Mar 21.01.2003

SOCIEDAD

La fiebre del bronce cargó hasta con el busto de Gabriela Mistral

Fue un verdadero saqueo. La plaza Chile, en Palermo, quedó además sin las placas de homenaje a Neruda. Quejas en la embajada.

Sólo quedaron escombros y pedestales vacíos. Con tristeza, vecinos de la Plaza Chile y autoridades de la embajada de ese país descubrieron en la mañana de ayer que habían sido robadas varias de las piezas de bronce del parque, algunas de las cuales habían sido colocadas hace varias décadas. El sector bautizado como el Rincón de los Poetas fue el más castigado y quedó prácticamente vacío: el busto y tres placas de homenaje a la escritora Gabriela Mistral, y dos placas recordatorias a Pablo Neruda y a Vicente Huidobro fueron arrancadas del lugar que ocupaban, algunas de ellas, desde hace varias décadas. Como sucede con casi todos los robos o daños registrados en la ciudad en los últimos meses, “el valor histórico y artístico de cada una de las piezas está más allá de lo que cuesten el gramo o el kilo de bronce. Para nosotros y para la sociedad, su valor es irrecuperable”, definió la encargada de prensa de la sede diplomática chilena, Manola Robles.
Aunque aún no se pudo determinar cuándo ocurrió el robo, se presume que habría sido dentro de los últimos días y no en una sola etapa. Las autoridades diplomáticas lo descubrieron en la mañana de ayer cuando recorrieron la plaza lindera a la sede de la embajada, ubicada en Tagle y Avenida del Libertador, en el barrio porteño de Palermo.
El hecho sorprendió tristemente a todos, pero no es el primero que ocurre en la Plaza Chile. Hace algunos meses también fueron arrancadas dos de las placas que estaban colocadas en el monumento de mármol en homenaje a Bernardo O’Higgins, ubicado en el centro del parque, y que recordaban batallas históricas. También el año pasado había sido robado un recordatorio colocado por el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, en homenaje a los chilenos detenidos-desaparecidos en la Argentina durante la última dictadura militar. Aunque en este caso parece que en el furor de robar bronce para luego venderlo –delito que con la revalorización post-devaluación del precio de los metales se convirtió en una tendencia–, los ladrones no se tomaron el tiempo para verificar el material de esa placa, que era de granito.
“Es una situación penosa y muy dolorosa. Y ya se trabaja en restablecer las pérdidas de una plaza que es muy emblemática”, explicó ayer el embajador chileno, Jorge Arrate. En el “Rincón de los poetas”, ayer no quedaba rastro de quien fuera la primera Premio Nobel de Literatura en la historia chilena, en 1945: el busto de la escritora, donado por el Instituto Argentino-Chileno de Cultura en 1962, de unos 70 centímetros de alto y varias decenas de kilos, había sido arrancado junto a las tres placas que lo rodeaban. Frente a él, ahora sólo queda el busto del otro Premio Nobel chileno, Pablo Neruda, pero sin placa de referencia porque también fue arrancada. A pocos metros, un monolito que recuerda al poeta Vicente Huidobro completa el panorama que hoy muestra el lugar de homenaje a los poetas: sobre las placas que lo recordaban también falta la escultura en relieve de su rostro.
No muy lejos de allí, cerca del monumento a O’Higgins, un pedestal tiene inscripta la leyenda: “José Victorino Lastarria, grande amigo de Sarmiento y Mitre”. Sobre el monolito ahora vacío, desde hacía varias décadas podía verse el busto del educador chileno y enviado diplomático en Buenos Aires, también donado por el Instituto Argentino-Chileno de Cultura.
Apenas verificaron el robo, para el que habría sido utilizado un cincel y un martillo, las autoridades diplomáticas chilenas evaluaron lo ocurrido como “parte de lo que todos los días sucede” y se contactaron con la Dirección de Parques del gobierno porteño para intentar la recuperación de los objetos robados.
Este último ataque dejó a la Plaza Chile, lugar habitual en el que se festeja el Día de la Independencia chilena y se recuerdan las batallas históricas, casi vacía de referencias a su cultura y su historia. Sólo quedaron, por ahora y sin que nadie pueda asegurar hasta cuándo, algunas placas y el busto de Pablo Neruda, que lleva allí diez años. “Creemos queel busto de Neruda no alcanzaron a robarlo porque pesaba mucho. Lo perdonaron”, ironizó ayer Arrate.

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