La mayor discusión que mantuvieron los mineros atrapados durante 70 días en la mina San José se suscitó por un tema para nada trivial: el sorteo de las dos camisetas del Barcelona firmadas por el delantero David Villa, el goleador de la selección de España campeona del mundo. Villa, hijo de un minero, había mandado el obsequio cuando se supo que los mineros seguían con vida 630 metros bajo tierra.

Los familiares de los mineros comenzaron a relatar detalles de la odisea que vivieron los 33 mineros rescatados, y la historia de las camisetas salió a la luz. Cuando los trabajadores atrapados supieron de la existencia de las dos camisetas de Villa, llegó el debate. En principio, una era para el futbolista del grupo, el ex jugador de la selección de Chile Franklin Lobos Ramírez, y la otra para sortear. Salieron de la trampa sin haberse puesto de acuerdo sobre el destino de la camiseta.

El fútbol se convirtió en asunto de conversación durante este período de angustia. Hubo polémicas, pero las más habituales versaron sobre fútbol: once de los 33 mineros son hinchas de la Universidad de Chile, el club más popular del país; los veinte restantes, de Colo Colo, que le sigue en popularidad. En este último caso, cada uno de ellos recibió una camiseta firmada por todos los jugadores del equipo del Cacique.

Omar Reygadas, el decimoséptimo de los rescatados, recibió a la salida de la cápsula que lo trajo a la superficie la bandera del Colo Colo, la que atrapó fuerte con sus manos y besó varias veces. Claudio Acuña, que salió en el puesto 26, fue recibido en la superficie al son del himno del Colo Colo, entonado por varios de sus amigos.

Quien se quedaba con los regalos de los equipos de fútbol que les llegaban a través de las “palomas”, unos envases cilíndricos por los que a diario se les suministraba a los atrapados comida, medicamentos y otros elementos, también era motivo de disputa. Lobos se quedó con su camiseta del Barcelona y conserva la restante hasta que se decida cómo sortearla.

En Barcelona, Villa admitió haber seguido en detalle el operativo de salvataje. “En general he seguido el rescate como todos, pero de alguna manera cuando has vivido este mundo lo ves de una forma más sensible porque sabes todo lo que significa y te vienen a la cabeza recuerdos de épocas anteriores”, destacó.

“Lo viví con incertidumbre, esperando que todo saliera bien –dijo a la página web del Barcelona–. Parecía que el dispositivo de rescate era perfecto, pero en estas situaciones siempre puede haber complicaciones. Soy feliz de que todo haya salido bien y que todos están ya en la superficie.”

La discusión sobre las camisetas les permitía a los mineros alejar pensamientos poco saludables en las profundidades de la mina San José. “Pensaban que se iban a morir de hambre y sed, de a poco”, señaló Doris Contreras, la madre de Pedro Cortez, el antepenúltimo minero en ser rescatado.