SOCIEDAD › LA PíLDORA ANTICONCEPTIVA CUMPLE MAñANA CINCUENTA AñOS
Hace medio siglo, la FDA aprobó una droga que era usada para trastornos menstruales para su utilización como anticonceptivo. Desde entonces, las mujeres pudieron planificar la maternidad
› Por Carlos Rodríguez
Mañana, 9 de mayo, se cumplen 50 años del anuncio oficial, en Estados Unidos, del visto bueno científico al Enovid –una droga que era usada entonces para tratar algunos trastornos menstruales– como eficaz anticonceptivo oral. Así nació lo que en Argentina y en los países de habla hispana se llamó la “píldora anticonceptiva”, un avance que contribuyó, en el mundo, a lo que se ha dado en llamar la “revolución sexual” de los años sesenta. Muchos han señalado, incluso, que fue la “revolución sexual femenina”, por la autonomía que le daba a la mujer de decidir el momento de ser madre o de no serlo. “La píldora fue un método anticonceptivo que liberó a las mujeres y a los hombres porque permitió que se conocieran los derechos sexuales y reproductivos. No fue sólo para la mujer, aunque sí permitió, en muchos casos, demorar una maternidad que muchas veces le impedía desarrollarse como profesional o como artista.” La opinión es de Mabel Bianco, presidenta de la Fundación de Estudios e Investigación para la Mujer (FEIM).
“Aunque había métodos anticonceptivos, entre ellos el preservativo, la píldora sacó a la luz un tema como la anticoncepción, que era una cosa oculta. En el caso de la Argentina, en esos años los gobiernos estaban a favor del crecimiento poblacional y la maternidad se fomentaba con ese criterio demográfico, sin tomar en cuenta los derechos individuales. En otros países, en cambio, el problema era frenar el crecimiento de la población. La píldora, en el caso nuestro, fortaleció el derecho de los individuos, que podían eludir ser sometidos a los deseos de los gobernantes”, aseguró la titular del FEIM.
Bianco cree que, en los sesenta, “hubo menos polémica de lo que generan ahora, por ejemplo, temas como el aborto legal. En las últimas décadas crecieron los fundamentalismos. En los sesenta, la sociedad aspiraba a tener mayores libertades”. Agregó, en el mismo sentido, que mucho antes “tampoco había generado tanta polémica el preservativo, porque en los tiempos en que la sífilis era una enfermedad muy extendida, nadie se oponía a utilizar un método que preservaba la salud”.
En la Argentina de los sesenta, la “píldora” fue recibida incluso con humor. El grupo Les Luthiers, en uno de sus primeros trabajos, presentó La Cantata de la Planificación Familiar, que advertía que mientras un “hombre prevenido vale por dos”, en cambio “una pareja desprevenida vale por tres”. La canción completaba la siguiente moraleja: “La confianza mata al hombre y embaraza a la mujer”. Por eso, afirmaba que “lo mejor para ser pocos” eran “las píldoras... anticonceptivas. ¡Everybody!”.
La historia oficial de la “píldora” comenzó el 9 de mayo de 1960, cuando la Agencia Federal de Alimentos y Drogas (FDA) de los Estados Unidos confirmó que Enovid, que ya era usada para evitar embarazos por mujeres bien informadas, tenía la aprobación de las autoridades sanitarias de ese país y del mundo. De todos modos, la venta al público en forma masiva recién comenzó el 18 de agosto de ese mismo año. La Enovid había sido sintetizada en 1951 por el químico Carl Djerassi, aunque se le atribuye su creación al doctor Gregory Pincus.
Lo único cierto, en todo caso, es que fueron dos mujeres las primeras que encararon la tarea de concientizar a una sociedad pacata de la necesidad de buscar métodos científicos de control de la natalidad. Una fue la enfermera estadounidense Margaret Sanger, quien durante su labor profesional había tenido contacto cotidiano con mujeres que deseaban ponerle límites a su fertilidad. La otra fue la escritora inglesa Marie Stopes, quien había escrito un libro en el cual se explicaban los métodos anticonceptivos preexistentes. El aporte económico al proyecto de la “píldora” lo aportó Catherine Mc Cormick, rica y feminista.
“Con la píldora no tenías que preocuparte de quedar embarazada, podías ir a la universidad y terminar la carrera, y luego estabas libre de hacer algo con lo que habías estudiado”, le dijo a AFP Susan K., una mujer que vivió esos tiempos de liberación y que pudo elegir tener a su primer hijo cuando cumplió los 32 años. “El embarazo no deseado era el mayor obstáculo de las mujeres jóvenes para obtener un título universitario”, confirmó Priscilla Murolo, de la Universidad Sarah Lawrence de Nueva York.
El psicoanalista, psiquiatra y docente argentino Leopoldo Salvarezza afirmó en una nota de opinión que la “píldora” debe ser celebrada como “un hito revolucionario de nuestro siglo”. Sostuvo que eso debe ser así porque a partir de su aparición “las cosas cambiaron radicalmente” porque la mujer “pudo adueñarse de sus deseos y pasar a decidir cuándo, cómo y con quién relacionarse sin tener que dar cuenta de ello a nadie”. Para Salvarezza, el acontecimiento fue “la ruptura con un pasado opresivo”.
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