SOCIEDAD
› EL FISCAL ESTUDIA CONTRADICCIONES EN LAS COARTADAS
Los agujeros negros de los Belsunce
Nadie pudo explicar con exactitud dónde estuvieron tanto Irene Hurtig como Carrascosa antes del partido. Bártoli asegura que al irse se cruzó con María Marta, pero su cuñado lo contradice.
Por Horacio Cecchi
y Raúl Kollmann
Tres baches en el tiempo sin explicación aparente convocan la atención del fiscal en el caso de María Marta. Irene Hurtig, media hermana de la víctima, fue la última en llegar a su propia casa, donde se habían reunido a ver el partido River-Boca la tarde del 27 de octubre. Ni su propio marido, Guillermo Bártoli, supo explicar esa ausencia. Carlos Carrascosa, marido de María Marta, se ausentó antes de iniciar la reunión del partido, y nadie puede explicar qué hizo salvo él mismo. Su ausencia coincide con la de Irene y ambos se incorporaron al grupo que veía el partido con escasos minutos de diferencia. Bártoli fue el último en ver con vida a María Marta: fue cuando se cruzaron en el camino. El regresaba a su casa en camioneta tras dejar a unos amigos a 50 metros del chalet de los Carrascosa, y ella volvía a la suya en bicicleta. Si bien no es evidencia, sólo él puede asegurar que estuvo haciendo lo que dice que estuvo haciendo. La otra persona que podría testimoniarlo está muerta. Y su declaración choca con la de Carrascosa, quien aseguró: “No se pudieron haber cruzado”. Además, existe infinidad de contradicciones: el médico Gauvry Gordon ya hablaba de tres orificios el 27 de octubre y un guardia sostuvo que María Marta se estaba separando de su marido.
Habrá que recordar que el 27 de octubre, al mediodía, en la casa de Sergio Binello (uno de los imputados) se organizó un almuerzo del que participaron el matrimonio Binello (Sergio y Viviana), Guillermo Bártoli, Carlos Carrascosa y María Marta. Alrededor de las 15.30, Bártoli invitó a su casa para ver el partido River-Boca. A él lo siguieron Sergio, Diego Piazza y su novia. María Marta, según todos los testimonios, fue a jugar al tenis con Viviana. Carrascosa salió en su camioneta. Nadie supo responder dónde se dirigió. Sólo Carrascosa declaró que “después de almorzar volvimos a casa. Mi mujer se cambió para jugar al tenis. Yo me quedé un rato más y fui a lo de Bártoli a ver el partido”.
Irene Hurtig, la mujer de Bártoli, recién se unió al grupo con el partido ya iniciado, entre 17.30 y 18. Durante su indagatoria, su marido no supo explicar esa ausencia. De la declaración de Irene surgen dudas respecto de su relación con María Marta. Al entrar a la casa no se integró al grupo sino que se recluyó en su cuarto, mientras que María Marta, que había abandonado el tenis por la lluvia, decidía retirarse: una hora más tarde tenía su sesión de masajes. La misma duda surge de la indagatoria de Bártoli: cuando Carrascosa regresa a su casa y encuentra a María Marta caída en el baño, el primer número al que se le ocurre llamar fue a la casa de Irene. Ella atendió el teléfono y recibió la noticia del supuesto accidente. Cuando el fiscal preguntó sobre ese hecho, Bártoli respondió textualmente: “Yo no hablo con Carrascosa. La que habla es Irene”. Para agregar dudas, Horacio García Belsunce (h) declaró que “Irene de ese día no cuenta nada”.
Pero además, el fiscal intentará determinar la validez de la declaración de Bártoli y su cruce con María Marta. Según lo que relatan los testimonios, al término del partido River-Boca llovía y Bártoli ofreció llevar a Diego Piazza y su novia a la casa de Piazza, a cuadra y media de los Carrascosa. A María Marta también le ofreció, pero ella desistió. En la casa de los Bártoli quedaron Carrascosa e Irene.
Bártoli partió en su camioneta y María Marta en bicicleta. Bártoli aseguró que la cruzó de regreso, le hizo un chiste a través de la ventanilla y siguió viaje hacia su casa. Nadie, salvo él, confirma que el encuentro ocurrió, y si ocurrió en el camino o en otro lado. Y el dato contrasta con el que da Carrascosa: “Salieron juntos, uno en la camioneta y otro en el auto (sostiene en lugar de la bicicleta). Uno son 157 metros y otro 400, no se pudieron haber cruzado porque fueron para el mismo lado”.
Para agregar más dudas al caso, Diego Piazza, que asistió a los médicos en el intento de resucitar a María Marta, sospechaba que el golpe recibidosemejaba a la caída de un quinto piso y no al choque con un grifo de una punta y aseguró que Gauvry Gordon ya había comprobado que tenía “tres agujeros. Voy al baño y miro el intercambiador de agua de la bañera que es puntiagudo y lo veo, no me pareció sucio, pero eso tiene una sola punta, me llama la atención porque es un coso solo y ella tenía tres agujeros”.
A estas dudas habrá que agregar los testimonios contradictorios sobre la autopsia, un altercado fuerte entre María Laura, hermana de María Marta, y Leila, esposa de Horacio, el pituto y la sospecha que instaló el médico Santiago Biasi: un vigilador le dijo que María Marta estaba en trance de separarse.
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