Por Horacio Cecchi y Raúl Kollmann

Un cofrecito y 408 manos izquierdas son los últimos elementos que concentran la atención en el caso García Belsunce. El cofrecito desapareció de la vivienda de María Marta tras el crimen. Las suspicacias aumentan porque dentro del cofrecito la víctima guardaba la llave correspondiente a una caja de seguridad que la Asociación Amigos de Pilar tenía en el HSBC. De todos modos, la misma asociación verificó que la caja de seguridad no tiene faltantes. Las manos corresponden a los habitantes del country. Hasta ayer, el fiscal pretendía comparar las huellas digitales de las 200 personas que pasaron por el velorio con la marca de sangre dejada por una mano izquierda contra una de las paredes de la vivienda, pero ahora decidió ampliar el registro a la totalidad de habitantes del country. Siguen aguardando el resultado del cruce de llamadas del entorno familiar de María Marta, donde se cifran algunas expectativas sobre la resolución del caso. También el de las pericias contables y el análisis del movimiento de cuentas en el país y el exterior. De todos modos, fuentes de la investigación aseguraron a este diario que las sospechas apuntan al círculo más cercano de la víctima y a la hipótesis del crimen pasional. Según esas fuentes, hoy se realizarían allanamientos.
El cofrecito es una pequeña caja fuerte de metal, que contenía una llave de una caja de seguridad del HSBC, perteneciente a la Asociación de Amigos de Pilar (ex Damas del Pilar) y que María Marta tenía en custodia. El cofre, según denunciaron desde la asociación, faltó de la casa de María Marta después del crimen. El hecho fue denunciado al fiscal Molina Pico. Pero integrantes de la asociación de beneficencia ya verificaron que en la caja de seguridad no hay ningún faltante, ni se registraron movimientos.
Página/12 pudo averiguar que la ausencia de la caja ya se conocía entre los allegados a María Marta días después de que el caso se desatara en la opinión pública, el 11 de diciembre pasado. “Alguien de la familia ya nos había comentado que faltaba esa cajita –reveló un conocido de la víctima–, apenas nos enteramos de que la habían asesinado a María Marta. Pero en ese momento nadie dijo que había una llave de seguridad. Pensamos que había papeles. Después nadie más habló del tema”. Esos datos aportan a la hipótesis que más alienta la familia: la que menciona al robo como móvil del crimen.
Aunque las consideran muy improbables, no se pierden las esperanzas de que la impronta de sangre que dejó una mano izquierda pequeña en una de las paredes de la escalera revele su pertenencia. Esa pertenencia, aseguran, de todos modos no señalaría al asesino. El fiscal, que había ordenado comparar las huellas digitales de las 200 personas que pasaron durante el velorio, ahora ordenó ampliar la muestra a los 408 habitantes del country. El chequeo se realizará con la base de datos dactiloscópicos públicos porque no se puede obligar a alguien no imputado a realizar el chequeo.
El fiscal recibió además un preinforme sobre los negocios de Carrascosa. “Por el momento no saltó nada raro”, aseguró a este diario un investigador. Por otro lado, fuentes judiciales revelaron que la SIDE trabaja sobre escuchas telefónicas pedidas por Molina Pico el 12 de diciembre pasado. Ayer, ese organismo entregó un preinforme sobre movimientos de cuentas locales de los familiares y no registraban anomalías. También, Aníbal Degastaldi, titular de la DDI de San Isidro, mantuvo una extensa reunión de cinco horas con el fiscal analizando los cruces de llamadas. Según fuentes del caso, hoy se realizarán allanamientos.
Entretanto, el vecino sospechado, Nicolás Pachelo, entregó un informe con membrete de la guardia del Carmel a este diario. Bajo el título de “Descripción de eventos”, aparece la patente del vehículo DFW 133, y los horarios: “Barrera de salida: 14.27. Barrera de entrada 17.37”. El informeconcluye con la última salida, el 30 de octubre a las 0.30. Esto significa que Pachelo estaba dentro en el horario del crimen. El hombre aseguró tener constancias de haber estado en un shopping de Capital alrededor de las 19. Y subrayó que en el Carmel “entra y sale cualquiera sin problemas. El informe dice que yo estuve tres días sin salir y todos saben que no es así”.