Mié 29.01.2003

SOCIEDAD  › UNA TESTIGO DESCRIBIO A LOS ATACANTES DE PALLARIA

Identikit para un joven asesino

Que los balazos hayan sido 15 no alcanza para descartar la venganza. Aunque los disparos recibidos por el empresario de la carne Domingo Pallaría se redujeron a la mitad cuatro días después del crimen, de 30 a 15 según trascendió ayer, sigue siendo una cantidad excesiva para un intento de robo frustrado que todavía nadie habría podido asegurar. Tampoco Miriam de Pallaría, la esposa del empresario y principal testigo del crimen, que ayer declaró por primera vez ante la fiscal del caso y repitió, según fuentes de la investigación, que su marido fue atacado sin que mediara palabra. En tanto, a pesar de que Pallaría fue acribillado a plena luz del día, hasta ahora sólo apareció un testigo del hecho con cuyo relato ayer se realizó el primer identikit de uno de los delincuentes que disparó y que no superaría los 20 años.
“Decís algo y te reventamos.” Esa fue la frase que antes de huir dijo uno de los asesinos de Pallaría a una vecina, hasta ahora la única testigo del crimen además de la esposa de la víctima. La mujer, cuya identidad no fue revelada, declaró ante la fiscal del caso, Fabiana Ruiz, que los delincuentes “estaban esperando” a Pallaría, que eran jóvenes y que uno de ellos usaba el pelo teñido. Con su relato ayer se pudo armar el identikit de uno de los agresores del empresario. Por la descripción hecha por la vecina que el sábado presenció el momento en el que cuatro delincuentes acribillaron a Pallaría dentro de su auto en la puerta de su casa de Villa Bosch, el joven sería el mismo que poco antes robó a un remisero el Volkswagen Polo, uno de los dos autos con el que el empresario fue abordado.
Más allá del identikit, ayer no surgieron nuevas pistas sobre los delincuentes y, según allegados a la investigación, la fiscalía no ordenó nuevos allanamientos después de que los tres realizados antenoche en Tres de Febrero y José Ingenieros no dieran resultados. En cuanto a los balazos que efectivamente recibió el empresario en la tarde del sábado cuando llegaba a su casa con su mujer y su hijo de seis años, allegados a la causa explicaron a Página/12 que la confusión habría surgido cuando “en un principio la policía contabilizó los orificios del cuerpo sin darse cuenta de que unos eran de entrada y otros de salida de las balas”.
A pesar de que ahora los investigadores vuelven sobre la hipótesis de un fallido intento de robo como móvil del crimen, una posible venganza no fue descartada. Una fuente policial consultada por este diario explicó que las armas utilizadas, que tienen un precio relativamente alto en el mercado negro, revelan un cierto grado de organización “que descarta de plano la hipótesis de un robo al voleo en favor del ajuste de cuentas”. En apoyo de la misma hipótesis, fuentes cercanas a la causa señalaron que el intento de robo que el empresario habría sufrido dos días antes de ser asesinado y que había evitado a tiros no habría sido tal, sino que podría haberse tratado de un apriete para intentar cobrar una deuda, versión que no fue confirmada ni desmentida por la policía.

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