SOCIEDAD
› TIROTEARON UNA COMISARIA Y LOS PRESOS LA COPARON
Ataque comando, motín y fuga
Un grupo atacó una comisaría de General Rodríguez supuestamente para liberar a un preso que ya no estaba. Los reclusos –22 en un lugar para 6– la coparon y tres lograron escapar.
Todo sucedió muy rápido y casi en paralelo. Un grupo comando de entre cinco y ocho hombres que se trasladaba en dos autos atacó a tiros la comisaría segunda del partido bonaerense de General Rodríguez con la presunta intención de liberar a un preso que en realidad ya no estaba allí. Aprovechando la confusión generada por el tiroteo y el “descuido” de los seis efectivos que se encontraban de guardia y salieron a enfrentar a los atacantes, los 22 presos que estaban alojados en un calabozo de la seccional, con lugar para no más de seis personas, abrieron las celdas, accedieron a la armería y, tras un intento fallido de fuga masiva, coparon la comisaría entera. La fuga fue exitosa para cuatro de los detenidos con peor prontuario, aunque uno de ellos fue recapturado a pocas cuadras de allí. En tanto, los otros 18, con ametralladoras y escopetas mantuvieron el motín durante casi nueve horas. Tras tensas negociaciones, los presos se entregaron pasado el mediodía y más tarde fueron trasladados a otras dependencias, tal como habían exigido para levantar la medida.
Todo comenzó cerca de las 4. A esa hora, cuando la guardia se limitaba a seis efectivos, entre cinco y ocho hombres armados a bordo de dos autos llegaron hasta Cabral y Almafuerte y tirotearon el frente de la comisaría 2 de General Rodríguez. En ese momento, nadie explica cómo ni con qué herramientas, los detenidos lograron abrir las puertas del calabozo mientras los policías abandonaban su lugar de guardia. La principal hipótesis de los investigadores del caso es que el grupo comando que tiroteó la comisaría no llegó en apoyo de los internos sino que la intención era “liberar a un delincuente muy peligroso que hasta el sábado pasado había estado detenido allí pero que ya había sido trasladado”.
Sin embargo, el director general de seguridad de la Policía Bonaerense, Roberto Díaz, señaló ayer que el movimiento en los calabozos comenzó de manera paralela a la pasada de los dos autos, un Renault 12 y un Peugeot 505, en los que se trasladaba el grupo que atacó la seccional a tiros. En tanto, la secretaria de seguridad municipal, Mónica Baldo, informó que el grupo armado huyó sin lograr ingresar a la seccional porque los efectivos de guardia los enfrentaron. Los agentes “se vieron superados por la situación y se replegaron tratando de evitar la fuga”, coincidió Díaz.
“No quedaba nadie en la guardia porque los policías salieron corriendo y entonces tuvimos que tomar la seccional”, relató en cambio en declaraciones radiales uno de los amotinados, que se identificó como García, mientras duraba la medida. Y explicó: “Esto lo hacemos por las malas condiciones en que vivimos, tenemos dos calabozos para 22 personas, no sabemos cuando es de día y cuando de noche. Además, acá hay pibes menores que están por robo, y que llevan meses acá”.
Durante la negociación, los presos exigieron la presencia del fiscal de turno de Mercedes, de un representante de derechos humanos y de una cámara de televisión, además del cumplimiento de la promesa de que serían trasladados a otros lugares con mejores condiciones de alojamiento y comida. “Acá no existimos para nadie. Nosotros somos personas muertas en vida y los únicos que se preocupan son nuestras familias que también sufren vejaciones y los ‘verduguean’”, cerró García.
Entre la madrugada y las 14 se sucedieron momentos de gran tensión. En el interior de la seccional, los 18 detenidos tenían en su poder dos pistolas 9 milímetros, ametralladoras, escopetas y lanza gases y se negaban a entregarse. Afuera, cerca de 300 efectivos, entre ellos varios francotiradores del Grupo Halcón, formaron un cerco impenetrable que alcanzó los 200 metros a la redonda y evacuaron las casas linderas para evitar una fuga masiva. Sin embargo, tres detenidos lograron escapar y hasta anoche continuaban prófugos.
Uno de los momentos más tensos se registró alrededor de las 10, cuando en dos ocasiones se escucharon disparos dentro de la comisaría. Minutos después se cortaron los servicios de agua, gas y luz y sólo se mantuvo el teléfono en funcionamiento, nexo entre los amotinados y el fiscal a cargo de las negociaciones, Roberto Mieres. La toma concluyó con cinco efectivoscon heridas leves y dos de los presos con lesiones que, según los investigadores, les fueron provocadas por otros detenidos porque se negaban a sumarse al motín.