Jue 13.02.2003

SOCIEDAD

Casafús debió declarar sobre una extraña conversación con Victorica

El jefe de la Brigada Antisecuestros fue llamado a declarar. Romero Victorica contó que días después del crimen de María Marta le preguntó: “¿Usted también sospecha del marido?”.

› Por Horacio Cecchi

Angel Domingo Casafús, titular de la Brigada Antisecuestros de la Bonaerense y comisario por el momento en actividad, fue citado ayer a declarar ante el fiscal de Pilar, Diego Molina Pico, en calidad de testigo también por el momento. La citación obedeció, según informaron a Página/12 fuentes judiciales, a un hecho que se registró en la madrugada del 6 de febrero pasado. En ese entonces, el fiscal de Casación, Juan Romero Victorica, se comunicó con Molina Pico para comentarle la existencia de un testigo clave para el caso. Así fue que Molina Pico, Romero Victorica y dos instructores de la fiscalía ese día fueron en busca del informante. Pero no fue el testigo sino la conversación durante el viaje lo que aportó jugosa información: Romero Victorica comentó a Molina Pico que tras la muerte de María Marta, él mismo se comunicó con Casafús. “Horacito ya me llamó y yo me puse a su disposición”, recordó Romero Victorica la respuesta del comisario. “¿Y qué quiere decir ponerse a su disposición?”, le preguntó Romero Victorica. “¿Qué, doctor, usted también sospecha del marido?”, repreguntó el comisario. Ayer, como era previsible, Casafús negó todo.
En realidad, a ojos judiciales, la actuación de Angel Casafús dista mucho de parecer angelical. El año pasado, el comisario ya había sido citado a testimoniar sobre el embrollo generado tras una llamada de Horacito que grabó en letras de molde la histórica frase de “sacame la policía de encima”. El llamado tuvo lugar cuando María Marta ya descansaba en la cama matrimonial con cinco balazos invisibles en el cráneo, su sangre coagulada entre el inodoro y el bidet ya había sido parcialmente lavada, el agua sanguinolenta que llenaba el jacuzzi vaciada, el pituto 32 largo se sumergía en su hediondo destino escatológico y el doctor March ya certificaba la muerte natural de la víctima del grifo asesino.
También a esa hora, el vigilador Fernando Domínguez, de guardia en el perímetro externo del Carmel, vio avanzar una camioneta de la Bonaerense, por Petrel, la calle lateral del country. Dio aviso al puesto de guardia en la entrada. Pero en los monitores de la guardia no apareció nada. Es que el patrullero dio la vuelta en U y se perdió hacia otro destino. Qué fue lo que hizo dar la vuelta al móvil policial, es la pregunta que se hizo el fiscal y medio país. La otra mitad sospechaba la respuesta.
Cuando Horacito declaró como testigo y luego confirmó como imputado de encubrimiento, sostuvo que la llamada fue realizada el domingo por la noche. Sin embargo, Casafús dijo que recibió la comunicación el lunes. “Me acuerdo –dijo a Página/12– que estaba en mi despacho porque tenía traje, y yo uso traje de lunes a viernes.” Pero el juez de San Isidro, Diego Barroetaveña, dio por probado que el llamado al celular de Casafús fue realizado a las 22.57 del domingo. La contradicción ayer no fue aclarada ante Molina Pico, ya que Casafús insistió en que ocurrió el lunes.
Además, anteriormente Casafús había declarado que mientras escuchaba a García Belsunce levantó el Nextel y se comunicó con el titular de Investigaciones de San Isidro, Aníbal Degastaldi, a quien puso al tanto del hecho. Ayer, Casafús insistió en esa versión, con lo que todo indica que sobreviene un careo entre el comisario y el hermano de la víctima, aunque las pruebas existentes no resisten ningún otro análisis.
Pero no fueron estas dudas sino otras las que movieron a Molina Pico a citar a Casafús. Qué buscaba citando al comisario: el 6 de febrero pasado, el fiscal de Casación y amigo de Horacito, Juan Romero Victorica, se comunicó con Molina Pico. “Tenía contacto con un testigo que resolvería el caso –confió una fuente judicial a este diario–. Ese mismo día, Romero Victorica, Molina Pico y dos instructores de la fiscalía se dirigieron en auto en busca del providencial testigo que después resultó trucho. Pero lo más interesante del caso es que en el viaje, Romero Victorica comentó a Molina Pico su experiencia en las comunicaciones con Casafús.”
“Romero Victorica le dijo que había hablado con Casafús –continuó la misma fuente–. ‘Horacito ya me llamó y yo me puse a su disposición’, le contestó Casafús. ‘¿Y qué es ponerse a su disposición?’, preguntó Romero Victorica. ‘¿Qué, doctor, usted también sospecha del marido?’, le contestó el comisario.” Según la misma fuente, la conversación que escuchó Molina Pico de boca de Romero Victorica fue vertida en un acta, con la firma de ambos, de los dos instructores como testigos y del secretario de la fiscalía.
Ayer, Casafús negó todo. Cuando el fiscal le preguntó si el llamado de Horacito pidiéndole que retirara la policía fue realizado el domingo, Casafús insistió que el lunes. Según la misma fuente, el fiscal planteó que estaba probado que tuvo lugar a las 22.57 del domingo. “No me acuerdo –respondió Casafús–, yo estaba con lo de Echarri, puede ser que haya llamado para preguntar algo.” El fiscal entonces sugirió lo difícil que resultaba imaginar a García Belsunce preocupado por Antonio Echarri en pleno velorio de la hermana. “Es que tuve tantos llamados”, atinó a responder el comisario.
Eran las cuatro de la tarde cuando Casafús se retiró. Había sido citado a las 14 pero solicitó adelantar la audiencia una hora para eludir al periodismo. Había tiempo hasta las 16.30. A esa hora, la agenda decía “reunión, Amsterdam”.

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