Los jóvenes se habían reunido en la casa de uno de los amigos, para hacer la “previa”, antes de ir a bailar. Uno de ellos, que aparentemente estaba jugando con un arma de fuego que sería del dueño de casa, recibió un disparo en la cabeza que le provocó la muerte. El episodio que, ayer, aún estaba siendo investigado por la policía, sucedió en Vicente López; una hipótesis sostenía que la víctima, el estudiante de fotografía Juan Ignacio Rosendo Burns, de 21 años, efectuó el disparo contra sí mismo sin saber que el arma estaba cargada. En la tarde de ayer, la investigación evaluaba los testimonios de los amigos de Burns y los resultados preliminares de la autopsia para establecer si, como se sospechaba, se trató de un accidente y no de un homicidio culposo.

La familia del joven admitió que el chico tenía la costumbre de reunirse con sus amigos antes de ir a bailar y que, en la previa, si consumía alcohol, “medio se perdía”.

El episodio ocurrió en mitad de la noche. A modo de previa, cinco amigos se reunieron en casa de uno de ellos, Mariano. Durante el encuentro, uno de los integrantes de grupo halló un arma de fuego que el padre del dueño de casa, integrante de una fuerza de seguridad, guardaba en un mueble. Mientras manipulaba el revólver, el joven Burns lo habría accionado de forma accidental y se hirió en la cabeza. Recibir el disparo le habría provocado la muerte instantánea, informaron voceros policiales.

“Mi hijo no va a volver más. Tenía 21 añitos, era un buen chico, trabajador. Todos lo querían”, declaró Norma, la madre del joven, al salir de la comisaría que interviene en el caso y donde ella y Antonella, hermanastra del chico, habían acudido para reconocer el cuerpo, mientras los testigos declaraban. “La policía me dijo que se mató. Sólo sé que mi hijo no va a volver nunca más a casa.” La mujer informó, además, que el muchacho “nunca había usado un arma”, pero que “cuando tomaba un poquito (de alcohol), medio se perdía”. Antonella, por su parte, contó que “a las cinco de la mañana recibí el llamado de la comisaría, donde me informaron que Nacho había muerto”. Luego, al transcurrir el día, “sus amigos me dijeron que quien manipulaba el arma cuando se accionó era Ignacio”.