleció Lucas, “se hizo la primera autopsia y se ordenaron otros estudios cuyos resultados todavía no fueron entregados” al fiscal. La explicación, en este caso, fue que “no había una razón de urgencia, de manera que siguió el camino de un trámite normal”. En suma, no se entregaron todavía los estudios complementarios.
Lucas, cuando llegó al Fernández, presentaba un cuadro de “excitación psicomotriz, insuficiencia renal y deshidratación”. Murió cuatro días después por “insuficiencia respiratoria y paro cardíaco”. Al parecer, no presentaba lesiones ni heridas. La policía dijo extraoficialmente que murió por “una sobredosis”. La familia quiere ahora una segunda autopsia. Lo planteó Antonio Grimau por medio de un llamado telefónico que ahora debe ser ratificado en un pedido formal. La familia quiere que los forenses ratifiquen lo que se dijo en la primera autopsia.
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