Algo más de 300 personas recordaron ayer el décimo aniversario de los Ocho Objetivos del Milenio. Lo hicieron en dos auditorios repletos, cada uno en una punta de la ciudad, para participar de sendos eventos locales con perspectiva global. En ambos casos, se trató de encuentros TEDx locales (la versión libre y en distintas ciudades de las conferencias que retoman la tradición de 25 años de los eventos nacidos en California) asociados a TEDxChange, el encuentro central de la jornada realizado en Nueva York bajo el lema “El futuro que hacemos”. En ambos casos, además, parte de la jornada consistió en la proyección en vivo de aquel encuentro central. Las diferencias entre ambos encuentros porteños radicaron en los horarios de convocatoria y la lista de oradores. Mientras que en Parque Centenario, el más tempranero, TEDx Buenos Aires eligió centrarse en el poder social y transformador de las asociaciones más improbables, desde el auditorio del Banco Hipotecario TEDx Río de la Plata se hizo hincapié en el impacto (no sólo local) de decisiones gubernamentales e individuales en cuestiones de salud, educación, vivienda y cambio climático.

Las dos series de intervenciones, a la vez, eran transmitidas en directo por Internet, igual que el evento neoyorquino. Eso explica que una misma convocatoria reuniera a la empresaria devenida filántropa Melinda Gates y la dirigente aborigen jujeña Rosario Quispe, el científico Hans Rosling y el museólogo impulsor de los clubes de trueque durante la crisis de 2001 Rubén Ravera, la activista feminista de Mozambique Graça Michel y el especialista en educación Juan Carlos Tedesco, por dar sólo algunos nombres.

En el auditorio de una sede de la escuela ORT, en Parque Centenario, las cien personas que accedieron por invitación tenían algo en común: su dedicación a la política, la gestión pública y la capacidad de realizar intervenciones, también, desde la sociedad civil. Ante ellos, la mañana comenzó con la charla de un dúo que sólo una realidad durísima pudo convertir en sociedad (y todo indica que de manera indisoluble): la dirigente indígena Rosario Quispe y el ginecólogo Jorge Gronda. Quispe, que sin haber hecho más que la escuela primaria fue candidata al Nobel de la Paz, puso palabras a una historia de testarudez, trabajo arduo y formación política que, en Jujuy, se convirtió en “Warmi Sayajsunqo”, la asociación con nombre quechua que en español se traduce como “mujeres perseverantes”.

Ella alguna vez, de muy jovencita, supo migrar de su pueblo natal a otras zonas de la provincia; “a los 15 trabajé de sirvienta, no me gustaba”. Volvió a migrar; aprendió a construir vínculos y redes sociales. “No tenemos límites, y lo más grande que hemos logrado las mujeres de la Puna es no tener jefes”, contó no tan en broma, al recordar también los avances que para la salud de sus coterráneas significó asociarse entre pares y hablar un mismo universo cultural.

Esa misma observación había hecho Gronda, quien reconoció cuánto había aprendido al reconocer que existía esa brecha, respetarla y saber tender los puentes que se pedían, en lugar de los que él hubiera evaluado como adecuados. La sociedad entre Quispe y él logró, entre otros indicadores tangibles, que bajara la cantidad de mujeres con cáncer de útero por falta de controles anuales, que accedieran a los servicios de planificación familiar, que pudieran acceder a servicios de salud dignos. Sólo una prueba: el Sistema Ser, ideado por Gronda, atiende actualmente 60 mil mujeres pobres de la provincia, realiza quinientas operaciones cada año.

Ravera, a su turno, recordó el fenómeno de los clubes de trueque en Argentina, poco antes de la crisis desatada a fines de 2001, y que se extendió unos años más. “Surgieron de manera rizomática, con una gran capacidad de despliegue”, describió, al tiempo que hiló las inspiraciones de aquellas redes, como las lecturas de Alvin Tofler. “¿Qué esperar de esta experiencia? –evaluó–. Fundamentalmente, el valor del cara a cara, que restablece la confianza.” Poco después, el diseñador Martín Churba y el dirigente piquetero y actual diputado nacional Toty Flores recorrieron los pasos que los llevaron a trabajar juntos en la Cooperativa La Juanita, cuya producción tuvo y tiene tanta resonancia que registra ventas en Japón.

En el microcentro, poco después del mediodía, las intervenciones de TEDx Río de la Plata se hicieron fuertes en indicadores de situaciones globales y en cómo los cambios podrían nacer de la unión de voluntades. La médica Magdalena Goyheneix relató episodios conmovedores de su experiencia como integrante de Médicos Sin Fronteras, poco antes de que la especialista en cambio climático Matilde Rusticucci explicara por qué –a nivel global– el devenir del clima es preocupante pero, también, cómo aún es posible incidir sobre ello: “Básicamente debemos trabajar sobre la mitigación” de sus causas y efectos, explicó.

Tal vez, la intervención más claramente política haya caído en manos del ex ministro de Educación y actual encargado de Planeamiento Estratégico y Evaluación educativa, Juan Carlos Tedesco. Los “desafíos nuevos” en educación, provocó, no deben ser ya los que enfrentaba la escuela en el siglo XIX. “Ya no es, como antes, que lo aprendido en la escuela y en la universidad va a servir muchos años. Ahora vamos a tener que educarnos toda la vida. El desafío de las escuelas es enseñar el oficio de aprender”, y más cuando ya no hay duda acerca de que la brecha digital deriva en un nuevo, y brutal, modo de exclusión y analfabetismo. La educación “es un pacto de la sociedad”, y por eso es preciso “hacer de ella esa variable clave en la ruptura del círculo de reproducción de la pobreza, y mucho más en el siglo XXI, que tiene puesto el centro en el conocimiento y la información. Para desempeñarse como ciudadanos es fundamental estar educado” porque “un proyecto educativo es un modelo de sociedad”.

TED es una sigla que significa “Tecnología, Entretenimiento y Diseño”. Las intervenciones de los oradores locales de ambos encuentros podrán verse online, en los sitios www.tedxbuenosaires.org o en www.tedxriodelaplata.org.