SOCIEDAD › PUEDEN DAR A LUZ CHICOS CON MALFORMACIONES CARDíACAS CON MáS PROBABILIDAD
Un estudio realizado en Estados Unidos sobre un millón y medio de partos revela que las mujeres obesas tienen el 15 por ciento más de riesgo de que su bebé tenga una malformación cardíaca. También puede originar problemas neurológicos.
› Por Pedro Lipcovich
Las mujeres obesas, cuando se embarazan, tienen riesgo aumentado de dar a luz chicos con malformaciones cardíacas. El dato proviene del estudio más extenso efectuado hasta la fecha, que involucró más de un millón y medio de partos en Estados Unidos. Las obesas muestran un 15 por ciento más de probabilidades que las que tienen peso normal en cuanto a que su bebé tenga alguna malformación cardíaca importante. La investigación confirma datos previos, que también indicaban riesgo aumentado de malformaciones neurológicas. Los defectos cardíacos son los más frecuentes entre los recién nacidos: afectan a más de dos por cada mil partos. A partir de estos resultados, los investigadores advierten que “prevenir las malformaciones cardíacas congénitas relacionadas con la obesidad tendría un importante efecto en la salud pública”. Extrapolando los datos a la Argentina, más de 170 chicos cada año podrían evitar nacer con daños cardíacos si se previniera la obesidad de las futuras mamás.
La investigación, llamada “Obesidad materna y defectos cardíacos congénitos: un estudio de población”, fue efectuada por un equipo de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos dirigido por James Mills, y se publicó en la edición electrónica del American Journal of Clinical Nutrition. Los investigadores examinaron datos correspondientes a 1.536.828 nacimientos que tuvieron lugar en el estado de Nueva York entre 1993 y 2003. De los bebés nacidos con defectos congénitos de corazón, excluyeron aquellos en los que se presentaban otras causas probables de malformación, como defectos genéticos o madres con diabetes.
Los científicos definen la obesidad a partir del índice de masa corporal (IMC), que se obtiene dividiendo el peso de una persona –expresado en kilogramos– por el cuadrado de su altura –expresada en metros–; así, una persona que pese cien kilos y mida dos metros tendrá un IMC de 25. Se considera madres obesas a aquellas que, al comienzo del embarazo, tienen un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 30; con sobrepeso, las que tienen un IMC de entre 25 y 29,99; con peso normal, IMC de 19 a 24,99; obesidad mórbida, IMC igual o superior a 40; bajo peso, IMC inferior a 19.
Para las mujeres obesas, el riesgo de que su bebé tuviera alguna malformación cardíaca resultó un 15 por ciento superior al de las mujeres con peso normal; para las muy obesas –obesas mórbidas– el riesgo por sobre las de peso normal llegaba al 33 por ciento.
“Nuestros datos muestran una fuerte asociación entre la obesidad materna y el riesgo de defectos congénitos de corazón. Esta asociación se hizo presente, no sólo para los defectos congénitos tomados en conjunto, sino para numerosos defectos cardíacos en particular”, destacan los investigadores.
En cuanto a las mujeres que, sin llegar a ser obesas, padecen sobrepeso, sus bebés “no presentan riesgo incrementado de defectos cardíacos, salvo para uno de ellos llamado tetralogía de Fallot”. En todo caso, “como el riesgo se incrementa gradualmente al subir el índice de masa corporal, las mujeres debieran tener en cuenta que un IMC normal es lo mejor para evitar el riesgo”, señalan los autores.
“Dado que la obesidad afecta aproximadamente al 30 por ciento de las mujeres estadounidenses en edad fértil, y que los de corazón son el tipo más común de defectos de nacimiento, estimamos que la obesidad podría dar cuenta de unos 1500 defectos adicionales cada año. Entonces, prevenir las malformaciones cardíacas congénitas relacionadas con la obesidad tendría un importante efecto en la salud pública”, advierten.
El año pasado, un equipo dirigido por Katherine Stothard publicó en el Journal de la Asociación Médica de Estados Unidos un trabajo según el cual “la obesidad materna se asocia con un incremento en el riesgo de anomalías congénitas”, entre las que incluían “defectos en el tubo neural (médula espinal), paladar hendido, hidrocefalia, acortamiento de los miembros y anomalías cardiovasculares”; sin embargo, el informe advertía sobre la necesidad de confirmar estos datos mediante “estudios poblacionales amplios”, que es precisamente lo aportado, para las malformaciones cardíacas, por la investigación en el estado de Nueva York.
Por lo menos un tres por mil de los nacidos vivos presentan anomalías estructurales, de las cuales las más frecuentes son las cardíacas, que afectan a 2,25 de cada mil recién nacidos; los defectos congénitos del tubo neural afectan al 0,68 por mil de los bebés. En la Argentina se registran unos 316.000 nacimientos al año –según datos del Ministerio de Salud de la Nación–: admitiendo que la obesidad afecta al 16 por ciento de las mujeres fértiles, el riesgo aumentado es de unos 171 bebés con malformaciones cardíacas cada año.
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