SOCIEDAD › MUCHAS MUJERES RECIBEN TRATAMIENTOS INNECESARIOS CONTRA EL CANCER DE CUELLO DE UTERO
Sólo las mujeres mayores de 25 años deben hacerse el test de Papanicolaou, recomienda la titular del Programa Nacional de Prevención del Cáncer Cervicouterino. Y únicamente las mayores de 30 tratar las lesiones de HPV.
› Por Pedro Lipcovich
El cáncer de cuello de útero presenta en la Argentina una paradoja: muchas mujeres, en riesgo, no reciben tratamiento, mientras que otras, que no están en riesgo, reciben tratamientos innecesarios y angustiantes. Así lo advirtió la titular del Programa Nacional de Prevención del Cáncer Cervicouterino, al anticipar a Página/12 los resultados de la más rigurosa encuesta sobre el tema, efectuada sobre mujeres del área metropolitana. La mayoría sabe que existe un virus llamado HPV; muchas saben que ese virus puede causar lesiones que, no tratadas, pueden hacerse malignas. Lo que pocas, y pocos, saben es que ocho de cada diez mujeres tienen o tendrán ese virus y que casi todas lo eliminan espontáneamente sin sufrir lesiones. El virus en sí mismo no es una enfermedad y no requiere tratamiento; sin embargo, no faltan médicos que ofrecen “tratamientos”, incluso invasivos, contra esa enfermedad que no existe. Lo que sí es necesario, para todas las mujeres a partir de los 25 años, es el test de Papanicolaou, que, éste sí, detecta las lesiones y permite tratarlas antes de que se hagan malignas. La investigación se presenta en el marco del lanzamiento del Instituto Nacional del Cáncer, que se inaugura hoy.
La encuesta incluyó a 1200 mujeres de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, en una muestra representativa de los distintos grupos sociales. Fue dirigida por Silvina Arrossi, quien, además de dirigir el Programa Nacional de Prevención del Cáncer Cervicouterino, del Ministerio de Salud, es investigadora del Conicet en el Cedes. Participó también el Centro de Estudios de Opinión Pública del Instituto Gino Germani de la UBA.
El 57 por ciento de las encuestadas dijo tener algún conocimiento acerca del virus del papiloma humano (HPV). De este grupo, el 78 por ciento piensa, erróneamente, que “el HPV se puede tratar”. Preguntadas acerca de qué tratamiento sería el adecuado, dan respuestas como “topicaciones”, “ácidos” o “medicamentos”. Otro concepto erróneo, presente en el 18 por ciento de las que habían escuchado hablar del HPV, es que este virus puede ocasionar “infertilidad” u otras enfermedades diferentes del cáncer o las verrugas genitales, que es lo que en verdad puede causar.
“El HPV no es una epidemia que debiera ser combatida: el 80 por ciento de la población entra en contacto con este virus en algún momento de su vida, y en el 95 por ciento de los casos el organismo lo elimina espontáneamente; en algunos casos persiste y, con el tiempo, puede producir una lesión precancerosa que, si no se trata, en 10 o 15 años se convierte en cáncer. El pico de incidencia de cáncer de cuello de útero se da entre los 40 y 50 años de edad. Es la primera causa de cáncer entre las poblaciones femeninas vulnerables”, explicó Arrossi.
Por eso, “la comunidad científica internacional recomienda no hacer el test de HPV en mujeres menores de 30. El virus en sí mismo no tiene tratamiento: lo que se trata es la lesión precancerosa; si hay virus pero no lesión, no hay nada que tratar”, advirtió la titular del Programa Nacional, y agregó que “el diagnóstico de HPV genera angustia en la mujer, y hay médicos que lo toman como base para hacer tratamientos innecesarios, incluso quirúrgicos”.
Lo necesario y suficiente “son los controles mediante el test de Papanicolaou, a partir de los 25 años de edad: pueden hacerse cada tres años, a partir de los dos primeros anuales consecutivos negativos”, es decir: “A los 25 años la mujer se hace su primer test de Papanicolaou; un año después, el segundo; si los dos dieron negativo, puede espaciar los siguientes a uno cada tres años”. Si el Papanicolaou da positivo, los resultados deben confirmarse mediante biopsia y colposcopia.
Además, “tal como recomienda la OMS, la mujer de menos de 25 no debe hacerse el Papanicolaou”, por motivos parecidos a los que llevan a no recomendar el test de HPV a las menores de 30. “En las menores de 25, las lesiones se eliminan espontáneamente en la mayoría de los casos; el diagnóstico genera angustia y propicia tratamientos innecesarios. El riesgo puede presentarse a partir de los 25 y, sobre todo, desde los 35 años. El mayor problema se plantea en las mujeres de más de 40 que no se acercan a los servicios de salud”, destacó la titular del Programa de Prevención del Cáncer Cervicouterino.
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