SOCIEDAD › DEBATE SOBRE EL FUTURO TRAS EL FIN DE LA CONCESIóN
El estado integral del Jardín Zoológico porteño vuelve a estar bajo la lupa luego del vencimiento de su concesión, en enero pasado. En la Legislatura porteña hay dos proyectos para determinar el futuro de ese espacio, uno de ellos del gobierno macrista, que impulsa una nueva licitación para su gestión por 20 años. Frente a este escenario, el diputado kirchnerista Franciso “Tito” Nenna presentó un pedido de informes en el que señaló que “la Legislatura debe revisar lo actuado durante la privatización”. En diálogo con Página/12, trabajadores del Zoo aseguraron que hay “una falta de inversión” y que “no existe una planificación integral” de sus actividades. Frente a este panorama, vuelven a escena las deficiencias detectadas por la Auditoría General porteña en 2008.
Nenna denunció “una ausencia del Estado”, por lo que insistió en revisar la concesión de la empresa Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE). Por su parte, el diputado Adrián Camps (Proyecto Sur) señaló que el estado del Zoológico es de “total decadencia: hay bienes históricos apuntalados con maderas, todas las calles rotas y la mayoría de los recintos sin identificación”. Algunas de estas deficiencias ya fueron detectadas por la Auditoría General de la Ciudad, en 2008. Sin embargo, Emilio Laugier, asesor del Consejo Directivo del Zoo y ex director del parque, replicó que el informe “es poco objetivo, tiene intencionalidad política y no es completo”.
La concesión venció el 31 de enero de este año, pero todavía no se sabe qué destino tendrá el Zoo. En la Comisión de Espacio Público de la Legislatura hay dos proyectos: uno del Poder Ejecutivo, que pide autorización para concesionar el predio por 20 años, y otro del diputado Camps, para que el Zoo vuelva a ser gestionado por la Ciudad. Ya hubo interesados en el llamado de licitación –uno de ellos sería la concesionaria actual–, pero aún no hay información oficial. El pedido de informes de Nenna hace hincapié en la necesidad de conocer la situación del Zoo antes de decidir su futuro.
Los trabajadores remarcaron que “sólo hay inversión” en ciertos animales promocionados para atraer público y en la parte recreativa del Zoo, dejando de lado lo educativo, la investigación y la conservación. Denunciaron el “estado ruinoso” de las instalaciones, que “no hay inversión” en conservación del patrimonio y, además, precisaron que “no hay grandes trabajos de restauración, sino sólo en áreas pequeñas”.
Mónica Capano, titular de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad, coincidió en que “hay un gran deterioro, no hay inversión, y se hacen intervenciones a contramano de lo que se considera preservación patrimonial, como pintar sobre la piedra”. Según consideró, “se atiende a la emergencia más que a la conservación”. Por su parte, Laugier informó que la empresa invirtió “un millón y medio de pesos” en esculturas, edificios y obras de arte desde 2005 hasta 2010. Desde la década del ’90, según precisó el asesor, el Zoo adquirió 73 especies nuevas y hay 660 ejemplares más. El último inventario del período julio-diciembre de 2010 registró 305 especies y 1980 ejemplares. “Está todo documentado. Hay un inventario al día”, remarcó.
En cuanto al cuidado de los animales, los trabajadores dijeron que “faltan pabellones adecuados” para las especies: “En jaulas donde debe haber loros, hay monos”, precisaron. En un petitorio presentado al directorio de la empresa en enero, al que accedió Página/12, hicieron una serie de demandas, entre ellas que “se lleve adelante un plan de manejo y control reproductivo de las especies y los ejemplares”.
Informe: Soledad Arréguez Manozzo.
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