SOCIEDAD › CóMO SE ORGANIZARON LOS FESTEJOS DEL BICENTENARIO, CONTADO POR LOS PROTAGONISTAS
Los responsables de la planificación y puesta en marcha de las diversas actividades por el Bicentenario ofrecieron una conferencia conjunta en la que aportaron nuevos detalles y anécdotas de una celebración histórica.
› Por Carlos Rodríguez
“El Paseo del Bicentenario fue la celebración más importante de la historia argentina”, aseguró ayer el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, quien justificó su afirmación diciendo que eso es así “por las seis millones de personas que presenciaron los espectáculos, por la cantidad de artistas, realizadores, productores y técnicos”. En una conferencia de prensa de la que participaron los principales hacedores de la conmemoración, el titular de la Unidad Ejecutora Bicentenario, Javier Grosman, dijo que el presupuesto total por los festejos de los 200 años “llega a 160 millones en todo el año y ya se ejecutó la mitad”. Grosman dio la cifra ante la pregunta de un periodista. Luego pidió la palabra Coscia, quien agregó, respecto de los gastos, que “el Bicentenario tuvo un costo de cuatro pesos por cada argentino, si se toma en cuenta que solamente en Buenos Aires participaron seis millones de personas”.
Grosman dijo que la “gigantesca estructura de coordinación” que hizo posible la realización de los actos “derriba el mito instalado que habla de la imposibilidad de un Estado eficiente”. Precisó que en las tareas organizativas participaron 1400 personas, la mayoría del plantel estable de “todos los ministerios”, más el aporte de “empresas privadas” dedicadas a la realización de espectáculos en lugares públicos. “El segundo mito que se derrumbó y que había sido planteado por (un sector de) la prensa, fue el de la participación de la gente. El pueblo argentino demostró que tiene motivos para festejar y por eso salió a festejar como lo hizo.”
El titular de la Unidad Ejecutora resaltó el hecho de que fue la celebración multitudinaria “con más bajo índice de accidentes”. Precisó que “el SAME tuvo que asistir sólo a 1300 personas. Los casos más graves fueron alguna quebradura, dos roturas de bolsa (de mujeres embarazadas) y un casi parto de apuro. En la madrugada del 26 (de mayo) nació una nena del Bicentenario a quien sus padres le pusieron el nombre Alma, en lo que parece un homenaje a la conmemoración”.
Grosman comentó que “todavía hoy, en la página oficial del Bicentenario, siguen llegando las felicitaciones. Hay 78 mil entradas por día”. Coscia recordó luego que el primer acto anticipado se hizo en abril de 2005 en la Antártida, con la inauguración de un cine que se llama Sala del Bicentenario. En la inauguración proyectaron el film Luna de Avellaneda, presenciado por “ocho coreanos” que participaban de una excursión. El secretario de Cultura dijo que, por directivas de la presidenta Cristina Fernández, los actos por el Bicentenario “tienen el carácter de una conmemoración y no de una fiesta, porque conmemorar significa hacer una contribución a la memoria colectiva. El festejo lo hizo la gente. La conmemoración fue fruto de una decisión política no partidaria, sino de pluralidad. Fue una conmemoración federal y latinoamericana”.
Grosman se refirió a los problemas que tuvieron que sortear los organizadores. Partió del hecho de confeccionar 33 mil acreditaciones para prensa e invitados. El Ministerio de Defensa se encargó del traslado de “locomotoras y trenes” y la empresa AYSA, en tres días, tuvo que hacer conexiones de agua potable y cloacas para que pudieran funcionar los stands gastronómicos de 25 organizaciones sociales”. El funcionario señaló que de los actos participaron “las 24 provincias argentinas y 21 países”. Los puestos fueron ubicados en una superficie total de 27 mil metros cuadrados, de los cuales 13 mil fueron destinados al público.
El propio Grosman mencionó las dificultades para conseguir, en Diagonal Norte y en la 9 de Julio, el espacio suficiente para que pudieran pasar los 53 móviles “de los más grandes que hay en el país” que se utilizaron para el Desfile del Bicentenario, realizado por el grupo Fuerza Bruta, con la participación de dos mil personas, entre artistas, militares, militantes sociales, pueblos originarios y extranjeros que viven en el país. “Necesitábamos un espacio de 12 metros de ancho, pero al doblar en la 9 de Julio, nos dimos cuenta de que ‘faltaban’ cuatro metros de gente que había superado las vallas. Aunque parezca increíble, sin generar ningún incidente ni queja, la gente volvió a sus lugares y se pudo pasar. Las aguas se abrieron (como en la cita bíblica) y todo se solucionó.”
Fue tal la colaboración del público que en un momento dado “entre 400 y 500 personas empujaron a uno de los enormes móviles cuando se detuvo y no había forma de hacerlo andar”. Pablo Baldini, productor de una de las empresas privadas que participaron en la realización de los actos, resaltó que “fue increíble el comportamiento de la gente”. Carolina Constantinovsky, del grupo Fuerza Bruta, dijo que armaron su espectáculo con “una estructura sin antecedentes en la Argentina y creo que también en el mundo. Hicimos 19 cuadros, pero nunca tuvimos un ensayo general. No había lugar físico posible, así que salimos directamente a la calle”.
Para que los móviles –algunos de hasta 15 metros de altura– pudieran moverse libremente, hubo que retirar de las dos avenidas “72 semáforos, 42 carteles de publicidad y hasta cinco plazoletas”. Otro momento difícil fue advertirles a los custodios de los ocho presidentes extranjeros que asistieron a los actos, acerca de que “se iban a escuchar explosiones y se iban a mover personas armadas, pero todo en el marco del espectáculo y sin riesgo alguno para la seguridad de los mandatarios”.
La reunión se hizo en la Sindicatura General de la Nación (Sigen). La presentación estuvo a cargo del titular del organismo, Daniel Reposo.
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