SOCIEDAD › UN TRANSEXUAL DESPEDIDO DENUNCIA DISCRIMINACION
Un varón trans denunció que lo echaron de la obra social de empleados porteños a raíz de su orientación sexual. Antes, asegura, sufrió el hostigamiento de jefes y compañeros.
› Por Mariana Carbajal
Un varón trans denunció que fue echado de la obra social de los empleados del gobierno de la ciudad de Buenos Aires (Obsba) en el marco de un proceso de hostigamiento y discriminación por su identidad sexual que, asegura, venía sufriendo desde hace años. El caso está siendo analizado por el Inadi. La Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgtb) acompaña su reclamo. Un abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) lo patrocina. “Estoy luchando por mi reincorporación, quiero defender mi puesto de trabajo”, señaló a Página/12 Facundo Lauriante Pérez. Tiene 47 años y es jefe de familia: su padre jubilado y una hermana afectada por una profunda depresión están a su cargo. En la Obsba alegan que la causa del despido es una veintena de ausencias injustificadas que acumuló Lauriante en los últimos meses. Para la Falgtb habría otras motivaciones. “Hay una serie de indicios y actitudes de parte del personal de la obra social que nos dan a entender que existe una situación discriminatoria”, indicó a este diario Esteban Paulón, titular de la entidad.
Lauriante tenía veinte años de antigüedad como empleado administrativo de la Obsba cuando, el 21 de febrero último, le notificaron, a través de un telegrama, que había sido despedido sin derecho a indemnización.
Comenzó a trabajar en Obsba en 1990. Por entonces, su nombre era femenino, aunque su aspecto físico tenía rasgos masculinos, del mismo modo que su voz sonaba –como ahora– grave como la de un varón. “Mis compañeros me hostigaban, por mi aspecto”, recordó. En 1995 lo destinaron al Sanatorio Julio Méndez, de la obra social, en el barrio de Caballito. “Ahí me siguieron hostigando. Pero yo no hice ninguna denuncia por cuidar mi fuente de trabajo. En ese momento la cuestión de la diversidad sexual no era tan visible como ahora”, contó a este diario.
Lauriante lleva traje negro, corbata al tono y camisa blanca. Usa barba y bigotes. Por su aspecto, es difícil pensar que alguna vez lo llamaron por un nombre de mujer. Se define como intersexual. Contó que fue criado por sus padres como una niña, aunque él siempre se sintió un varón. “Yo no tuve la menarca como cualquier chica y entonces me empezaron a dar hormonas femeninas y se me feminizó el cuerpo. Pero yo interiormente siempre me sentí varón. Mi identidad sexual es masculina”, detalló. En 2000, cuando inició un tratamiento hormonal, pidió un cambio de sector en el Sanatorio Méndez “para evitar las burlas y el hostigamiento de algunos de mis compañeros, varios de ellos médicos”. Empezó a trabajar en la guardia.
Luego, Lauriante presentó un recurso de amparo en la Justicia para que le autoricen la reasignación de sexo y el cambio de nombre en el DNI. La sentencia favorable la obtuvo en 2006. Pero antes de contar con el fallo, un médico del hospital le recomendó que se hiciera una “reconstrucción pectoral”, una cirugía para extirparle las glándulas mamarias, en un sanatorio privado de Ciudadela. “La operación salió mal. Hubo una mala praxis. Y yo iba doblado de dolor a trabajar para cuidar mi puesto”, recordó.
“Recién en 2007 me sometí a otra operación en otra clínica privada y ahí quedé bien”, señaló. En 2009, finalmente, se sometió en una clínica platense a una intervención de reasignación de sexo. “Me costó 20 mil pesos y tuve que sacar un crédito para pagar. Tengo una cuota de 1000 pesos por mes. Sin trabajo, no se cómo voy a pagarla”, se angustia.
Por los problemas de salud de sus familiares, dice Lauriante, pidió un cambio de horario para entrar más tarde algunos días. “Me decían que no había problemas, pero después me enteré de que en los papeles me lo denegaban, con lo cual figuraba como ausente”, indicó Lauriante.
La versión de la obra social es otra. En diálogo con este diario, el director del hospital, Carlos Arrastía, justificó el despido: “Tiene entre 19 y 21 ausencias sin aviso, porque tiene muchos problemas familiares. Lo conozco desde siempre. No hay ningún tipo de discriminación. Se hizo con él lo que se hace con cualquier persona que falta reiteradamente sin justificación”, respondió.
Unos días antes del despido, Arrastía recibió a la vicepresidenta del Inadi, María Rachid, y a Paulón. La reunión había sido pedida por ambos para analizar el caso. En 2010, el empleado había hecho una presentación en el Inadi para denunciar situaciones de hostigamiento laboral y discriminación por su identidad sexual, que está en proceso de prueba. “Arrastía niega que se hayan dado situaciones de discriminación. Pero le explicamos que muchas veces quien no pertenece al colectivo discriminado no se da cuenta de que sus comentarios pueden resultar discriminatorios. Nos ofreció contactarnos con el gremio para hacer talleres de sensibilización en la temática para los empleados, nos dijo que se podría evaluar un traslado a otro sitio de trabajo. Y nos aseguró que estaba garantizada su relación laboral”, recordó Paulón.
Sin embargo, a Lauriante primero le notificaron una suspensión y a los pocos días lo despidieron. Ahora, con el patrocinio legal del CELS, iniciará un juicio para reclamar la reincorporación. Mientras tanto, tramita la emisión de una nueva partida de nacimiento, con el cambio de sexo y nombre, para poder luego gestionar el DNI que refleje su identidad sexual.
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