SOCIEDAD › COOPERATIVAS DE ARGENTINA Y TAILANDIA LANZARON UNA MARCA DE ROPA LIBRE DE TRABAJO ESCLAVO
La marca no-chains fue presentada ayer, en forma simultánea, en Buenos Aires y en Bangkok, con el objetivo de promover el trabajo en condiciones dignas. Al acto local asistieron desde Madres de Plaza de Mayo hasta el arzobispo Jorge Bergoglio.
› Por Eduardo Videla
Ni la distancia, ni la diferencia horaria, ni el idioma fueron obstáculos suficientes para frenar lo que se venía gestando desde hace rato: el lanzamiento de una marca global de ropa producida por trabajadores costureros que lograron cortar sus vínculos con el trabajo esclavo. Los que dieron la puntada inicial fueron dos cooperativas, Dignity Return, de Tailandia, y La Alameda, de la Argentina, que tejieron una alianza hace dos años y ayer exhibieron su producto final en sendos desfiles, con imágenes de video transmitidas en vivo por Internet. La marca se llama no-chains y sus productos –por ahora solamente remeras– serán comercializados en locales de Buenos Aires y de Bangkok. El objetivo es sumar cooperativas de otros países. “A las nuevas formas de esclavitud que ha creado el capitalismo global, podemos responderle con una marca libre de trabajo esclavo para que se globalice la lucha de los consumidores”, dijo en Buenos Aires Gustavo Vera, titular de la Cooperativa La Alameda y uno de los mentores de la propuesta.
La presentación incluyó un desfile de modelos: una docena de trabajadores y militantes ingresó a la pasarela. Estaban encadenados y cada uno tenía una prenda con el logo de las marcas de ropa que suelen tercerizar la confección en talleres de costura clandestino, donde se somete a pésimas condiciones de trabajo a centenares de trabajadores, en su mayoría inmigrantes ilegales. Los y las modelos, durante el desfile, se liberan de sus cadenas, se quitan las prendas de marca y aparecen, debajo, los diseños de no-chains. Una cortina musical con el tema “Sin cadenas”, de Los Pericos, corona la presentación.
El desfile, en Buenos Aires, se hizo en el local de La Alameda, en Directorio y Lacarra, donde también funciona un taller de confección. El lugar se colmó de invitados, desde una delegación de Madres de Plaza de Mayo, encabezada por Celia de Prósperi, hasta el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, incluidos funcionarios de la Defensoría del Pueblo porteña, del INTI, el Ministerio de Desarrollo Social, legisladores y ex diputados, un funcionario del gobierno porteño y militantes del Movimiento de Trabajadores Excluidos.
En Buenos Aires eran las 10.30. En Bangkok, las 20.30. En la capital tailandesa, el desfile de modelos continuó al porteño, en la puerta de la Dignity Return, la fábrica que fue recuperada por sus trabajadores.
La cooperativa Dignity Returns (la dignidad regresa) se fundó en Bangkok a raíz del cierre de una fábrica de indumentaria en 2003. La cooperativa 20 de Diciembre-La Alameda surgió en Buenos Aires a partir de la crisis de 2001. Las dos organizaciones confluyeron, hace un año, en un encuentro convocado por el Centro de Monitoreo de Recursos Laborales, una ONG con sede en Hong Kong que nuclea a organizaciones de 17 países del sudeste asiático y que promueve lo que en esa región se entiende como “trabajo decente”. Con el acuerdo, las dos organizaciones dieron el primer paso para crear una “red global de trabajadores costureros”.
Los diseños de las prendas que ayer se presentaron fueron elaboradas mediante un mecanismo inédito: un concurso impulsado desde un sitio de Internet, en el que el jurado fueron los propios integrantes de las cooperativas.
A partir de ayer, la primera serie de remeras de la nueva marca está a la venta en locales de comercio justo de distintas ciudades. En Buenos Aires, pueden comprarse en el mercado de la calle Bonpland al 1600, en la cooperativa La Vaca (Hipólito Yrigoyen al 1400) y en el primer piso de la galería Bond Street, en Santa Fe y Rodríguez Peña. “El precio es de 55 pesos (o 15 dólares, para el exterior) pero para las organizaciones sociales va a haber un precio especial”, contó a Página/12 Tamara Rosenberg, encargada de comercialización del producto en Buenos Aires.
“Vamos a lanzar un nuevo concurso de diseños, con la idea de tener cuatro confecciones por año –agregó–. También pensamos producir jeans, que van a ser confeccionados por una de las cooperativas que trabajan en el polo textil del INTI, en Barracas.”
La difusión que tuvo la nueva marca en los meses previos –Página/12 adelantó el lanzamiento el 4 de abril– despertó interés en comercios del interior (Neuquén, Córdoba, Mar del Plata) y del exterior (Italia y Estados Unidos). “También hubo interesados en Tailandia, donde la cooperativa ya recibió pedidos desde Corea e Indonesia”, relató Rosenberg. Con el lanzamiento de la marca global, La Alameda –que ya tenía su propia marca– termina de cerrar el círculo que inició hace ocho años, cuando abrió un comedor en un local que estaba abandonado, el mismo que ahora les sirve de sede. Desde hace cinco años batallan en la lucha contra el trabajo esclavo, denunciando a los dueños de talleres clandestinos y a las marcas que los contratan.
Los fundadores de la tailandesa Dignity Report son ex trabajadores de la firma Bed and Bath, que fabricaba indumentaria para exportación, contratada por multinacionales como Nike, Adidas y Umbro. Allí trabajaban bajo un régimen de extensas jornadas laborales y hasta “les suministraban drogas para permanecer despiertos”, según cuenta el sitio de la cooperativa. Cuando la fábrica cerró, en 2003, fueron despedidos sin indemnización.
Ubicados casi en los antípodas, cada organización hizo la presentación en su idioma: el tai y el castellano, con la obligada mediación del inglés. Sin embargo, el trabajo en uno y otro lado puso en evidencia que hay entre ellos un lenguaje común.
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