Vie 14.02.2003

SOCIEDAD  › DOS DE CADA TRES ADULTOS BESAN HACIA LA DERECHA

Las inclinaciones del amor

La revista “Nature” publica el estudio de un científico que, a partir de observaciones públicas, descubrió una tendencia que se repite en el uso de piernas, ojos y oídos.

› Por Pedro Lipcovich

“Nadie me ha besado como me besas tú”, dijo ella, y él infirió que la chica sólo había intimado con gente que, al besar, vuelca la cara hacia la derecha. Es que ella era una muchacha con poca experiencia y él un científico como el profesor Onur Güntürkün, quien, en el último número de la prestigiosa revista Nature, anuncia su descubrimiento de que dos tercios de los adultos besan hacia ese costado. El investigador llegó a tal conclusión a partir de computar 124 besos en la boca que registró en lugares públicos, sin que las parejas besadoras se percataran de que estaban sirviendo a la ciencia. Seriamente, la investigación se inscribe en el estudio de la lateralidad: la tendencia a volverse hacia el lado derecho puede discernirse ya desde la vida intrauterina y la proporción de dos tercios se registra también en cuanto al uso preferencial de la pierna, el ojo o el oído. En cambio, en cuanto a las manos, sólo una de cada ocho personas es zurda, probablemente por efectos culturales.
Pocas veces un artículo de Nature comienza con una descripción tan personal: “Observé parejas besándose en lugares públicos (aeropuertos, estaciones de tren, plazas y parques) en Estados Unidos, Alemania y Turquía”. Güntürkün –profesor de biopsicología en la Universidad de Bochum, Alemania– desdeñó los besos en la mejilla por estimarlos más influidos por factores culturales. La idea de esa investigación se le había presentado durante una demora de varias horas en el aeropuerto de Chicago: empezó a comprender entonces que los aeropuertos, donde se encuentran seres amados de muy distintos orígenes y procedencias, son buenos para investigar hacia qué lado giran las cabezas en el momento de besar.
Su observación incluyó 124 besos, producidos por personas de entre 13 y 70 años. “La posición de la cabeza de cada pareja fue registrada en un único beso; en casos de besos múltiples, sólo el primero fue tomado en cuenta”, advierte el investigador. No se tomaron en cuenta los besos producidos por personas que cargaran objetos en sus manos, ya que éstos podrían haber inducido la inclinación hacia uno u otro lado.
“De las 124 parejas, 80 (64,5 por ciento) orientaron sus cabezas hacia la derecha, es decir, una proporción de aproximadamente dos a uno: esto indica que los adultos tienen una disposición a girar la cabeza hacia el lado derecho, como ya se había constatado en embriones y recién nacidos”, comunica Güntürkün.
Por otra parte, “el uso preferencial del pie, el oído y el ojo derechos se advierte en la misma proporción de dos a uno entre la población, lo cual aumenta la posibilidad de que estas tendencias puedan responder a la preferencia observada en cuanto a la inclinación de la cabeza”.
Sin embargo, “en cuanto al uso de las manos, la proporción de personas zurdas es de sólo una por cada ocho diestras: los orígenes de este rasgo pueden ser diferentes, o bien factores culturales pueden haber alterado una pauta original de un zurdo por cada dos diestros”, razona el investigador. En efecto y por ejemplo, hay muchos futbolistas “zurdos” que para escribir son diestros, y, como escribió (pero no en Nature) Juan Sasturain, “en la escuela el zurdo anda a contramano pero en el potrero nos agarra a todos a contrapié”.
Volviendo al beso, hay otra cuestión, fundamental, que tampoco escapó a la indagación científica: “Para besarse, hacen falta dos”, sentencia Güntürkün, y admite que “en rigor, la tendencia de los individuos no puede ser establecida a partir de observaciones de parejas”. Esta paradoja (que quizá no es otra que la del amor), ¿tendrá salida? El investigador de la Universidad de Bochum propone la siguiente: “Si la tendencia individual, como decíamos, es dos a uno hacia la derecha y si las uniones son al azar, entonces cuatro de cada nueve parejas van a ser besadoras a la derecha, una de cada nueve hacia la izquierda y cuatro serían mixtas”.
Sí, pero, aunque hoy sea el Día de los Enamorados o por eso mismo, vale hacer memoria sobre la experiencia de cualquiera: aquellos besos que noterminaban de funcionar bien, aquellos amores que se perdían sin que se supiera por qué ni cómo y que, hoy lo sabemos, no eran más que el desencuentro, irremisible, entre quien besa a la izquierda y quien besa a la derecha.

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