”La Iglesia hace y hará todo lo que está en su poder para investigar las acusaciones de abusos sexuales, entregar a la Justicia a las personas responsables y aplicar medidas concretas para proteger a los jóvenes en el futuro”, advirtió ayer el papa Benedicto XVI durante una reunión en Malta con un grupo de personas víctimas de sacerdotes pedófilos. El máximo pontífice escuchó las historias de las víctimas, aseguró sentir “vergüenza” por los abusos sexuales cometidos por religiosos y oró junto a los abusados. Y además, lloró. El prelado también ofició una homilía en la Plaza des Greniers, en la localidad maltesa de Floriana, y se encargó de alentar al pueblo del país más pequeño de la Unión Europea para continuar en el camino de la prohibición del divorcio y del aborto.

Presionado por las revelaciones de casos de abusos sexuales por parte de curas pedófilos que vienen desgastando la figura papal, Benedicto XVI aceptó concretar ayer una cita con cerca de una decena de hombres víctimas de abusos sexuales en un orfelinato de Malta durante la década de 1980. Aunque el sábado en la noche el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, se negó a confirmar el encuentro al decir que “este tipo de reuniones jamás se anuncia anticipadamente”. En la mañana de ayer, las víctimas llegaron en vehículos escoltados por la policía al encuentro que se concretó en la Nunciatura Apostólica en Rabat, cerca de La Valeta, capital de Malta.

Una vez reunidos, el Papa escuchó el relato de los hombres abusados y les manifestó “su profunda emoción ante sus historias, dijo que lamentaba y sentía vergüenza por los sufrimientos que las víctimas y sus familias tuvieron que soportar”, informó un comunicado del Vaticano. Además, el máximo pontífice se tomó el tiempo de orar junto a las víctimas y hasta “lloró con nosotros” declaró uno de los presentes. Según voceros oficiales, las oraciones del Papa se dirigían a que las víctimas de abusos experimenten una “curación y reconciliación, permitiéndoles seguir adelante con renovada esperanza”.

“Quedé impresionado por la humildad del Papa. Asumió sobre sí mismo todo lo causado por otros. Fue muy valeroso. Hasta bendijo un crucifijo que yo llevaba”, declaró Lawrence Grech, uno de los hombres que solicitaron el encuentro con el máximo pontífice. Después del encuentro, Grech apuntó que “antes quería excusas (por parte del Papa) pero fue porque estaba enojado. Ahora mi cólera pasó y estoy satisfecho de mi encuentro con él. Continuaré con mi batalla, no contra la Iglesia sino contra la pedofilia”.

La de ayer no fue la primera reunión de Ratzinger con víctimas de abusos sexuales, sino que ya lo había hecho durante sus viajes a Estados Unidos y Australia, en abril y julio de 2008. En la pequeñísima Malta, según datos de la Iglesia Católica, 45 sacerdotes fueron investigados por abuso de menores. Las investigaciones llevaron a que 19 acusaciones fueran declaradas “sin fundamento” y otras 13 siguen abiertas. En la isla, cuatro sacerdotes fueron sometidos a proceso canónico, declarados culpables y reducidos al estado laical.

En su rápida visita por territorio maltés, donde el 95 por ciento de la población profesa la fe católica, Benedicto aprovechó para llamar a esa nación a reservar “un espacio digno” a los numerosos inmigrantes indocumentados que llegan a sus costas y felicitó las posiciones defendidas por la prohibición del divorcio y del aborto. “Los aliento a seguir haciendo así. Todo lo que el mundo de hoy propone no es digno de ser aceptado por el pueblo de Malta”, sentenció Benedicto XVI en una misa celebrada en la Plaza des Greniers, en la localidad de Floriana, delante de decenas de miles de personas que enarbolaban retratos del Papa y banderas blancas y doradas.