La campaña fue planificada en términos proselitistas. Entre el sábado y domingo pasado, 150 mil militantes evangelistas barrieron 3.000.000 de hogares de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. A dos manzanas por pareja, los devotos de 3000 iglesias de la Alianza Cristiana Evangélica consiguieron armar el escenario de lanzamiento para Luis Palau, uno de los predicadores electrónicos que hace años se instaló en Estados Unidos y ahora arrasa multitudes en Latinoamérica. Palau es argentino, uno de los hombres que ha crecido al calor de la clase empresaria y política norteamericana. Ahora está en el país dispuesto conducir dos festivales del estilo rock latino y religioso al que sumará a Juan Luis Guerra. Estos días hará cenas con empresarios y líderes políticos. Hoy, a las diez, lo recibirá Eduardo Duhalde.
Palau comenzó a conocerse en el país muy tímidamente durante la década del `60 con la trasmisión de lo que sería con el tiempo el primero de los canales electrónicos de estas iglesias. Desde 1967 condujo durante una década una de las emisiones de Radio Colonia conocida como “Palau Responde”. Ese nombre se ha convertido en una especie de marca comercial. El programa ahora sigue emitiéndose en varios países de Latinoamérica y, según dicen sus voceros, también en Estados Unidos, donde vive desde hace treinta años.
Entre sus antecedentes existe un pasado de provincia. El telepredicador nació en el pueblo de Ingeniero Maschwitz de la provincia de Buenos Aires. Hijo un comerciante de la industria de la construcción y de una madre comprometida con la Iglesia Católica, fue instruido en el tema de la fe por la intervención de un inglés ejecutivo de la Esso del pueblo. Con el tiempo se trasladó a Córdoba, donde poco a poco fue abandonando un empleo como bancario para dedicarse completamente a predicar. Abrió el programa de Radio Colonia, se trasladó a la ciudad de Portland, en Oregon, y desde allí comenzó a darle aire a su propia plataforma. En 1978 creaba la Asociación Luis Palau y el Instituto Bíblico con presencia en Argentina, Canadá, Estados Unidos, Guatemala e Inglaterra.
Este conductor se ha trasformado de algún modo en referente de los grupos religiosos reunidos aquí alrededor de dos federaciones evangélicas que reúnen a unas 3.200.000 personas. Rubén Proietti es el vocero local de esa organización y ahora también el vocero oficial de este operativo retorno que viene preparándose desde hace un año. Los adscritos al método Palau trabajan desde comienzos del año pasado concentrados particularmente en las dos actividades fuertes que desarrollará el candidato. Las actividades son los dos megaencuentros –tal como los presentan– que se harán el viernes 31 y el sábado 1º en los bosques de Palermo.
Como invitado de honor, el líder carismático contará con otro carismático, Juan Luis Guerra. El músico dominicano no sólo participará en calidad de artista: Guerra es uno de los nuevos feligreses. En esa línea, el vocero también menciona a uno de los políticos que estuvo reunido estos días con Palau en el Sheraton, el hotel donde vivirá durante su estadía: Germán Kammerath, el ex funcionario menemista que conoció a Palau el año pasado durante los festivales que se llevaron adelante en la capital. Por aquel momento, Kammerath era jefe de Gobierno de la ciudad. “Después conoció nuestras oraciones y nuestros libros y poco a poco está comenzando a sentirlas como propias”, dice nuevamente Proietti mientras repasa mentalmente la lista de celebridades que andarán dando vueltas por el Sheraton durante estos días.
Entre los formalmente invitados está todo el espectro político. Desde Elisa Carrió a López Murphy. Entre los confirmados apenas existe un puñado. Los organizadores esperan para el sábado a la noche a Víctor De Gennaro, Marta Maffei y tal vez, si llega a tiempo, Lilita Carrió también forme parte del palco.
Para los que prefieren opciones menos masivas, el clan Palau preparó alternativas distintas. Esta tarde a las 17.30 habrá un Té para Damas enel Sheraton donde, según los organizadores, estará Cecilia Felgueras, en calidad de vicejefa de Gobierno porteño. “Y estarán otras mujeres que no serían las que irían a meterse entre la multitud de Palermo y no les parece ridículo ni extraño tomarse un té en el Sheraton”, dice el vocero.
Al día siguiente habrá otro de esos encuentros más personales en uno de los salones del hotel. Capacidad, 500 personas. Precio del cubierto, 50 pesos. Participantes: “Un creyente, un invitado, un creyente un invitado”, explica Proietti. Cada miembro de la organización llegará al Sheraton con un invitado de honor, es decir, o un empresario o un político o un líder de opinión. La cena es para ellos, y entre los comensales los organizadores cuentan a López Murphy.
Hasta aquí el programa más inmediato de uno de los predicadores que goza de mayor fortuna fuera del país que dentro. En la gacetilla de presentación, sus voceros se encargaron de enumerar una serie de características destacables. Entre ellas sus contactos con los líderes políticos norteamericanos. En septiembre de 2001, dicen, Palau fue uno de los 12 hombres convocados por el presidente George Bush (h.) para recibir apoyo espiritual después de los atentados. Con aquella visita, Palau se acercó a Bush, con quien luego se encontró en seis oportunidades. La base de su éxito –dice la presentación– consiste en esto: “Atrapar a su público al tratar las grandes cuestiones de la vida con un lenguaje sencillo”. Esa es la impronta que para algunos especialistas lo vuelve uno de los mejores estrategas del mercado religioso.