Justo 72 horas fue el tiempo que Pascual Justino pasó atado de pies y manos en su casa de Rojas, luego de que un grupo de delincuentes lo dejara abandonado, maniatado tras robarle sus pertenencias. Cuando finalmente un vecino pasó por su vivienda, lo encontró deshidratado, en estado de shock y cubierto de picaduras.
Pascual Justino tomaba mate en la puerta de su casa en las afueras de Rojas, cuando vio a dos jóvenes que se acercaban por el camino polvoriento. Nunca imaginó que venían a asaltarlo a él, un productor rural de 72 años, de condición más bien humilde. Sin embargo, así fue. Los delincuentes, apenas llegaron a la entrada de la vivienda, comenzaron a increpar a Justino y pedirle dinero. Ante la amenaza, el productor les entregó los 150 pesos que tenía guardado, tras lo cual los dos jóvenes le ataron las manos detrás de la espalda, y luego los pies, y lo dejaron acostado en su cama boca abajo.
A partir de allí, todo fue un infierno para Justino. Con sus pocas fuerzas intentó arrastrarse fuera de su casa para pedir ayuda, pero el esfuerzo lo venció. Quedó tendido a metros de su casa, presa de los insectos. Tres días después, un vecino que pasaba a visitarlo lo encontró deshidratado y en seguida avisó a la policía, que informó que el anciano aún se está recuperando tanto de las heridas físicas como psíquicas que le dejó el incidente.