SOCIEDAD › A TRES MESES DE LA DESAPARICIóN DEL ROBINSON 44 Y SU PILOTO
› Por Carlos Rodríguez
“Se sigue trabajando, hay un equipo encargado de la búsqueda, pero hasta ahora todos los esfuerzos han sido infructuosos.” Una fuente del Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense le dijo a Página/12 que no hay “ninguna pista firme” sobre el helicóptero Robinson 44, comandado por el ex comisario Alejandro Ferzola, que desapareció hace hoy tres meses, durante un vuelo desde el Aeroclub de Brandsen hacia Santa Teresita. “El operativo de búsqueda quedó ahora en manos de la provincia; la hipótesis es que la máquina fue arrastrada hacia el mar por un viento muy fuerte. Se han hecho todos los esfuerzos por encontrar la aeronave y al piloto, pero hasta ahora no hubo avances”, explicó a su vez un vocero del gobierno nacional. La Prefectura Naval, que ha participado en los rastrillajes que se hicieron en alrededores de la Bahía de Samborombón, ya no está realizando actividades de búsqueda, según le confió a este diario una fuente de esa fuerza de seguridad. Mientras tanto, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ASNV), para la que estaba trabajando Ferzola al momento de desaparecer, dijo no tener “ninguna novedad, lamentablemente”.
El responsable del equipo que está al frente de la búsqueda, Leopoldo Ornass, director general de Servicios y Operaciones Aéreas del Ministerio de Justicia y Seguridad provincial, no pudo ser ubicado ayer para consultarlo acerca de cuáles son –si las hay– las tareas que se estarían realizando, todavía, para dar con la máquina desaparecida desde el domingo 2 de enero de este año. Las hipótesis son dos: la ya citada de la posible caída en el mar y la que indica que podría haberse precipitado a los humedales de Samborombón, un pantano donde, dicen los baqueanos, han desaparecido caballos e incluso un avión de la Armada, en 1983.
“Ornass, en los informes que brindó al Ministerio, señaló que la zona pantanosa de Samborombón, que tiene una extensión de 100 kilómetros cuadrados, es muy peligrosa porque cada cosa que cae allí desaparece y es prácticamente imposible encontrarla porque es un área llena de cangrejales y pantanos”, recordó una fuente del gobierno bonaerense. Ornass le había dicho a este diario que en 1983, cuando cayó el avión de la Armada, “se sabía el lugar exacto del accidente, pero nunca se lo pudo encontrar”.
Alejandro López Camelo, secretario de Seguridad de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, había aconsejado que la búsqueda se orientara desde las horas previas al despegue del helicóptero, para analizar las condiciones climáticas y el plan de vuelo. López Camelo estimó que el Robinson 44 es “una aeronave de baja intensidad y el día del accidente se registró una fuerte sudestada. A veces, la velocidad que desarrollan esas máquinas es inferior a la del viento que lo toma de frente y de esa forma son arrastradas hacia el río o hacia el mar”.
En los humedales de Samborombón se encontraron rastros de aceite, pero fue la única pista relacionada con el helicóptero. A lo largo de la investigación se recibieron falsas alarmas que llevaron a un infructuoso operativo en General Alvear. Se desecharon también versiones según las cuales en el helicóptero había una fuerte suma de dinero y que podría tratarse de un secuestro. Se llegó incluso a decir que el piloto había aparecido muerto de un disparo en la cabeza. Estela y Beatriz, la esposa y la madre de Ferzola, expresaron dudas respecto de lo ocurrido y criticaron la demora inicial en comenzar la búsqueda. Los hijos del piloto, Andrés y César, de 23 y 25 años, siguen –todavía– buscando a su padre, por su cuenta, con la ayuda de otros pilotos.
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