SOCIEDAD › UN CADETE DIJO QUE LO TORTURARON, PERO ASUNTOS INTERNOS ASEGURA QUE NO HAY NI UNA PRUEBA
Un chico de 19 años dijo que lo tuvieron doce horas en una pileta de natación, en la escuela Vucetich. El auditor general aseguró que ningún testimonio respaldó la denuncia. “No tenía ningún tipo de lesiones”, afirmó.
El padre de un joven de 19 años que el lunes había ingresado a la escuela de la Policía Bonaerense Juan Vucetich denunció que dos oficiales sometieron a su hijo a torturas. “Lo mantuvieron doce horas en una pileta, lo hicieron caminar cuatro kilómetros de rodillas y lo obligaron a firmar su baja” el miércoles, aseguró el padre. Apenas se conoció la denuncia, el jefe de la fuerza, Juan Carlos Paggi, ordenó una investigación. “Desde el director para abajo están involucrados todos y sometidos a investigación”, dijo. Pero horas después, el titular de la Auditoría de Asuntos Internos, Manuel Sandberg Haedo, aseguró que “no surgió ningún elemento de prueba que pudiera avalar la denuncia de tortura”. Anoche, en el domicilio de la familia denunciante, aseguraban que el chico estaba internado en el Hospital San Juan de Dios de La Plata por una descompensación física y alta tensión arterial.
El lunes pasado, la escuela Juan Vucetich abrió sus puertas a toda una nueva camada de cadetes, entre ellos el joven denunciante de 19 años, domiciliado en Berazategui. “Es un chico bien. Somos de una familia humilde y trabajadora. El fue a buscar un empleo”, explicó Jorge Ferreira, padre del joven.
Según la denuncia de la familia, todo se complicó dos días después. En la medianoche del martes el chico se habría ofrecido “para hacer una imaginaria guardia nocturna; a las 2 de la mañana se presentó su jefe y le preguntó por novedades. El le dijo que no pasó nada y vio una sombra pasar por detrás suyo. Entonces, el jefe le pidió proceder y reducir al desconocido”, relató Ferreira. Según el padre, el joven logró detener a esa persona y, después de un forcejeo, lo golpeó. El supuesto sospechoso se sacó una capucha y resultó ser otro oficial.
“Le pidió (al joven) que se ponga firme, tomó un palo y le comenzó a pegar en el cuerpo frente a los compañeros. Después le ordenó que se desnude y lo hizo tirar a una pileta, donde le tiraban piedras para que las busque”, contó el padre. Según la denuncia, el cadete estuvo doce horas en el agua, desde las 2 de la madrugada hasta las 14 del miércoles, y después fue obligado a gatear desde la pileta hasta la entrada cuatro veces, unos cuatro kilómetros. Además lo pincharon con alfileres en la mano y lo obligaron a firmar la baja. El miércoles a la tarde llegó desvanecido a casa”, concluye la denuncia de Ferreira.
El hombre hizo la denuncia el jueves y, ese mismo día, el jefe de la bonaerense ordenó “que los médicos fueran al domicilio del cadete a revisarlo y cuando volvieron le di intervención a la Dirección de Asuntos Internos para que investigue qué sucedió”.
Los resultados de esa intervención los dio a conocer ayer el auditor general de Asuntos Internos, quien concurrió ayer a la Vucetich en compañía del fiscal Néstor Ichazo. “Fuimos sin avisar, interrogamos a todos los cadetes, a los tutores, y nadie dijo haber visto un episodio como el denunciado”, dijo Sandberg Haedo a Página/12.
–¿Puede ser que no hayan dicho nada por miedo? –preguntó este diario.
–Podría haber sido en algún caso, pero no en todos. En la Vucetich hay personal policial y civil, docentes y proveedores. Lo descartamos de plano.
Según el funcionario, los cadetes relataron que esa mañana desayunaron con el joven Ferreira quien “les manifestó que extrañaba a su hijo y manifestó un síndrome de abstinencia al cigarrillo, ya que en la escuela sólo está permitido fumar después de almorzar o cenar”. El auditor relató además que el denunciante tuvo el miércoles a la mañana una entrevista con la psicóloga de las escuela, a la que le manifestó que quería pedir la baja y que “se reincorporaría cuando su hijo tuviera uno o dos años”. A esa misma hora, según la denuncia, debía encontrarse en la pileta de natación.
La UFI Nº 4 de Berazategui abrió una investigación, pero hasta el momento los médicos legistas no habrían encontrado signos de tortura. “No presenta signos de golpe, no tiene lesiones en las rodillas y sólo se detectó una lesión puntiforme entre los dedos de una mano.
La familia, sin embargo, sostiene la versión de la agresión: María del Carmen Ferreira, tía del joven, denunció un encubrimiento desde la institución al sostener que “a un chico que lo ayudó (a su sobrino) le dieron de baja automáticamente”. A pesar de todo, el padre aseguró que su hijo “quiere volver a la policía porque quiere trabajar”.
El auditor general afirmó, después de recorrer la escuela, que “es imposible que nadie haya visto al chico en la pileta, ya que (el natatorio) está ubicado en el centro del predio, que es un lugar de paso obligatorio” dentro de la escuela. “Además, el agua estaba muy fría como para haber estado en ese lugar durante doce horas”, desconfió el funcionario. Según el auditor, el fiscal tampoco encontró pruebas que ratifiquen la denuncia.
El informe médico que recibió la auditoría refiere que el chico se encontraba ayer en un “estado tembloroso”, refería “dolores postraumáticos”, pero “no presentaba lesiones”, la presión arterial y el ritmo cardíaco era normal y “no presentaba lesiones en las rodillas”.
La auditoría es un organismo civil, dependiente del Ministerio de Seguridad y ajeno a la Policía Bonaerense, a diferencia de la Policía Federal, donde Asuntos Internos forma parte de la propia fuerza.
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