Mié 18.12.2002

SOCIEDAD

La pista de un mismo hombre tras el asesinato de dos investigadoras

Una amiga de la descuartizada de Colegiales murió en junio. En ambos casos aparecieron elementos umbandas. Sospechan de un pai.

Velas, santos, ángeles tallados, incienso. Los detalles de un culto pagano aparecieron ante los ojos de los investigadores como uno de los primeros indicios de que el crimen de la científica del Conicet descuartizada hace dos semanas en su departamento de Colegiales tiene relación con el asesinato de una amiga de la víctima, otra investigadora, ocurrido el 3 de junio en su casa de Vicente López.
El juez de instrucción en lo criminal Marcelo Alvero detectó la coincidencia a raíz de las declaraciones de los propios abogados de Susana Tramasera, la mujer cuyo cuerpo fue seccionado con precisión quirúrgica, y cuando aún vivía, en seis partes. “Ella conocía a una mujer que apareció muerta en junio”, dijeron los letrados que estaban en contacto con Tramasera porque le tramitaban una herencia. Cuando Alvero fue en busca de la historia, en el crimen de la amiga se encontró con los rastros del culto umbanda y el relato de la empleada doméstica de la mujer, que describió entre las visitas que recibía su patrona a un hombre de las mismas características que el supuesto pai detenido por el descuartizamiento.
Las historias permanecieron separadas apenas una semana. El cinco de diciembre, en el edificio de la calle Maure 2487, a metros de Cabildo, los vecinos del octavo piso no soportaron más el mal olor y llamaron a la policía. En el departamento “A” los atendió un hombre de 46 años que ante la requisa y el hallazgo del cuerpo descuartizado de Tramasero fingió tener problemas con el olfato. Dijo que estaba allí porque la dueña de casa, de 61 años, estaba de viaje por Europa y le había pedido que le cuidara los gatos. Aseguró, y sigue jurando, que simplemente no había visto el cadáver seccionado que yacía, semioculto por una cortina y en estado de descomposición en el lavadero del tres ambientes. Ese mismo hombre, que aunque no se ha certificado su condición de pai umbanda, se identificó como tal cuando fue detenido aquel día, es quien ahora aparece como sospechosos del crimen de la paleontóloga Patricia Galán de Moi, asesinada a golpes en la cabeza el 3 de junio de este año, le dijeron ayer a Página/12 fuentes de la investigación.
Galán de Moi, funcionaria de la Secretaría de Medio Ambiente, a cargo desde el año 2001 de la Unidad Ejecutora del Plan de Monitoreo Continuo del Aire para el área del Polo Petroquímico Dock Sud, según confirmaron fuentes del área, habría sido frecuentada por el preso. La información que el juez Alvero descubrió al consultar a los investigadores del crimen de Vicente López, en manos de la fiscal Alejandra Dotti, es que la empleada doméstica de Galán describe con detalles a un hombre que solía visitarla: alto, de anteojos, desprolijo, algo calvo y con el cabello recogido. Fuentes judiciales confirmaron a este diario que esa imagen es la que tiene el supuesto pai umbanda detenido por el crimen y descuartizamiento de Tramasera. Otra de las coincidencias es que, según las autopsias, a las dos víctimas les dieron un golpe seco con un objeto romo en la nuca. En el caso de Galán, murió a raíz de esa agresión. En el de Tramasera, el golpe no alcanzó a matarla: por eso los cortes con los que le separaron cabeza, extremidades y tronco, fueron hechos cuando aún estaba viva.
Aunque aún la causa en la que Alvero investiga el crimen de Tramasera no ha incorporado la que lleva adelante la fiscal Dotti por el asesino de Galán, fuentes de la investigación aseguraron que ese trámite se haría en estos días. La revisión exhaustiva de las pruebas acumuladas en ambos expedientes permitiría confirmar la vinculación del mismo hombre con los dos crímenes. Hasta el momento, los pesquisas tienen confirmado que existía una vieja relación de amistad entre las dos mujeres. Pero no han llegado a determinar cuáles podrían ser los móviles de los dos crímenes. En la investigación del crimen de Tramasera miran con detenimiento los trámites de sucesión que los abogados de la mujer descuartizada venían realizando antes de su muerte: su amiga y ex jefa en el Conicet, AlbineBertell le había legado el departamento de Colegiales en el que vivía, una casa en Cariló, un terreno y un penthouse en Belgrano.

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