SOCIEDAD
Un intento de suicidio en vivo y en directo por un canal de televisión
Un hombre llegó a Crónica TV con un revólver en la boca porque su mujer lo había dejado. Hubo dos horas sin cortes. Al final, se disparó. Ahora está internado, a salvo. Críticas al canal.
”Váyanse porque voy a tirar ahora”, dijo Víctor Hugo y disparó. El hombre que durante más de dos horas pidió –en vivo y en directo– por el canal de cable Crónica TV que su esposa regresara al hogar con la amenaza de suicidarse finalmente gatilló el revólver. Las intervenciones de amigos y familiares para calmarlo y la tarea de los productores para encontrar a Gladys Sanguinetti, su ex mujer, habían pasado al olvido. La típica placa con enormes letras blancas se modificó en un instante: “Se disparó hombre porque su mujer lo abandonó”. Víctor había cumplido su advertencia inicial y una ambulancia del SAME lo trasladaba al Hospital Penna. Un especialista consultado por Página/12 consideró que fueron violadas todas las normas para un caso como éste (ver aparte). Al cierre de esta edición, el hombre estaba ya fuera de peligro.
Víctor Hugo había llegado al hall del canal de televisión, ubicado en Riobamba 280, con la intención de que su caso trascendiera el más puro ámbito doméstico. Según contó al aire, el miércoles de la semana pasada se despidió de su mujer como cualquier otro día. “Le di un abrazo y me fui tranquilo, pero cuando volví ya no estaba”, explicó. Gladys se habría ido de su hogar con otro hombre y él ya no soportaba esa ausencia.
El aspirante a suicida estaba sentado en un sillón con la compañía de una cronista de la emisora. Nunca despegó de su boca –los dientes siempre pegados, apenas un poco abiertos para hablar– el révolver calibre 32 con el que amenazaba matarse. Cerca de las 17.15, un comisario pidió que se retiraran los micrófonos para que Víctor tuviera “un diálogo fraternal con su hermano”. La charla fue privada, pero el sonido volvió al aire apenas finalizó.
Ni esta charla ni las muchas otras que se sucedieron en los más de 120 minutos que duró la odisea lograron que se apartara de su objetivo. Así desfilaron, en forma personal o telefónica, compañeros de trabajo y hermanos del protagonista. Para todos, la respuesta fue similar: “Mi vida es mi mujer, necesito que venga, no puedo más”. A esta altura, las ambulancias del SAME permanecían estacionadas en la calle y su equipo de profesionales de salud mental no accedía a hablar con Víctor, que sólo exigía la presencia de su mujer.
Afuera la policía había cortado el tránsito sobre Riobamba, pero, llamativamente, decenas de ¿curiosos? se agolpaban en las puertas de Crónica TV para seguir –más en vivo y en directo que desde sus casas– el intento de suicidio televisado. Unos minutos antes de las 18, se vio llegar a un grupo especial de la Federal que se instaló en la vereda, pero nunca ingresó al verdadero escenario. Según una versión, el canal lo impidió con el argumento de que no tenía orden judicial.
La transmisión nunca fue interrumpida por publicidad, pero a las 17.32 se insinuó una imagen del sorteo de la Lotería, con el audio de Víctor que contaba más detalles de su fracasada relación de pareja. Un poco después, un titilante videograph anunciaba que el 6271 había salido “a la cabeza de la bonaerense”. El hombre seguía desparramado en una silla, hablando casi de manera inaudible. Las promesas de que la mujer estaba llegando, las tratativas para hablar con una cuñada en Uruguay y el ofrecimiento de su hermano de ir a buscar a Gladys y convencerla de que volviera con él, se fueron desgastando. “Aunque sea que me llame, que me diga algo, bueno o malo, pero algo”, sollozó. La paciencia de Víctor se terminó a las 18.42. “Ya se acabó, ya basta”, dijo. Inmediatamente después del tiro y los primeros auxilios, otra cámara de Crónica TV mostró por un momento lo que pasaba en la calle. A las 18.48, ya estaban listos para repetir la imagen de Víctor cayendo al piso.
Subnotas