SOCIEDAD › JAPON ADMITIO QUE EL ACCIDENTE NUCLEAR ES MAS GRAVE DE LO QUE HABIA INFORMADO HASTA AHORA
La autoridad nuclear japonesa elevó de 4 a 5 el nivel del accidente de Fukushima, en forma retroactiva al martes. El máximo de la escala es 7. Las dramáticas tareas de mitigación.
Japón aumentó el grado de alarma nuclear en su central de Fukushima Dainii al nivel 5 –“accidente con consecuencias amplias”– con retroactividad al martes pasado. La rareza de una alarma “retroactiva” admite un retraso en el suministro de información: precisamente, la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) reclamó ayer de las autoridades japonesas “información más rápida y más detallada sobre la situación en las centrales nucleares”. Por lo demás, la IAEA diagnosticó que, si bien “la situación en Fukushima Daiichi continúa siendo muy seria, no ha empeorado” en la última jornada. La mayor preocupación se refería a una pileta de combustible nuclear que, fisurada por el terremoto, perdía el agua que se le inyectaba para proteger de las radiaciones. En los tres reactores dañados, 50 toneladas de agua arrojadas desde camiones habrían “alcanzado los objetivos”, según autoridades japonesas. Pero la principal apuesta sigue siendo la de reactivar los sistemas de refrigeración, en cuanto se complete la conexión eléctrica de emergencia que se logró hacer llegar el jueves. El lunes, la IAEA efectuará una reunión de emergencia; su director general pidió a los japoneses “compartir información, para calmar la angustia de la comunidad internacional”.
La alarma para los reactores 1, 2 y 3 de Fukushima Daiichi subió desde el nivel 4 –“accidente de consecuencias locales”– al 5 –“accidente de consecuencias amplias”–; el cambio es retroactivo al martes pasado, cuando se registraron dos explosiones. Para la pileta donde se deposita el combustible del reactor 4 se determinó una alarma de nivel 3 –“incidente serio”–, la misma que se asigna a la situación de los reactores en la central de Fukushima Dainii, a 11 kilómetros de distancia. Estos niveles se inscriben en la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES), cuyo máximo nivel, el 7, se refiere a catástrofes mayores como la de Chernobyl.
El miércoles, la Comisión Regulatoria Nuclear de Estados Unidos había advertido que la situación era peor de lo que reconocían las autoridades japonesas, que procurarían minimizar los temores de la población; en todo caso, la situación en Fukushima se considera más grave que el accidente de Three Mile Island, en 1979, al que se asigna nivel 5. La Autoridad Francesa de Seguridad Nuclear ubica el accidente de Fukushima en el nivel 6.
Yukiya Amano, director general de la IAEA –y ex diplomático japonés–, pidió a las autoridades de Japón “apaciguar, compartiendo información, la gran angustia que existe en la comunidad internacional”, ya que la situación es “extremadamente seria”.
Durante toda la jornada de ayer, siete vehículos especiales de las fuerzas armadas japonesas arrojaron un total de 50 toneladas de agua de mar sobre el reactor 3, uno de los tres que presentan problemas. Los vehículos se turnaban en rotaciones rápidas para minimizar la exposición a la radiación de sus operadores. Al cabo de la jornada se registró una leve disminución en el nivel de radiación: “Hemos alcanzado nuestro objetivo”, sostuvo un vocero del ejército. Se anunció también la llegada de 140 bomberos desde Tokio, con equipos que les permiten proyectar grandes masas de agua hacia objetivos en altura.
Entretanto continuaban en la planta los “Fukushima 50”, como bautizó la prensa a los 50 operarios que –soportando dosis de radiación que no se sabe cuánto ni cuándo afectarán su salud– procuran evitar el desastre. Otros trabajadores se incorporaron hasta totalizar más de 120, incluyendo a técnicos de otras empresas de energía nuclear.
En cambio, ayer se suspendió la participación de los helicópteros que el jueves habían arrojado agua sobre las centrales dañadas: dados los altos niveles de radiación, los helicópteros, para no poner en riesgo a sus tripulantes, sólo por muy breve lapso podían quedarse sobre el reactor, lo cual afectaba la precisión de sus descargas de agua.
En cuanto a la pileta de almacenamiento de combustible nuclear del reactor 4, las noticias no eran buenas: el agua que se le echó el jueves desaparecía rápidamente, lo cual subrayaba la probabilidad de una fisura, causada por el terremoto, en sus paredes de acero. En los últimos días no hay datos sobre la temperatura en este sector; a principios de semana, se acercaba al punto de ebullición. En contrapartida, la AIEA consideró “un desarrollo positivo” el hecho de que, mediante generadores diésel, se obtuvo electricidad para refrigerar las piletas de los reactores 5 y 6, que estaban a más de 60 grados; su temperatura normal es de unos 25 grados.
De todos modos, Tokyo Electric Power (Tepco), el operador privado de la central, destacó que su prioridad era restablecer, a partir de hoy, el suministro de energía eléctrica, a fin de “poner en marcha las bombas de enfriamiento de los reactores y llenar las piletas”. La empresa anunció que el primer reactor reconectado será el número 2, por ser el menos dañado por el terremoto: esto confirma que, por más que se restablezca la electricidad, es posible que los sistemas de refrigeración tengan averías que los inutilicen.
Por otra parte, si se admite que hoy en el mundo la sabiduría es atributo de los mercados, debe tomarse en cuenta que las acciones de Tepco repuntaron ayer un 18,79 por ciento, luego de caer 62,4 a partir del terremoto del viernes 11 (ver página 16).
El lunes, el Consejo de Gobernadores de la AIEA efectuará una sesión extraordinaria; en ella, Amano presentará las conclusiones de su visita a Japón, que finaliza hoy.
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